El Paxlovid disminuye el riesgo de muerte por COVID-19, pero quienes lo necesitan no lo toman
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Conforme los casos de COVID aumentan de nuevo y causan la muerte de 1,500 estadounidenses cada semana, los investigadores intentan comprender por qué tan pocas personas toman Paxlovid
Nueva York- Paxlovid es un fármaco que es asombrosamente efectivo para prevenir la enfermedad grave y la muerte debidas a este padecimiento.
Un estudio de un millón de personas de alto riesgo con COVID descubrió que solo alrededor del 15 por ciento de quienes cumplen con los requisitos para usar el medicamento lo tomaron. En cambio, si la mitad de los pacientes aptos en Estados Unidos hubieran recibido Paxlovid durante el lapso de la investigación, se pudieron haber evitado 48,000 decesos, concluyeron los autores del estudio realizado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por su sigla en inglés).
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No es porque la gente no sepa del fármaco (la mayoría lo conoce), pero la reticencia parece provenir de la preocupación de los médicos en relación con las interacciones con otros medicamentos y las inquietudes de las personas sobre un posible caso de rebote o el dejo metálico.
Las diferencias regionales dan un indicio, pues el consumo es mayor en los bastiones demócratas de las regiones noreste y noroeste del Pacífico de Estados Unidos y menor en áreas muy republicanas, incluyendo Florida e Indiana. Aun así, ningún estudio exhaustivo ha precisado por qué tan pocas personas usaron el medicamento, el cual disminuye la probabilidad de fallecimiento en un 73 por ciento para los pacientes de alto riesgo en el estudio de los NIH.
Josh Fessel, un médico y asesor sénior clínico del equipo de los NIH que estudió el uso del fármaco, puntualizó: “No sé por qué hay tanta variación y por qué el consumo no es más alto en todos lados. Si tienes posibilidad de tomar Paxlovid y tomas Paxlovid dentro del periodo recomendado, la posibilidad de muerte u hospitalización se reduce significativamente. Eso no es cualquier cosa”.
Las muertes por COVID se han elevado desde septiembre a entre 1,200 y 1,300 por semana y se incrementaron poco a poco hasta alrededor de 1,500 por semana en diciembre. Los investigadores afirman que lo más probable es que los fallecimientos continúen su incremento a menos que más gente se ponga las vacunas actualizadas y siga los tratamientos antivirales.
Fessel aseguró que en el transcurso del estudio completo de los NIH de un millón de personas, alrededor del 10 por ciento de los pacientes de alto riesgo que podían tomar el Paxlovid lo hicieron, aunque la proporción se elevó a cerca del 15 por ciento hacia el final del periodo de estudio a principios de 2023. En general, los autores del estudio de los NIH estimaron que aproximadamente 135,000 hospitalizaciones y 48,000 muertes se pudieron haber evitado si la mitad de los pacientes idóneos para el antiviral lo hubieran consumido.
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Paxlovid, elaborado por Pfizer, es un tratamiento de dos medicamentos que se debe tomar dentro de los primeros cinco días tras el comienzo de los síntomas de COVID para combatir la infección viral dentro del cuerpo. El fármaco se aprobó para adultos con alto riesgo de enfermar gravemente, que por lo general incluye a personas de 65 años o más, así como aquellas con diabetes, obesidad, asma y otras enfermedades.
Las razones para no recetarlo o tomarlo han variado: los médicos se resisten debido a la larga lista de medicamentos que no se deben mezclar con el Paxlovid, incluyendo fármacos comunes con el objetivo de disminuir la presión arterial o evitar los coágulos en la sangre. Los pacientes suelen quejarse del dejo metálico en la boca debido al fármaco. Muchos dejaron de usarlo en los primeros días de la COVID cuando los síntomas tienden a ser más leves, con lo que pierden la oportunidad de limitar el crecimiento viral temprano.
David Gifford, director médico de la American Health Care Association, la cual representa a las estancias para adultos mayores, mencionó: “Quieren esperar y ver si la situación empeora, pero si esperas y ves, ya no es efectivo”. Gifford indicó que la gente piensa: “Es solo un resfriado y me aguantaré a que pase. Eso necesita cambiar”.
El precio también se ha convertido en un factor. El gobierno federal brindó sin costo el tratamiento de cinco días de los medicamentos en los meses de la primera autorización de emergencia en diciembre de 2021. (La Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos [FDA, por su sigla en inglés] aprobó por completo el fármaco en mayo). Los funcionarios federales todavía tienen más de un millón de dosis gratuitas en las farmacias y el medicamento será gratis durante 2024 para los pacientes de Medicaid y Medicare. Sin embargo, en las últimas semanas, los funcionarios han cedido la distribución del medicamento a Pfizer, que la empresa ha valuado en alrededor de 1,400 dólares por tratamiento, aunque se espera que las aseguradoras privadas cubran parte del costo y Pfizer ofrece asistencia en el copago.
Ningún estudio ha examinado el efecto del relevo. El periodo de estudio de los NIH concluyó a principios del año pasado y halló grandes variaciones regionales en el uso del Paxlovid, ya que hasta un 50 por ciento de los pacientes que podían recibir el medicamento en Utah, así como en las regiones del noreste y noroeste de Estados Unidos, lo tomaron. Sin embargo, la tasa se desploma hasta casi cero en los estados del sureste y en algunas partes de los estados en la parte inferior del Medio Oeste.
Fessel, de los NIH, mencionó que tiene curiosidad de ver si a esto contribuían las inquietudes sobre el llamado rebote del Paxlovid. El temor ha sido que el medicamento disminuya los síntomas inicialmente y, luego, conduzca a una segunda etapa de enfermedad.
En un análisis reciente de varios estudios, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por su sigla en inglés) de Estados Unidos no descubrieron “ninguna asociación consistente” con el uso de Paxlovid y el rebote de COVID. Los estudios muestran que el rebote también puede ocurrir sin el tratamiento.
Denis Nash, un profesor de salud pública en la Universidad Municipal de Nueva York, también ha estudiado el uso del Paxlovid. En un estudio de mucho menor tamaño, su equipo también descubrió que el consumo del medicamento era de casi el 14 por ciento, aunque menor entre algunos individuos, como del 7 por ciento entre las personas negras y alrededor del 11 por ciento entre aquellas con los niveles de ingreso más bajos.
Nash aseveró que su equipo trabajó en una encuesta representativa en el ámbito nacional de 4,000 personas para ahondar en el tema (los resultados aún no han sido publicados o arbitrados). El académico señaló que un hallazgo interesante fue que mucha gente sabía del Paxlovid (cerca del 80 por ciento de los participantes dijeron que sabían que estaba disponible).
Aun así, los participantes mostraron una falta de aceptación del riesgo que ellos tenían: solo alrededor de un tercio de las personas mayores de 65 años consideraron que ellas mismas tenían un alto riesgo de enfermar gravemente de COVID, aunque los CDC consideran a todos los integrantes de ese grupo etario como de alto riesgo. El hallazgo fue similar para pacientes con asma o diabetes, aunque la mitad de los pacientes con sobrepeso u obesidad reconocieron su riesgo.
Nash concluyó: “Las personas no necesariamente perciben que ellas mismas están en riesgo”. c.2024 The New York Times Company.
Por Christina Jewett, The New York Times.