La medida del hombre es el desierto: Entrevista con Jorge Valdés Díaz-Vélez
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El poeta diplomático mexicano, nacido en Torreón, platicó con el escritor Julio César Félix sobre su obra poética y trayectoria
Por: Julio César Félix
Jorge Valdés Díaz-Vélez es un poeta y diplomático mexicano nacido en Torreón, Coahuila, en 1955. Su obra poética ha sido reconocida con el Premio Latinoamericano Plural, el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes, el Premio Internacional de Poesía Miguel Hernández-Comunidad Valenciana y el Premio Iberoamericano de Poesía Hermanos Machado.
El también fundador y director de la Casa de la Cultura de Saltillo, Coahuila platicó con el escritor Julio César Félix sobre algunos aspectos particulares de su obra, así como otros más generales de su trayectoria y proyectos.
Su obra se ha incluido, entre otras, en las antologías La poesía y el mar (Hiperión, Madrid, 2000); Cien años de sonetos en español (Hiperión, Madrid, 2000); Antologia della Poesia Messicana Contemporanea (Foggia, Italia, Sentieri Meridiani Edizioni, 2009), y Vientos del siglo. Poetas mexicanos 1950-1982 (UNAM, 2012). Parte de su obra ha sido traducida al francés, portugués, italiano, inglés y rumano.
Es Miembro distinguido del Seminario de Cultura Mexicana y del Sistema Nacional de Creadores de Arte.
Me encontré con este hermoso poema en el Periódico de Poesía de la UNAM, podrías platicarnos un poco de él. ¿Forma parte de un libro? ¿Qué tan importante es para tu escritura la imagen, la palabra, la evocación, el recuerdo del “desierto”?
Sur
La medida del hombre es el desierto.
El desierto y el hombre son lo mismo.
No hay ruta o soledades que le dicten
el pulso de las horas, no hay destino
en esa libertad sobre la arena.
Su palabra es el viento cuando vuelve
al sur del corazón envuelto en llamas.
Y es murmullo que habita su memoria.
Y es enjambre de estrellas en tus labios.
Y es la viva conciencia de estar solo.
Jorge Valdés Díaz-Vélez
“El poema que transcribes forma parte de un libro en preparación. En él he agrupado poemas que hablan del desierto como una entidad habitable no únicamente en la evocación, sino en la estética profunda de otras realidades históricas y culturales. En el poemario discurren textos donde se entrecruzan el desierto lagunero y el del norte de África, particularmente del sur de Marruecos, en cuya capital, Rabat, residí algunos años por motivos profesionales. Son espacios vitales que constituyen la cuarta parte de la superficie de nuestro planeta y en los que actualmente viven y sobreviven aproximadamente 500 millones de seres humanos”.
¿Crees que en estos tiempos aciagos hay que leer y escribir poesía? ¿Por qué?
“Nadie tiene obligación de escribir ni de leer poesía en estos ni en los tiempos futuros. Los lectores de poesía son pocos y sin embargo fieles a un género que requiere de su participación activa y de su capacidad de comprensión y disfrute. Dedicarse a la la inutilidad de escribir poesía puede ser considerado un acto de resistencia, de solidaridad y amor por el lenguaje”.
Sobre la luminosidad en tu poesía, en la expresión, ¿tendrá que ver con esa luminosidad de los cielos laguneros? ¿Podrías compartirnos algo sobre esto?
“Agradezco que percibas como luminosa la claridad con la que intento escribir cada línea, aunque las temáticas en ocasiones sean oscuras y por tanto algunos poemas tengan intrínsecas tonalidades umbrías en las cadencias de la métrica. Por otro lado, la luminosidad de los lentos atardeceres de mi ciudad natal forman parte de la memoria y de las imágenes de mi infancia, que además de destino, es soledad y asombro”.
¿Podrías comentarnos más acerca de esta idea de “la escritura de poesía como un acto de resistencia, solidaridad y amor por el lenguaje”?
“Escribir poesía no tiene relevancia en cuanto que ésta carece de fines utilitarios y mercantiles. Constituye una acción solitaria y solidaria que no reporta dividendos ni cotiza en bolsa. De ahí su valor para el autor y para el lector que puede encontrar resonancias estéticas e imágenes de belleza íntima que le remitan a su propia experiencia. El lenguaje nos define en la diversidad de su riqueza y, por breves instantes, nos une mediante el poema en un diálogo silencioso que se sobrepone al ruido del mundo. Un poema, escribió Eliseo Diego, es una conversación en la penumbra”.
Definitivo que sea un contraste de luces y sombras entre la forma y el fondo de los poemas: una expresión iluminada cantando la desolación del asombro ¿Qué poetas lees en estos meses? ¿Alguna recomendación de títulos y/o autores?
“Actualmente estoy leyendo a Joan Margarit. Su libro póstumo ‘Animal de bosque’ sería uno de los títulos de reciente publicación que recomendaría. Con frecuencia recurro a ciertos poemas de Rosario Castellanos, Jorge Luis Borges y Sharon Olds. Avanzo también en la lectura de ‘El Sócrates de Platón’ y de ‘El arte de la guerra’, de Sun Tzu”.
¿Por qué te fuiste de la Comarca Lagunera? ¿Cuál es tu relación actual con esta región y cada cuando la visitas?
“Salí de Torreón a los 17 años para cursar mis estudios profesionales, pero desde mi etapa universitaria siempre he procurado volver, aunque los regresos se han vuelto más bien esporádicos. Ahí visitaba a mis padres hasta su desaparición física y tengo muchos familiares y amigos con los que no he perdido contacto gracias a la tecnología audiovisual”.
¿Cómo combinas tus labores diplomáticas con la escritura de poesía?
“Durante 35 años me desempeñé como diplomático de carrera en 8 países y el trabajo cotidiano requería de una disponibilidad permanente que no reconocía fines de semana o días festivos. El servicio exterior es demandante de tiempo y esfuerzo profesional para cumplir las funciones que correspondan. Sin embargo, en esos años conseguí robarle horas al sueño para dedicarme a leer y a escribir en las horas altas”.
¿En qué proyectos de escritura te encuentras en estos momentos?
“Como lo mencioné al inicio, estoy preparando un libro que, entre otros aspectos, aborda la temática del desierto, la pertenencia a este ecosistema y su representación en el imaginario colectivo. Es un trabajo en proceso de escritura y de maduración aún inconcluso que necesita revisiones y decantación de algunos textos. A diferencia de la narrativa y el ensayo, la poesía es elusiva y no marca plazos de creación o entrega. Pero estoy en ello2.