Nuevo ingreso Dar paso hacia adentro

Vida
/ 5 septiembre 2020

“El comienzo es la parte más importante de la obra”. Platón

Toda carrera exitosa dentro de la Danza, inicia con un proceso de admisión, las figuras más reconocidas en el mundo entero, comenzaron alguna vez con un examen que evaluó sus capacidades físicas, motrices, artísticas e incluso psicológicas para determinar si era apto para el trabajo de alto rendimiento que la Danza en su nivel profesional exige.

Cada año, las escuelas de Danza en el mundo entero se llenan de aspirantes, niñas y niños que junto a sus padres, se pasean nerviosos esperando el momento de la audición, de ingresar a un salón para ser evaluados por un equipo de maestros que observan, escriben, comentan, y muchas veces, hay qué decirlo, con sus miradas fijas y sus rostros concentrados, inexpresivos, generan aún más angustia y temor.

Cada vez son más exhaustivas las pruebas de ingreso, desde evaluaciones morfofuncionales que incluyen historia clínica, pruebas bioquímicas, odontológicas, antropométricas, nutricionales, biomecánicas, cardiografía y espirometría, todo esto junto a las tradicionales evaluaciones de aptitudes físicas especiales para la disciplina y las importantes evaluaciones psicológicas.

La espera del resultado vuelve a ser inquietante, y entre el llanto de muchos (los porcentajes de aceptación son muy bajos en esta disciplina, oscilan alrededor del 5%), sólo unos cuantos logran salir con una sonrisa en el rostro, dispuestos a iniciar su carrera profesional como bailarines.

Este año todo será diferente en el mundo entero, y las escuelas se encuentran ante el reto de alcanzar los objetivos de una evaluación que es en escencia presencial, en la que el evaluador puede comprobar manualmente el rango de movilidad y flexibilidad en las articulaciones, y el límite de elasticidad en músculos y tendones; puede colocar manualmente los segmentos corporales para alinearlos con el eje y partir de la correcta colocación para la ejecución de los movimientos. En definitiva, es todo un desafío. Y como debe ser, la Danza, siempre flexible y maleable, se adapta a las condiciones más complejas, y resuelve. La formación de bailarines profesionales no debe detenerse, como tampoco se detienen las escuelas y facultades que forman médicos, ingenieros o psicólogos.

Haciendo uso de las herramientas digitales, a través de plataformas de comunicación remota, puede conectarse al aspirante con sus evaluadores, el maestro que dirige el examen debe ser cuidadoso de utilizar instrucciones muy precisas y claras para explicar cada ejercicio o movimiento, puede contar con la ayuda de un modelo que pueda mostrar las posiciones y ejercicios para que observándolos, el aspirante pueda imitarlos, e incluso puede contarse con la participación de algún miembro de su familia que en determinado momento prestara ayuda acorde a las indicaciones del maestro.

Esta será una generación diferente, los estudiantes seleccionados tendrán un comienzo que les exigirá otras capacidades adicionales, para lograr comprender instrucciones nuevas, para aprender movimientos y ejercicios y asimilar en su cuerpo correcciones que deberá sentir y procesar sólo con escucharlas. Deberán desarrollar al máximo habilidades de atención, conciencia corporal, capacidad de observación, análisis, interiorización y autonomía: un importante reto para un niño de nueve años, precisamente estos desafíos son los que nos obligan a evolucionar. Bien lo dijo Darwin: el que sobrevive no es el más fuerte ni el más inteligente, sino el que se adapta mejor al cambio. En definitiva, la Danza no será la misma después de este 2020.

En nuestra ciudad, desde hace varios días se llevan a cabo exámenes de admisión en línea para la carrera de Bailarín Profesional de Danza. La convocatoria está abierta para niñas y niños de 8 a 11 años de edad, para mayores informes, pueden contactarse al 8442032358 o al correo balletprofesionalcoahuila@gmail.com

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