‘Retratos, bodegones y floreros’: Maki Barsaly ‘acepta’ su estilo en exposición
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El artista inauguró esta muestra en Oniria Resto-bar, su primera exhibición individual, donde comparte su manera de hacer arte luego de un largo proceso para darle valor a su obra
A veces, para los artistas visuales, tener un estilo propio es más una cuestión de aceptarlo que de encontrarlo. O al menos esta es la experiencia de Maki Barsaly, quien con su exposición “Retratos, bodegones y floreros”, que estará hasta mediados de noviembre en Oniria Resto-Bar, le pone fin a una inseguridad que estuvo por acabar con su carrera como artista.
La muestra consta de 15 piezas cuya composición toma inspiración de la ilustración que se utiliza para los cómics y el género del hip-hop, y aunque no tiene ambiciones discursivas muy grandes, como comentó el creador en entrevista con VANGUARDIA, sí guarda ciertos significados.
“Para mí es varias cosas la exposición. Podría ser un homenaje a estos tres conceptos que son muy comunes en los talleres de arte, cuando apenas estás empezando. Decidí que fuera de esta forma porque quiero hacer una trilogía de exposiciones, y quería que la primera tuviera algo significativo, pero que tampoco fuera algo tan complejo y sesudo; no quería nada muy pesado conceptualmente”, señaló.
Las imágenes que se pueden observar en la muestra, y que están a la venta, son a su vez producto de la observación de su entorno cotidiano. Nos contó, por ejemplo, que los motivos florales “tienen cosas relacionadas con la barbería [en la que trabajo]”.
“Me ha tocado lavar esas, sacarlas, acomodarlas, y como que son plantas muy largas, entonces me gustan estas formas extrañas, que tienen mucha onda y quería practicar un poco con ese tipo de composición y con las líneas más curvas, ya que creo que había estado dibujando muy tieso, muy rígido, entonces ahí jugué con las composiciones”, comentó.
A pesar de que en estos momentos su búsqueda es principalmente técnica y estilística, hay obras en las que no pudo evitar darle un poco más de simbología al contenido, pues, de hecho, su estilo nace de cierta forma desde su experiencia y se expresión personal.
“En los cuadros hay mucho el elemento de la calabaza deformada, que personalmente es así como mi cabeza pensando; antes dibujaba monos como deformes, entonces cuando me sentía estresado, me imaginaba que parte de la cabeza era donde sentía más saturación y eso es lo que dibujaba yo en las ámpulas y arrugas”, dijo.
“Esta pieza [‘Castración’] tiene una figura ahí que es como un cuadrado, con una nota en blanco, viene un cigarro que está despedazado abajo y hay como unas uvas rojas. El concepto de castración se puede entender como en las relaciones, cuando la morra lo está privando de ciertas actividades, entonces a mí después de que me dio COVID y me siento muy mal. Y fumar es algo que me gusta mucho hacer. Y por eso siento que el COVID me realizó una castración con el tabaco”, agregó
Las uvas se relacionan con lo que su bisabuelo, con quien comentó que tiene muchas similitudes, vio en las radiografías cuando le diagnosticaron cáncer de pulmón “como muchos racimos de uvas”, lo que le remite a su propio miedo de las consecuencias que tendría por fumar, “que termine heredando eso también de mi bisabuelo”.
Aceptando su estilo
Maki nos contó también cómo esta exposición representa un momento en que ya no va a desvalorizar su propio trabajo, luego de un periodo que surgió a partir de sus estudios en la Escuela de Artes Plásticas Prof. Rubén Herrera de la UAdeC, en la que llegó a considerar que si no podía dominar la técnica realista al pie de la letra no podría iniciar a crear “su estilo”.
“A mí siempre me han gustado mucho las caricaturas, las líneas que tienen los dibujantes de cómics, las ilustraciones que yo veía en los flyers de toquines de ska, los estampados de las playeras, de las patinetas. Entonces siento como que mi línea siempre ha estado encaminada a eso; recuerdo que cuando estaba más chico decía que mi sueño era diseñar portadas de disco para bandas de ska, o de punk o de rap. De hecho ya hice algo de eso”, recordó.
“Siento que a veces la ilustración está un poco desvalorizada. Cuando platicaba de la exposición me preguntaban si iban a ser bodegones de óleo. Te imaginas algo más tradicional. Pero mi línea se ha ido desarrollando por la ilustración; me acuerdo que hubo un semestre en que estuve muy trabado con que no sabía qué hacer para mis últimos proyectos y por esas fechas estaba haciendo ilustraciones porque vi el documental de Gorillaz que se llama ‘Banana’, entonces, ver los videos donde sale Jamie Hewlett dibujando, en un estudio super grande, ver por primera vez estos cómics de ‘La Chica del Tanque’, todo eso me motivó. Yo la neta me quería salir de la escuela, porque siempre infravaloré la ilustración que yo mismo hacía. Sí hacía un monito, pero como no es realista, entonces un día me dije, voy a hacerlo así como me gusta, y desde entonces dibujo tranquilo, y hasta me caen más pedidos de eso que de realismo”, agregó.
Ahora, con “Retratos, bodegones y floreros”, considera que ya pudo demostrarse a sí mismo que puede hacer arte sin recluirse en estándares y cánones que no van con su persona, y que a partir de ahí puede y se ha desarrollado mucho más como artista.
“Quisiera exhortar a los demás artistas saltillense a que armen su propia exposición. Yo sé que hay como colectivos, o que la gente expone sus trabajos de la escuela. Pero yo sí invitaría a la comunidad, porque conozco artistas bien cabrones y está chido el Instagram pero nunca se va a comparar a ver una pieza en vivo”, concluyó.