Aíslan en Cuba toxina que inhibe tumores cancerosos; veneno de alacrán, la cura
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Alacrán colorado de Cuba, freno a tumores malignos. Su toxina puede mejorar calidad de vida de los enfermos. En Cuba cada alacranario tiene aproximadamente 5 mil ejemplares del Rophalorus Junceus, que vive dos años y al que se le ordeña el veneno cada 21 días
La Habana. Un centro científico cubano que estudia el efecto antinflamatorio y analgésico del veneno de alacrán en células cancerosas anunció una nueva línea de investigación para demostrar el impacto directo de la toxina en la reducción de tumores.
La investigación sobre los efectos del veneno del Rophalorus Junceus, un escorpión endémico de Cuba, tomó un nuevo giro cuando los científicos lograron aislar tres proteínas de bajo peso molecular que tienen una marcada inhibición del crecimiento de las células malignas, sin causar efectos secundarios, señaló el doctor José Antonio Fraga Castro, director del Grupo Empresarial Labiofam, donde se realiza el estudio.
El hallazgo será presentado oficialmente a la comunidad científica durante el primer Congreso Internacional Labiofam 2010 y el primer Simposio de Productos Naturales en la Terapia contra el Cáncer, que se realizarán aquí del 28 de septiembre al 1º de octubre próximos.
La nueva ruta de trabajo eleva a tres las formas de presentación de la toxina como agente de salud: la más conocida, en forma natural y líquida; en una expresión homeopática, que Labiofam desarrolla desde 2008, y en una versión artificial, a partir de clonaciones de las proteínas recién identificadas.
El animal es conocido por los campesinos como alacrán colorado, por su tono a simple vista, pero al asociarse a la investigación se le empezó a llamar alacrán azul, al parecer por los cambios en su coloración al exponerse a la luz artificial.
Hasta ahora la investigación sólo había confirmado que una porción del veneno, llamada clorotoxina, en preparación altamente diluida, lograba reducir el dolor y la inflamación.
La aparición de la nueva hipótesis no descarta el estudio sobre la clorotoxina, dijo Fraga, sobrino de Fidel y Raúl Castro.
Seguimos utilizando la toxina natural y estamos utilizando la homeopática con muy buenos resultados; mejoran la calidad de vida, indicó el director de Labiofam.
Además, las tres proteínas ahora aisladas tienen una acción preponderantemente inhibidora del crecimiento de las células malignas, agregó.
Los foros científicos de septiembre están coauspiciados por la Organización Panamericana de la Salud, los ministerios cubanos de Salud Pública (Minsap), Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) y Agricultura, así como el Instituto de Enfermedades Tropicales Pedro Kouri (IPK).
Fraga indicó que las nuevas proteínas aisladas se están preparando para emprender una investigación preclínica en ratones. Se trata de sustancias manipuladas tecnológicamente, por lo que ya tienen una exigencia mayor que el preparado líquido, pero en pruebas iniciales con ratas han mostrado resultados satisfactorios.
Agregó que Labiofam está dispuesto a cooperar con cualquier institución científica que quiera incorporarse a la pesquisa, siempre que sea sin fines de lucro.
Ninguna de las presentaciones de la toxina tiene registro oficial como medicamento, por lo cual no se comercializa. Sin embargo, Fraga indicó que al menos ocho mil personas han recibido gratuitamente el veneno diluido en su forma natural, cuyo estudio en fase preclínica ya concluyó.
Un siguiente paso sería el dictamen del Centro para el Control Estatal de la Calidad de los Medicamentos, del Minsap, para determinar si la solución puede tener registro oficial como fármaco, apuntó el presidente de Labiofam.
La ruta que ha llevado a esos hallazgos se inició espontáneamente en la oriental provincia de Guantánamo hacia finales de los años ochenta del siglo pasado, cuando un grupo de médicos y biólogos empezó a examinar las propiedades que le atribuían al veneno del escorpión, según sus observaciones empíricas.
La investigación original y sus resultados, sin control científico, dieron lugar a versiones sobredimensionadas, que pronto saltaron las fronteras. Cientos de personas empezaron a viajar a Cuba en busca del preparado líquido, atraídas por recomendaciones personales que se reproducían de boca en boca, por correo electrónico y en Internet, y en la isla surgieron cultivos del animal y elaboraciones artesanales de la solución.
Pero la primera explicación pública y extensa de lo que estaba ocurriendo la hizo el biólogo Misael Bordier, uno de los investigadores iniciales, cuando realizó una visita de trabajo a la Universidad Nacional Autónoma de México y dio a conocer sus avances en una entrevista con Clara Huacuja, de La Jornada, el 16 de noviembre de 2001.
Bordier murió en 2005. Un año antes la Oficina Cubana de Propiedad Industrial había concedido a Labiofam los derechos de explotación de la patente asociada al veneno del Rophalorus Junceus. La empresa farmacéutica dirige desde entonces la investigación, en la que han participado el Citma, el IPK y la Universidad de La Habana.
Labiofam tiene ahora criaderos del animal en todo el país y controla la producción del preparado líquido, pero Fraga subrayó que la empresa no tiene relación con personas que eventualmente lucran con el producto. Cada alacranario tiene unos 5 mil ejemplares, que viven dos años y a los que se les ordeña el veneno cada 21 días, pero que resultan insuficientes para un desarrollo sostenible del producto, por lo cual se requieren opciones tecnológicas.