Esta es la casa en Saltillo donde nació y creció Manuel Acuña, el trágico poeta del romanticismo

Saltillo
/ 7 julio 2025

La casa del poeta saltillense Manuel Acuña, se encuentra en la calle Ignacio Allende, localizada en la zona centro de la capital de Coahuila

Con el número 394 de la calle Ignacio Allende, en la zona centro del municipio de Saltillo, Coahuila, la casa del poeta Manuel Acuña se mantiene como parte de la historia local, con muebles detenidos en el tiempo y en cuya fachada se encuentra una placa que refiere al nacimiento del artista:

“En esta casa nació Manuel Acuña el 27 de agosto de 1849. La sociedad mutualista que reconoce al ilustre saltillense.”

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Las paredes del inmueble, hechas de adobe, han logrado resistir al pasar de los años. Aunque, con pequeñas modificaciones para su preservación, la esencia histórica permanece intacta.

En su distribución, la casa cuenta con cinco habitaciones. De acuerdo con una nota de VANGUARDIA MX, Juan de Dios Peza, amigo de Acuña, la alcoba de poeta daba “la imagen de una pobreza extrema, que había un catre con colchón raído cubierto por un sarape saltillense, un buró en la cabecera, una mesa desvencijada color azul pálido, tres sillones en el abandono y un librero hecho de cajones con tres tablas largas.”

Además de las habitaciones, había un patio central, lo que concuerda con el estilo arquitectónico de su época.

Dentro de las intervenciones que se le han hecho al inmueble, está la sustitución de la red eléctrica. Aunque se contempla que la tubería de barro también debe reemplazarse, para que la casa cumpla con los servicios básicos. Aunado a esto, constantemente el techo presenta goteras.

En una investigación realizada por la referida casa editorial, se indicó que alrededor de dos millones de pesos se han implementado para el mantenimiento de la casa de Acuña.

El domicilio actualmente forma parte del Catálogo Nacional de Monumentos Históricos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), donde se recoge que data del siglo XIX.

MANUEL ACUÑA Y SU HISTORIA

Manuel Acuña fue estudiante de medicina en la Escuela Nacional de Medicina en la Ciudad de México, aunque externó su pasión por la poesía durante el romanticismo mexicano. Con el trágico final de su vida, el joven saltillense se volvió en una leyenda dentro la literatura.

Durante su estadía en la capital, Manuel Acuña vivió de forma humilde, hasta que se trasladó al cuarto número 13 del corredor bajo del segundo patio de la Escuela de Medicina, el cual se convirtió en un punto de reunión para los jóvenes talentos literarios de la época, y donde daría su último respiro.

Cerca de 1868 fundó junto a Agustín F. Cuenca y Gerardo Silva, la Sociedad Literaria Nezahualcóyotl, donde Acuña dio a conocer sus primeros versos. Los trabajos hechos en el club fueron publicados en la revista El Anáhuac y el folletín Ensayos Literarios de la Sociedad Nezahualcóyotl.

$!FOTO: VANGUARDIA

Manuel Acuña fue un habitual participante de las tertulias literarias que congregaban a los intelectuales más importantes del momento. Conoció a figuras como Ignacio Manuel Altamirano (quien fue su maestro y descubrió su talento), Guillermo Prieto, José Martí, Manuel M. Flores, Juan de Dios Peza y Agustín F. Cuenca. Colaboró en diversas publicaciones periódicas de la época, como El Renacimiento (1869), El Libre Pensador (1870), El Federalista (1871), El Domingo (1871-1873) y El Eco de Ambos Mundos (1872-1873).

LA POESÍA DE MANUEL ACUÑA

La mayoría de sus poemas tienen un característico tono de romanticismo, acompañado del desengaño, dolor, muerte, existencialismo y un sentido patriótico.

Pese a su acortada vida, el saltillense logró dejar su huella en la literatura. Entre sus trabajos más reconocidos se encuentran ‘Ante un cadáver’, ‘Hojas secas’, ‘El pasado’ y ‘Nocturno a Rosario’. Esta última obra ha sido la más emblemática de su carrera como literata; fue dedicada a Rosario de la Peña y Llerena, una joven que le robó el corazón.

EL TRÁGICO FINAL: MANUEL ACUÑA Y EL DESAMOR DE SU VIDA QUE LO LLEVÓ A LA MUERTE

Manuel Acuña murió el 6 de diciembre de 1873. La vida del joven, llena de sensibilidad, terminó cuando su intenso amor por Rosario no fue correspondido.

A sus 24 años de edad, habiendo concluido el cuarto año de la carrera de medicina, el poeta se suicidó en su habitación de la Escuela Nacional de Medicina, ingiriendo cianuro.

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Su capacidad para plasmar la intensidad de las emociones y su estilo auténtico lo consolidaron como uno de los poetas más importantes del romanticismo en México. Sus restos mortales fueron trasladados a Saltillo en 1917, descansando en un monumento erigido en su honor. La “Casa de Manuel Acuña” en Saltillo, aunque no fue su morada en la adultez, se ha convertido en un centro cultural y un homenaje a su memoria.

(Con información de VANGUARDIA MX)

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Editora Web de Breaking News y Trends en el equipo de Estrategia Digital.

Apasionada y fiel amante de los gatos, la música y los buenos momentos; miembro de la comunidad LGBT+.

Tengo especial interés en temáticas sociales y activismo. Disfruto de la literatura; escribo cuento, crónica y un poco de poesía.

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Licenciada en Letras Españolas por la Universidad Autónoma de Coahuila.

Actualmente desarrollo una investigación sobre la violencia de género en comunidades migrantes.

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