Natalia Riazanova: el talento de Moscú que conmueve a México con batuta y violín
En entrevista con VANGUARDIA, Natalia nos contó un poco acerca de su vida profesional y sus aficiones como cualquier otra persona; nos habló del proyecto más importante que le ocupa en estos días, la creación de la Orquesta del Estado de Durango, así como de regresar al ensamble de jazz, que tanta satisfacción le produjo el año pasado
A México ha llegado un sinfín de propuestas cautivadoras de otras latitudes del globo terráqueo, en cuanto a arte nos referimos. Casi siempre, son opciones artísticas que vuelcan su atención y su amor por nuestro país, a tal grado que hacen de nuestro preciado ‘cuerno de la abundancia’, su segunda patria; tal es el caso de la virtuosa y talentosa Natalia Riazanova: la moscovita que llegó para hacer de México su segundo hogar.
En entrevista con VANGUARDIA, Natalia nos contó un poco acerca de su vida profesional y sus aficiones como cualquier otra persona; nos habló del proyecto más importante que le ocupa en estos días, la creación de la Orquesta del Estado de Durango, así como de regresar al ensamble de jazz, que tanta satisfacción le produjo el año pasado.
Natalia ha pisado un gran número de escenarios nacionales e internacionales, siendo el norte de México, la región donde más se ha desenvuelto como artista.
La violinista y directora de orquesta, poseedora además, de un gran sentido del humor y una amabilidad que deja ver cada que alguien se acerca a saludarla o platicar con ella, hizo énfasis en la importancia que tiene para un estudiante de música nuevo, la paciencia y disciplina, algo muy común entre la población de su natal Rusia. Asimismo, reconoció su gran cariño por la gente mexicana y las tradiciones indígenas que nuestro país alberga.
Próximamente estaremos escuchando más acerca de la importante música a través de festivales y foros artísticos, en los cuáles, hará gala de su carácter y su fuerza, así como de su simpatía, pero sobre todo, de su enorme talento.
¿De qué parte de Rusia es Natalia y cómo es ese lugar?
Soy de Moscú, capital de Rusia; es una bella ciudad con una gran historia y arquitectura, pero sobre todo, con una larga tradición en cultura y educación artística y musical, a la que yo pertenezco con gran orgullo. En el linaje de maestro alumno, soy bisnieta de Leopold Auer, que era un gran violinista austriaco. Y en dirección de orquesta y composición, soy bisnieta de Konstantin Mostras y Sergey Taneev.
¿Qué es lo que más disfruta Natalia al estar en un escenario?
El sonido de la sala llena. Esos momentos escasos cuando realmente se logra el equilibrio perfecto entre timbre, balance y fraseo de todos los instrumentos, aunado a la interpretación de los músicos, y cuando sientes que se logra el carácter de la obra y que estás interpretando la idea del compositor. Hablo del sonido, porque es en el silencio cuando puedes percibir la magia de las vibraciones de la sala llena y sientes que casi puedes palpar el mismo sonido, cuando se regresa a ti por medio de las vibraciones. Eso es lo que más puedes disfrutar y no siempre se logra.
¿Qué consejo puedes dar a aquellos estudiantes de música que apenas inician?
Lo más importante, creo, es estudiar con cabeza y tener disciplina. Así como no perder la paciencia y perseverancia. Eso es lo que yo aconsejo, sobre todo a los que estudian violín, cello, contrabajo. En cuanto al sonido, porque la cuerda se tarda muchísimos años en producir el sonido adecuado, no maullidos de gato, sino sonidos solidos con vibraciones adecuadas, con carácter tímbrico, perfecto, y movimientos de los arcos. Paciencia, perseverancia y disciplina, para estudiar diariamente, por lo menos, dos horas.
¿Cuál es tu periodo de música clásica favorito y por qué?
El romanticismo. Por dos cosas: es el periodo en el que se desarrolla al máximo el virtuosismo en todos los instrumentos: violín, piano, vientos, cello, viola, metales. Es cuando los compositores se vuelcan en virtuosismo en cada instrumento y el desarrollo al máximo de su técnica, y es cuando las orquestas crecieron al máximo; refinó el concepto de la figura del director orquestal profesional, al que yo pertenezco, que ya no era obligatoriamente compositor; ya el director se define como un músico más, con su profesión de dirigir, y se empieza a desarrollar la técnica de dirección de la orquesta.
¿Cuál es tu compositor clásico favorito y por qué?
Son muchos. No tengo uno, pero te puedo destacar algunos de mis favoritos: primero, ‘los tres B’, Bach, que sigue siendo el máximo compositor de las formas polifónicas, Beethoven, por revolucionario y Brahms, por la perfección de forma y estilo, y Chaikovski, por romántico, apasionado e intenso.
¿Qué cantante o banda de música popular/comercial es la favorita de Natalia?
Me permito hacer un ‘asterisco personal’: yo considero que en el siglo XXI es muy difícil tener un solo cantante o grupo favorito, tanto por gustos personales como por el acceso a información. Por ejemplo, antes tenías que ir a un concierto para conocer a un artista, y te guiabas por lo que se escribía en periódicos y revistas especializadas en crítica artística y musical. Pero ahora, a través de internet y las redes sociales tú puedes conocer la infinidad de propuestas artísticas de todo el mundo; la globalización nos lleva a tener muchísima información. Por lo tanto no puedes tener un cantante o banda favorita, los tiempos cambiaron. Pero, para mí, siempre fue así. Tengo muchos favoritos, según mi estado de ánimo o lo que pienso o dónde ando. No te nombro artistas populares rusos, porque no los conoces porque no han cantado en inglés. Pero, de conocidos en este continente, te puedo nombrar varios: Me encanta Los Panchos, Los Tres Ases, Pedro Infante, Pedro Vargas, Alejandro Fernández, Shakira, Natalia Lafourcade, Zaz (cantante francesa con estilo gypsy jazz), Juan Manuel Serrat, Lila Downs. En rock me quedo con Pink Floyd, Queen y Led Zepelin. También me encantan las grandes bandas como Oscar Piterson, Ella Fitzgerald, música de Broadway, Berstein. Bueno, esos son más o menos mis gustos en general.
En cuanto a próximos proyectos, ¿qué es lo que viene?
El nuevo proyecto que tengo, es la Orquesta del Estado de Durango, es una orquesta nueva que se formó en La Laguna de Durango, y tenemos cede en dos teatros: Teatro Centauro y el Alberto M. Alvarado, en Lerdo y Gómez respectivamente. Es una agrupación con nueva visión y planes de ser una nueva plataforma de trabajo profesional para los jóvenes que terminan como licenciados y maestros en música, que se iban y no regresaban porque no había dónde trabajar. Con esta orquesta estamos creando nueva fuente de trabajo profesional para los músicos de Durango. También tengo planes de retomar mi jazz ensamble con el que ya hemos presentado varios proyectos y participado en Festival de Coahuila, y ya les iré avisando si tocamos en Saltillo, para que nos acompañen.
¿Qué es lo que más te gustó de México?
La comida, los paisajes y la gente. En comida, sabores. En paisajes, colores y diversidad, y en gente, nuevas amistades y conocer nuevas tradiciones de los pueblos indígenas de Chiapas y Oaxaca. Me encantó Veracruz con sus tradiciones del puerto grande, con sus cafecitos de los portales. Acá en el norte también hay otro tipo de sabores y colores. Entonces, lo que más le gusta a la gente que viene a México, es su cultura; su comida, sus paisajes y, obviamente, la gente.
¿Es religiosa Natalia? O ¿en qué cree?
Mi religión es ortodoxa rusa y guadalupana mexicana. Con apertura podríamos decir, al Poder Superior, al Universo o energía, llámalo como quieras, pero hay cierta espiritualidad que va más allá de nosotros y eso se convierte en credo, en tus creencias, y también en tu percepción de la vida, siendo lo que te acompaña en momentos difíciles y momentos felices. También eso es lo que te ayuda a ‘bajarte del avión’ y que no se te suban los humos (risas).
¿Cuál es tu película o serie favorita?
El padrino, obviamente, Los Adams, Alicia en el país de las maravillas, Los Coristas, casi todas las películas de Almodovar, y de rusas, las basadas en obras de Dostoyevski y Pushkin. De series, Mad Men, Breaking Bad, Chicas del Cable, Velvet, Suite, Escándalo, How to get away with a murder y Big Bang Theory.
¿Algún momento curioso, gracioso o vergonzoso que hayas tenido en alguna presentación?
Bueno, ¡ha habido muchas! Pero, recuerdo mucho: tenía 21 años y tenía un concierto masivo, y me fumé un puro cubano que trajeron nuestros marineros antes de subirme al escenario. Y pues, en todos los solos de Lago de los Cisnes, etc, se me caían las notas del atril, así tal cuál, haz de cuenta que se escurrían como gotitas. Gracias a Dios que casi me la sabía de memoria, así que no la regué. Pero desde ahí, ya nunca volví a fumar puros cubanos (risas).
¿Qué crees que México debería aprender de Rusia y qué debería aprender Rusia de México?
México de Rusia: disciplina y compromiso, tanto en trabajo, como en relaciones familiares y de amistad. Además del concepto de honor, en palabra. Porque hay qué cumplir la palabra cueste lo que cueste y a veces aquí te prometen cosas y no las cumplen. Y Rusia podría aprender de México la capacidad de disfrutar la vida y vivir el momento. Además de la gran espiritualidad de las culturas indígenas y su visión del mundo; a mí me encanta y creo que se puede aprender muchísimo de eso.
¿Cuál ha sido la máxima satisfacción, hasta el momento, en la carrera de Natalia?
Pues, todavía no la hay. Creo que padezco la enfermedad del perfeccionismo. Casi nunca me quedo satisfecha, por más que tocas bien o estudias mucho… Como decía mi maestro, “La maldición de los dioses, es la inmortalidad; la maldición de un músico profesional, es nunca estar satisfecho con lo que estás haciendo”. Entonces, yo creo que aún no he tenido mi máxima satisfacción. Pero así, haciendo conciertos y música mexicana, y rescatando algunas obras perdidas, es lo que disfruto mucho… creo que seguiré disfrutándolo.
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