¿Cómo afrontar una súbita jubilación?

Vida
/ 30 agosto 2021

Tras los embates de la contingencia sanitaria, adultos mayores sufren al no tener más una plaza laboral y tener compromisos ya adquiridos, ¿cómo hacerle frente a esto?

Una parte importante de los trabajadores que perdieron su empleo de manera forzosa en la pandemia no estaban económicamente preparados, muestran las investigaciones. Hay modos de sortear la situación.

Andrea Jones no había decidido aún en qué fecha se jubilaría de su trabajo de servicio al cliente en United Airlines cuando el aeropuerto de Newark empezó a lucir como un pueblo fantasma en marzo de 2020. Luego de 28 años con la aerolínea, todavía estaba encantada con su trabajo. Pero hacia finales de ese mes colgó su uniforme por última vez. Aún tiene dificultades para manejar el sentimiento de pérdida.

“No estaba lista para irme, para nada”, dijo. “Me pegó justo entre los ojos”.

Jones, de 68 años, de East Windsor, Nueva Jersey, se retiró para proteger la salud de su marido, George, quien padece de mieloma múltiple, un tipo de cáncer. Afortunadamente, los Jones tenían un guardadito y United le ofreció un paquete de salida que le permitió mantener su seguro de salud.

Patricia Scott no ha tenido tanta suerte. La maestra de educación especial en Stockton, California, se retiró en enero para cuidar de su propia salud. Scott, abuela de diez nietos, sobrevivió al cáncer de mama en 2016 y su oncólogo le dijo que no podía arriesgarse a contraer COVID-19 al volver a las aulas. Ahora, que tiene 66 años, está en un inestable terreno económico. “Mis ingresos son la mitad de lo que eran”, comentó. Es soltera y tiene deudas. “Estoy estresada, deprimida y aterrada”.

A muchos de los casi tres millones de trabajadores de entre 55 y 70 años que dejaron sus empleos en Estados Unidos desde marzo de 2020, la jubilación pandémica ha causado dos traumas. La mayoría, como Jones y Scott, sintieron que se les forzaba a dejar de trabajar antes de lo deseado, dijo Teresa Ghilarducci, profesora de economía y análisis de políticas en la New School for Social Research. En ese grupo, la mayoría, como Scott, no estaba preparada económicamente, dijo Ghilarducci.

Según la investigación de la New School, durante la pandemia se jubilaron muchos más trabajadores de más edad avanzada que durante otras recesiones económicas. Por ejemplo luego de la crisis financiera de 2008, 1.9 millones de trabajadores de más edad abandonaron la fuerza laboral en los primeros tres meses de la recesión. Es una cantidad 35 por ciento menor que la cantidad que dejó de trabajar en los primeros tres meses de la pandemia. Los datos más recientes muestran que 1.7 millones de entre la nueva ola de retirados dejaron de trabajar a pesar de la incertidumbre económica, comentó Ghilarducci.

Sus partidas por lo general no eran el presagio de unos añitos destinados a observar las aves. “Mucha gente fue desplazada de su empleo”, dijo Ghilarducci, quien atribuyó la salida en parte a una discriminación por edad. “Antes, en una recesión, los empleadores se deshacían primero de los recién contratados, pero en esta ocasión los más afectados han sido las personas que han ocupado sus puestos de trabajo más tiempo”.

Un factor, explicó, fue que no se hicieron valer las leyes anti discriminación. Así fue que algunos empleadores se toparon durante la pandemia con la rara oportunidad de deshacerse de los empleados de más edad, que son percibidos como menos productivos y más caros.

Sin importar la razón, el nuevo ejército de jubilados involuntarios, desproporcionadamente compuesto por trabajadores negros y por personas sin grado universitario, según los datos de junio de la New School, está en problemas.

Un motivo clave: las tasas de endeudamiento entre los estadounidenses de 65 años y más están en uno de los niveles más altos de la historia, dijo Ghilarducci. Y es probable que vayan a aumentar más conforme las personas se vean obligados a recurrir a sus activos para llegar a fin de mes. Recurrir a los fondos de la Seguridad Social antes de lo esperado también los volverá más vulnerables, ya que al cobrarlos anticipadamente reducirá permanentemente sus beneficios.

Incluso para quienes tienen una red de seguridad, las dificultades pueden ser significativas. “Hay mucho estrés relacionado con un retiro forzado”, dijo Malcolm Etheridge, asesor financiero en Washington que aconseja a varios clientes de mayor edad que recientemente se quedaron sin trabajo. “Toma tiempo superar la perturbación”.

Para algunos, según ha descubierto Etheridge, un empleo a tiempo parcial puede devolver la sensación de equilibrio financiero. Para otros, el camino adelante no es tan aciago como parecía.

“Mucha gente tiene esta ambición de que se van a retirar a cierta edad con cierta cantidad de dinero, pero no tienen idea de que podrían ajustar dichas metas”. Uno de sus clientes, desplazado de su trabajo como ingeniero de software en Verizon luego de 27 años en la empresa, se sorprendió al saber que podía haberse jubilado cómodamente hace dos años c. 2021 The New York Times Company

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