La investigación, realizada por la Universidad de Oxford, descubrió que las personas que siguen una dieta sin carne son responsables de un 75 por ciento menos de emisiones de gases de efecto invernadero que quienes comen carne todos los días, y que seguir una dieta baja en carne, vegetariana o pescatariana es proporcionalmente menos perjudicial para la tierra, el agua y la biodiversidad que una dieta rica en carne.