¿Comprar una motocicleta a un adolescente?, una decisión complicada para los padres

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“¿Le compramos la moto o le decimos que no?”. Esta es una de las decisiones que de las más complicadas que tienen que tomar los padres de un adolescente
España- Cuando a los padres un adolescente les hace la petición de que quiere una motocicleta, ante todo, “es importante que si se genera una discusión en el hogar no sea un motivo de discordias y malentendidos”, de acuerdo a los especialistas.
Esa discusión “puede llegar a ser un momento fructífero para dialogar más con los hijos, hacerles pensar, ofrecer alternativas y decidir, en común, sin olvidar quién es el padre y quién el hijo”, según indica la psicóloga y orientadora familiar Lucía Herrero, asesora del portal “Hacer Familia”.
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La experta indica que, en el diálogo sobre este asunto, los progenitores pueden ofrecer a su hijo o hija algunas alternativas del estilo: “¿No te gustaría más una buena bicicleta de carreras nueva o una “mountain-bike”, con la cual podrás disfrutar más, hacer deporte, crear buenos hábitos de esfuerzo y disfrutar con tus amigos?”.
Otra idea que aporta Herrero es que, si el menor está en edad de conducir automóviles o próximo a ella, puede planteársele la adquisición de un vehículo de segunda mano, en razonable buen estado.
En esa opción, el hijo viajaría más seguro/a que en una motocicleta y podría hacerlo junto a tus amigos.

Por su parte, por la psicóloga María Fátima Seppi Vinuales, que escribe en el portal “Eres Mamá”, puntualiza que las peticiones y las respuestas de los adolescentes “suelen ser explosivas, intensas y con urgencia, pero los padres, como adultos, debemos ser capaces de tener en cuenta los diversos aspectos que están implicados en el hecho de que un adolescente tenga una moto”.
En este aspecto concreto señala que debemos interrogarle con la pregunta directa: “¿Para qué quieres la moto?”, y en la respuesta se podrán encontrar claves sobre “si se trata de un gusto, de una afición o de un capricho, entre otras posibilidades. No es lo mismo que un adolescente tenga interés en ser corredor de carreras, a que quiera la moto porque su vecino tiene una, o porque vive lejos de todos sus amigos y quiere contar con ella para poder trasladarse más rápidamente”.
REGLAS DE JUEGO COMO CONTRAPARTIDA
Si la decisión es negativa, hay que hacerle saber a los hijos que “por ahora no”, no quiere decir que “nunca”, enfatizando en que se trata de una medida pensada y de una decisión tomada luego de evaluar su bienestar en primer lugar, argumenta Seppi.
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“Si finalmente accedemos a comprarle una moto tenemos que dejarle claro las reglas del juego. Una moto no es un juguete. Podemos llegar a un acuerdo para que la utilice en los lugares menos peligrosos y que, por ejemplo, no salga a la carretera ni la use por el centro de la ciudad”, indica por su parte Lucía Herrero.

Esta psicóloga también complementa que “otras reglas de juego para nuestro hijo podrían ser: que no lleve `paquetes´ (acompañante en la parte trasera), que la use hasta que se vaya la luz natural...”.
“También debemos prepararle para una educación vial con clases, videos, cursos o de nuestra propia mano”, añade la psicóloga Seppi.
“No importa cuál sea el método elegido, pero si nuestro hijo quiere una moto, debemos asegurarnos de que, no solo sepa conducirla, sino que también conozca las reglas que facilitan la convivencia vial”, categoriza.
María Fátima Seppi apoya estos consejos agregando que debemos ayudarle a prepararse, ya que la práctica es necesaria para cerrar el ciclo de aprendizaje, “pero antes de permitirles que salgan solos con la moto, debemos acompañarlos varias veces para hacer observaciones y ayudarlos a mejorar”.
“Si aceptamos que tengan una motocicleta, podemos consensuar con ellos un plazo de prueba. Si cumplen con las reglas y todo funciona bien, podrán conservarla, de lo contrario no podrán usarla”, de acuerdo a esta experta.
También defiende que los padres tienen que aprender a confiar en sus decisiones, “es decir, a no dejarse convencer llevados por el sentimiento de culpa que les causa no acceder a las peticiones de sus hijos, siendo conscientes de que la adolescencia es una etapa vital, en la que noción del peligro y los riesgos se relajan bastante”, incide.
UNA DEMANDA EN AUMENTO CONSTANTE
Según datos que maneja AMV empresa de comercialización “online” de seguros de motos en España, la adquisición de motocicletas entre adolescentes va en aumento y, aunque en cada país rigen unas normas al respecto, prácticamente en torno a los 15 años, más o menos, los jóvenes pueden sacarse el carné que les permite conducir ciclomotores.
Otro aspecto que los padres deben revisar fríamente es el gasto. Aunque las motos son, en general, más económicas que los coches, habrá que calcular varios costes y pensar en si es mejor un ciclomotor o una motocicleta. Aunque este último vehículo es más caro, también suele ser más seguro y duradero, aseguran desde AMV.
También “hay que tener en cuenta la autoescuela, pues el futuro conductor necesita una preparación y debemos elegir una que sea óptima y que la formación se haga en situaciones reales de tráfico y no en un aparcamiento del centro comercial. También es muy recomendable hacer algún curso de conducción segura de motocicletas”, añaden.

Luego hay que gestionar los seguros y tener en consideración el gasto que lleva el mantenimiento de la moto, así como un elemento en el que no hay que escatimar dinero que es el casco, y los accesorios como guantes, botas, chaqueta, etc., para proteger al joven en caso de accidente. Además, lo más recomendable es disponer de un garaje dónde guardarla.
“Tomar la decisión de comprar una moto para nuestros hijos, puede ser realmente complicado porque hay que valorar muchos condicionantes, para poder considerar si es una buena opción para nosotros y ellos”, según Jorge Moreno, director comercial de AMV.
Nos encontramos ante el inicio psicológico de una nueva realidad que va surgiendo en la vida del joven, que tiene que ser meditada por los padres y en la que se pueden incorporar como condicionantes a la petición: que tenga buenas calificaciones en los estudios, que respete la hora de llegada a casa con el vehículo, y por supuesto que no consuma alcohol ni otras sustancias bajo ningún concepto a la hora de conducir, señalan los especialistas.
DESTACADOS:
+ Si la decisión de comprarle una moto es negativa, hay que hacerle saber que “por ahora no”, no quiere decir que nunca. Y se debe enfatizar de que se trata de una medida pensada y de una decisión tomada luego de evaluar su bienestar en primer lugar, argumenta la psicóloga María Fátima Seppi.
+ En el diálogo sobre este asunto, los progenitores pueden ofrecer a su vástago alternativas del estilo: “¿No te gustaría más una buena bicicleta de carreras nueva o una “mountain-bike”?, y si el menor está en edad de conducir automóviles o próximo a ella, pueden plantearle la futura adquisición de un vehículo de segunda mano”, según la psicóloga y orientadora familiar Lucía Herrero.
+ Según los datos que maneja AMV, comercializadora “online” de seguros de motos en España, la adquisición de motocicletas entre adolescentes va en aumento mes a mes y, aunque en cada país rigen unas normas al respecto, prácticamente en el entorno de los 15 años, más o menos, los jóvenes pueden sacarse el carné que les permite conducir ciclomotores.
Por Daniel Galilea EFE/Reportajes.