‘Pinocho’ de Guillermo del Toro

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/ 14 diciembre 2022

El nuevo Pinocho lejos de perder su esencia que incluye el que le crezca la nariz cada vez que dice una mentira, se inmiscuye gracias a la transgresión de Del Toro en temas y sellos que lo han caracterizado

El regalo de Navidad anticipado no solo para los mexicanos sino todos los públicos del mundo fue el estreno a través de Netflix de “Pinocho de Guillermo del Toro” el pasado viernes 9 de diciembre.

Este estreno que a las 24 horas de haberse puesto a disposición de los suscriptores a la mencionada plataforma de streaming se posicionó en el primer lugar de popularidad de las películas más vistas y así se ha mantenido hasta el momento de escribir estas líneas, coincidió con las nominaciones del lunes pasado a los Globos de Oro al Mejor Largometraje Animado; la Mejor Música de la autoría del compositor francés Alexandre Deplat (ganador de un Oscar por su colaboración previa con Del Toro en “La forma del agua”, del 2017) y la Mejor Canción por el tema “Ciao Papa”, que se escucha en una de las secuencias más conmovedoras de “Pinocho”, de la autoría conjunta de Del Toro, Deplat y Roeban Katz, galardones que no solo muy probablemente ganen sino que anticipan sus respectivos Oscares también.

Y es que en medio de sus también galardonadas películas “El laberinto del fauno” (2006) y la mencionada “La forma del agua”, del 2017, así como la múltiple nominada “El callejón de las almas perdidas”, del 2021, Del Toro se encargó de materializar durante 15 años un sueño que tenía desde su infancia de llevar a la pantalla en técnica de animación en stop motion (cuadro por cuadro) su propia versión de la clásica novela del italiano Carlo Collodi (1826-1890) “Las aventuras de Pinocho”, la misma que en el año de 1940 fue llevada al terreno de la animación por vez primera bajo la producción de Walt Disney, el mismo estudio que a principios del pasado mes de septiembre estrenó por Disney Plus una versión en vivo que con todo y Tom Hanks y Robert Zemeckis haciendo mancuerna tronó como ejote.

Lo que sucedió, como ya lo hemos mencionado en espacios anteriores, es que los grandes públicos, y más en los convulsionados y efímeros tiempos que vivimos (“en un momento estamos, y en el otro no”), más que ver la misma historia otra vez están más ávidos por ver cómo una misma historia se les cuenta de nuevo (para no ir tan lejos en el mismo Netflix ahí está el éxito actual como serie de “Merlina”, spinoff de “Los Locos Adams”) y el punto de inflexión de “Pinocho de Guillermo del Toro” es que el protagonista en lugar de ser la marioneta es su creador, el anciano Geppeto (con la voz de David Bradley), siendo Pinocho el hijo sustituto de uno de verdad que pierde en medio del contexto de la guerra y los tiempos del fascismo de Benito Mussolini en Italia.

Narrada por un nuevo “Pepe Grillo” que bajo la adaptación de Del Toro se convierte en un grillo cosmopolita y por lo tanto con un nombre más rimbombante de Sebastián Grillo (con la voz de Ewan McGregor), el nuevo Pinocho lejos de perder su esencia que incluye el que le crezca la nariz cada vez que dice una mentira, se inmiscuye gracias a la transgresión de Del Toro en temas y sellos que lo han caracterizado por ser uno de los cineastas más talentosos no solo de México sino del mundo que incluyen desde la religión, los seres inadaptados, entes fantásticos e incluso carnavales ambulantes, combinando ahora además de la animación al género musical para hacer una pieza fílmica sublime.

Comentarios a: galindo.alfredo@gmail.com; Twitter: @AlfredoGalindo

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