Luis Jorge Boone ‘regresa a la sencillez’ con poemario ganador del Premio de Poesía Óscar Oliva
En entrevista con VANGUARDIA, el escritor monclovense ahondó en su proceso creativo y lo que le tomó la creación de este libro, reconocido por el ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez a través de esta convocatoria
“Uno en realidad siempre está escribiendo para tener dónde vivir en el futuro”, dice Luis Jorge Boone, pero no se refiere a generar un sustento económico, sino al camino creativo que lo lleva de una obra a la siguiente, casi nunca de forma lineal, y gracias al cual esta semana le otorgó el Premio de Poesía Óscar Oliva.
Otorgado por el Ayuntamiento de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, como un homenaje en vida al también periodista, locutor y promotor cultural mexicano, este galardón reconoció en su edición 2024 al poemario “Antiguas canciones” del monclovense.
En entrevista con VANGUARDIA, el autor explicó que es un texto sobre el cual estaba trabajando desde el 2017, aproximadamente, nutrido por las experiencias que le dejó “Bisonte Mantra” de 2016 y “Contramilitancia” de 2020.
“Más o menos en 2020 me quedó claro cómo iba a ordenar los poemas, qué recorrido iban a ofrecer, cuál era la lógica, cómo iban resonar unos tonos con otros, qué iba a acompañar a qué”, cuenta, “se lo di a leer [al editor] Iván Trejo, lo platicamos, me dio su lectura, me enriqueció muchísimo y pensé en los ajustes que le hacían falta. De ahí fueron otros tres años, cuando prácticamente el libro estaba en sus últimos ajustes. En 2022 bosquejé un poema y al final descubrí que era la última pieza que le faltaba”.
En “Bisonte Mantra” Boone había reconocido un “talante místico”, mientras que en “Contramilitancia” se había topado con “la caída de la fe, de las banderas, del abandono de ciertas ideologías, o de que vale la pena perderlo todo por una idealización”.
“Yo aprendí mucho de esos libros, creo que por eso escribo, porque me gusta aprender de cada cosa que escribo, no solamente la técnica, sino la experiencia, atravesar esos poemas, ver porqué los escribí”, comparte.
Explica que en su proceso un libro comienza a estar terminado “cuando ocupa un lugar en tu cabeza cada vez menor, eso quiere decir que ya está todo afuera”, por lo que ir cerrando con ambos proyectos le permitió establecer la propuesta del nuevo.
Lo que resultó, según palabras de Iván Trejo, fue un retorno a la sencillez, después de haber explorado el potencial de su lenguaje, de su poética, de sus capacidades para explorar y explotar el lenguaje.
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“Él me dijo que yo ya había demostrado cosas, que sabía echarme las maromas, manejar la orquesta, y aspirar a una cosa grande. Y cuando leyó ‘Antiguas canciones’ me dijo que yo había vuelto a una sencillez y que a él le gustaba mucho la sencillez de mis primeros libros. ‘Eres tú despojado, ya no tienes que brincar, ya sabes que el suelo está parejo’, me decía”, recuerda.
Así, considera que en este poemario se encuentran 30 años de experiencia en la poesía, pero decantados en las “primeras herramientas”, en lo más esencial de su trabajo como escritor.
“Antes me tardaba dos, tres años en hacer un solo libro, ahora me interesa agotar la experiencia, tiende a tardar más y tiendo a extender esos periodos de trabajo [...] He ido adaptándome a los tiempos de la experiencia, el proceso me gusta mucho y antes era como un deber y ahorita creo que es el centro de las cosas, escribir un libro y verlo cambiar. Eso se termina”, agrega.
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