Qmilch, la ropa de leche; invento en favor de la moda ecológica

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/ 23 septiembre 2015

    El textil, llamado Qmilch, ya ha ganado premios y puede servir para hacer drapeados y dobleces con una textura similar a la seda, pero se puede lavar y secar como el algodón

    Una diseñadora alemana podría marcar una época en la industria textil. Creó un tejido similar a la seda, pero de origen 100% lácteo. Se puede lavar y secar como el algodón, pero es más ecológico e hipoalergénico

    Para la diseñadora Anke Domaske, la leche no sólo se toma, se usa como ropa. La alemana de 28 años creó un nuevo producto textil conformado únicamente con leche, que no daña el medio ambiente y ayuda a la gente con alergias en la piel. El textil, llamado Qmilch, ya ha ganado premios y puede servir para hacer drapeados y dobleces con una textura similar a la seda, pero se puede lavar y secar como el algodón.

    Domaske es, además, bioquímica y hasta ahora sólo ha usado la tela para crear vestidos para su marca de moda MCC, pero el próximo año planea comenzar a producirla de forma masiva y varias compañías han expresado su interés en usar el material textil.

    El Qmilch, una combinación de la palabra inglesa quality (calidad) y milch, la palabra alemana para la leche, ganó el premio a la innovación de la Asociación de Investigación Textil de Alemania, que la reconoció como una nueva fibra sustentable que podría revolucionar la industria del vestido.

    En la actualidad, la ropa depende de productos derivados del petróleo y de muchos recursos naturales como el agua, que se emplea por miles de litros para producir tan sólo un pedazo de algodón. "Así que necesitamos pensar en la manera en que producimos telas y textiles en el futuro", comentó Klaus Jansen, director de la Asociación de Investigación Textil. "Ella nos ha mostrado que esto puede funcionar".

    Tatjana Berthold, una costurera del estudio de Domaske, ha trabajado con la tela para vestidos en el último año. "Al principio no creía que estuviera hecha de leche, pero cuando trabajas con ella te das cuenta de que se siente distinta a las telas normales", afirmó. La costurera también confesó que se había hecho una pijama con los retazos del material que le habían dado. "Cuando lo ves, no puedes notar la diferencia, pero cuando te lo pones, se siente", dijo.
     

     

    El proceso

    Domaske comenzó a buscar una tela natural que no irritara la piel cuando se dio cuenta de que su padrastro sufría de irritaciones graves durante su tratamiento contra el cáncer. "Hay mucha gente que sufre mucho usando ropa normal. Quería encontrar una manera de ayudarlos", recordó.

    La diseñadora realizó una investigación sobre la proteína de la leche, la caseína. Aunque existen textiles creados con la fibra de la leche desde la década de 1930, dijo que la mayoría de ellos depende de muchos acrílicos. "Pensé que debía ser posible hacer una tela que fuera completamente orgánica", explicó.

    Tras dos años de ensayo y error trabajando en un laboratorio de investigación, Domaske y su equipo lograron un proceso que reduce la leche a polvo proteínico, que es hervido y comprimido para formar hilos que pueden tejerse para crear la tela.

    Los hilos se pueden hacer más gruesos para una textura más pesada o finos y suaves para crear una tela que se dobla y se siente como la seda.

    Por si fuera poco, la diseñadora aprovecha la leche orgánica que no puede ser consumida porque no cumple con los estrictos estándares alemanes.

    Domaske aceptó que el costo de su tela, de 20 euros por kilo, es más caro que el algodón orgánico, que cuesta un 40% menos, pero espera que la producción local mantenga los costos bajos y reduzca el precio total. También dijo que sólo se necesitan dos litros de agua para producir un kilo de tela, lo que es suficiente para crear varios vestidos sencillos. En comparación, la misma cantidad de algodón requiere más de 10 mil litros de agua.

     

    Repercusiones

    Lynda Grose, una consultora y profesora asociada en el Colegio de Artes de California en Oakland que se especializa en diseños ecológicos, observó que la industria de la moda depende de la idea del desecho de los productos y que la gente siempre quiere diseños nuevos. Y agregó que reflexionar sobre cómo puede usarse ese desperdicio podría ayudar a hacer que la moda y la industria textil sean más ecológicas y menos agresivas con el medio ambiente.

    Por lo pronto, la industria alemana está impresionada por el invento de Domaske. La diseñadora, que trabaja en la ciudad de Hannover en el centro del país, ha recibido pedidos de fabricantes de automóviles, que creen que la tela tiene posibilidades para usarse en fundas de asientos, así como de integrantes de los sectores médico y turístico interesados en materiales hipoalergénicos para las camas de hoteles y hospitales.

    "La industria textil alemana puede sobrevivir contra la competencia sólo si presenta productos nuevos e innovadores", dijo Jansen. "La señora Domaske hizo esto con una materia prima y la procesó para crear algo que puede ser vendido a otras empresas para crear otros productos. Es muy especial".

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