Carlos Conde, asegura, ya hizo todo lo que tenía que hacer sobre el escenario. En más de 3 décadas de trayectoria interpretó de manera magistral a cientos de personajes en las óperas más importantes del mundo; se presentó junto a Plácido Domingo y Luciano Pavarotti y cantó en algunos de los más prestigiosos teatros del mundo. Y aún así, volverá a interpretar un rol que lo consolidó como artista, para cantar junto a sus alumnos en Saltillo.
El barítono puertorriqueño se ha dedicado a formar y posicionar las nuevas voces de la ópera internacional durante los últimos años. Esto le ha permitido colaborar en México con proyectos como la Sociedad Internacional de Valores de Arte Mexicano, la Fundación Cuervo y el México Opera Studio y la semana pasada estuvo en la capital coahuilense para entregar toda su energía, conocimiento y amor a los miembros de la Compañía de Ópera de Saltillo.
“Vengo trabajando con el talento mexicano desde hace un tiempo y he tenido la suerte de estar en 18 de los 32 estados del país. El año pasado trabajé en Chiapas, Oaxaca, Aguascalientes, Baja California y con mucha emoción puedo decir que lo que se está logrando aquí, con la Ópera de Saltillo es un modelo de éxito, que deben emular todas las compañías”, comentó en entrevista con VANGUARDIA.
El maestro explicó que este modelo consiste en una organización piramidal, donde hay un grupo de solistas que fungen como profesores del coro y a su vez tienen maestros que les permiten seguir solidificando su nivel. Conde estuvo en Saltillo continuando la preparación de dichos solistas, aunque también pudo trabajar con sus “nietos”.
“Son los estudiantes de mis estudiantes y eso es bonito, es una dinámica muy linda. Trabajar con los estudiantes de primer nivel, y trabajar con sus estudiantes, que me vean cómo adapto las filosofías para cada nivel. Es como estar en una comunidad musical donde cada uno tiene su rol y cada uno aporta lo que debe aportar”, expresó.
“Veo mucha calidad y yo podría vislumbrar que la próxima exportación de cantantes principales, de los cuales Europa se va a nutrir, sí va a tener el sello de Saltillo”, aseguró.
Un cantante internacional en el Teatro de la Ciudad
Conde, quien fundó hace unos años la compañía cc-performing arts, donde ofrece consultoría en Australia, Sri Lanka, Austria, Italia, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos y México, se unirá a sus alumnos cuando presenten al público saltillense “La Bohème” de Puccini en julio, en el rol de Colline, en el marco de la Fiesta Internacional de las Artes Saltillo 447.
“¿Por qué hacer el Colline si ya lo hice hace 30 años con Pavarotti? Porque en Saltillo mis estudiantes estarán en los papeles principales, por si algo les pasa –dice entre risas–, yo me viro, hago el ruido y digo que fueron ellos. Canto con ellos, estoy pendiente, y que me vean en la disciplina. No solamente como el maestro que se sienta detrás del piano, sino maquillándome, vistiéndome y que puedan ver ese proceso, que a mí también me sale flema, que también me pongo nervioso, que me vean en el rol de colega. Eso es bonito”, compartió.
Compartir el escenario con sus alumnos es una de las principales razones que lo han llevado a cantar en público en años recientes. Así sucedió hace poco en San Francisco y pronto sucederá aquí.
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¿Cómo sostener un proyecto así?
Su experiencia como cantante y maestro le ha permitido conocer incontables compañías, colectivos y grupos de ópera en todo el mundo. Con la seguridad que esto le permite, Conde señaló que una iniciativa como la Ópera de Saltillo solo podrá prevalecer si cuenta con apoyo del gobierno.
“Ahora mismo estuve en Tijuana, presenciando cómo cerraba una corporación sólida que era solamente llevada por un patronato. El patronato es importante, pero el brazo de apoyo que puede ofrecer el gobierno es sólido”, dijo, “el hecho de que tengan ese apoyo genera perpetuidad, una constancia, hace que los siguientes gobiernos no lo vean como una idea pasajera. Se empiezan a convertir en un patrimonio del pueblo y de la ciudad”.
Es la primera vez que un proyecto así forma parte del presupuesto de un organismo a nivel estatal, en este caso el Instituto Municipal de Cultura de Saltillo, pero a su vez es resultado de un esfuerzo de años desde lo independiente por impulsar la producción y calidad operística en la ciudad.
“Yo la veo saludable, veo el camino de sustentabilidad y sostenibilidad con raíces sólidas. Y cuando vean la cosecha, en la medida que podamos exportar el primero, eso le va a dar mucha más solidez. A eso vengo yo”, recalcó.
¿Cómo atraer al público?
Sin embargo, la calidad de una propuesta artística no garantiza su éxito en términos de público. La Ópera de Saltillo ha llenado teatros con entradas gratuitas, pero aún hay recelo sobre cobrar por esta expresión al público local. El consejo de Conde es mirar sin prejuicio a quienes mueven masas y aprender de esos fenómenos.
“Pensemos en Bad Bunny y Peso Pluma. Nosotros los ‘sapientes’ somos muy rápidos, demasiado rápidos, para decir en una opinión ‘esa gente no canta, ‘cómo es posible’, ‘son vulgares’, pero no nos preguntamos por qué millones pagan miles de pesos para verlos. Y nosotros con todos nuestros doctorados, y nuestros Pavarotti y nuestros Plácido Domingo, se nos hace difícil que vaya gente con los boletos regalados”, dijo.
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“Yo creo que antes de estar criticando nos tenemos que sentar a estudiar el fenómeno y ver qué hay en esa presentación que tiene tanto atractivo para el público. Y ver si mi arte puede tener ese mismo atractivo. Empezamos por la empatía, por el acercamiento, por la idea de que el público crea que puede hacer lo que uno está haciendo”, explicó, “bájate de esa silla donde crees que por alcanzar un do sobreagudo estás más cerca de Dios y acércate a la gente y enséñales que eso es una cosa que se puede hacer [...] Lo que le falta a la ópera es crear un sentido de comunidad”.
Calidad mexicana
Con todos estos retos, quien también fuera maestro recurrente del Encuentro Operístico Artescénica, que congregó a cientos de docentes de talla internacional y a alumnos de toda América Latina –algunos de los cuales lanzaron sus carreras gracias al mismo– en Saltillo, considera que en nuestro país hay mucho potencial.
“De todos los sitios en el que mejor se hace arte por el talento que el sitio provee es México. ¿Maestro, qué diantres hace usted en México? Me preguntan; americano, con permisos europeos, con acceso a Japón. Porque en México están los mejores instrumentos. Si yo fuera pianista quisiera estar donde están los Steinway o los Fazioli, si fuera violinista quisiera estar donde están los Stradivarius, pero como soy maestro de canto, tengo que estar en México”, concluyó.