¿Cómo conectar con la personalidad de su hijo? 4 consejos para ser un mejor padre
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Con unos pocos consejos, podemos mejorar como padres para entender, estar al tanto y mejorar nuestra capacidad de conectar con las personalidades de nuestros maravillosos hijos
Tanto con personalidades individuales como en las etapas cambiantes de la vida, a los padres les puede costar entender cómo conectar o satisfacer necesidades. La buena noticia es que no hace falta saber todo, sólo lo básico, y cómo buscarlo.
1. Busque pistas. Cuando entendemos la constitución básica de un hijo —por ejemplo, suele despertarse de mal humor, es sensible a ciertas situaciones, etc.— podemos buscar cambios o matices sutiles que nos digan que algo anda pasando. Soy lectora voraz de la escritora de novelas de detectives Agatha Christie y creo que eso me hizo mejor madre. A medida que conectamos “pistas” somos capaces de entender un contexto más amplio o situación que esté ocurriendo.
Una de mis amigas tiene una hija con bello cabello largo, que adora. De la nada, un día su hija volvió a casa y le pidió que le cortase el cabello corto. Lo que podría parecer un pedido de moda típico de una preadolescente no le sonó bien a su madre. Sumando un par de cambios muy sutiles en su personalidad, la madre salió en busca de más información. Descubrió que a su hija la estaba acosando otra niña en la escuela que le había dicho que debía cortarse el cabello para seguir formando parte del grupo. Conocer bien a su hija y buscar pistas fue fundamental. Con ambas, la madre pudo intervenir en una situación crítica de forma positiva.
2. Responda con calma. Cuando un hijo está en plena transición entre edades y etapas, su personalidad cambiará también. Además de padre, usted debe ser una caja de resonancia: escuchar primero, hacer preguntas después y finalmente evaluar y decidir (lamentablemente, reaccionar exageradamente con mucha emoción no está en la lista… todavía).
Recuerdo cuando de una de mis hijas volvió de la escuela y anunció que tenía novio. Estaba en séptimo grado. Por suerte, en vez de reaccionar exageradamente con mucha emoción, entré en modo británico, mantuve la calma y seguí hablando. Me vino a la mente la idea de que pensar “¿Y qué te parece que es eso?”. Por suerte, resulta que a veces se abrazaban antes de entrar a clase y se sentaban a almorzar juntos.
Mientras hablábamos de que las relaciones son diferentes según la edad —y del compromiso y el cariño que resultan apropiados para eso— llegamos a un acuerdo. Ella le sugeriría a él que en vez de novio y novia, ellos seguirían siendo “amigos súper cercanos” (sin abrazarse, sí sentarse juntos). Fue lo que ocurrió, y luego, en cuestión de días, volvieron orgánicamente a ser amigos y todo salió bien.
3. Ayúdelos a aceptar su yo básico. Muchas veces a los niños les da vergüenza hacer comentarios pícaros, no quedarse quietos cuando corresponde o no encajar en el molde de lo “normal”. Como madre de un niño con síndrome de Asperger, sé cómo puede ser, a la enésima potencia. Lo que más sirve es educar a nuestros niños sobre su personalidad, enseñarles que cada tipo tiene sus puntos fuertes y débiles y que depende de nosotros administrar nuestra personalidad y nuestra conducta, lo que puede implicar desarrollar, moderar y compartir de forma adecuada.
Cuando una de mis hijas me dijo que hacer esas cosas la hacía sentir que no estaba siendo ella misma, hablamos sobre “el lugar y la energía”. O sea, es importante ajustar la conducta de uno a la situación, pero no necesariamente cambiar de personalidad. Por ejemplo, es como no ir a una boda tradicional en traje de baño o hacer mucho ruido en una biblioteca. Podemos ajustarnos a lo que es apropiado sin dejar de ser esencialmente nosotros.
4. Aproveche lo positivo. Podemos llevar esa aceptación un poco más lejos y ayudarlos a desarrollar sus personalidades de forma positiva. A una de mis hijas le encanta hablar sobre videos de YouTube y Vine y lo que yo llamo charlar “por extractos”. Con el tiempo, me di cuenta de que mi reacción a ella se había vuelto negativa: yo quería conversar de verdad sin acotaciones de terceros.
Finalmente, me di cuenta: hay que aprovechar sus puntos fuertes. Entonces le conté sobre la inscripción a un Campamento de Cine Infantil para que fuera más consciente de los videos y los medios y que aprendiera cosas como dirección, sonido, edición y actuación. Le gustó tanto que no sólo quiso inscribirse para el año siguiente, sino que, grata sorpresa, ahora me ayuda a armar mensajes en video para las mujeres y las familias.
Con unos pocos consejos, podemos mejorar como padres para entender, estar al tanto y mejorar nuestra capacidad de conectar con las personalidades de nuestros maravillosos hijos.