60 años sin Gabriela Mistral
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Estos son seis puntos en los que podrás identificar los motivos por los que se recuerda a la poetisa chilena a 60 años de su muerte
Sesenta años atrás Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga, mejor conocida como Gabriela Mistral, murió a causa de un cáncer de páncreas cuando tenía 67 años, tras una vida llena de ser la primera en muchas cosas y dejar su pensamiento encriptado en su obra.
Ganó reconocimientos como el Premio Nacional de Literatura de Chile en 1951 y el Doctor Honoris Causa de la Mills
College de California en 1947 además del premio Nobel de Literatura.
Es recordada por obras como ‘Recados, contando a Chile’ (1957), ‘Lagar’ (1954), ‘Tala’ (1938) y ‘Desolación’ (1922), donde derramó sus ideas respecto a temas diversos en forma de poemas y prosa que han sido objeto de los más amplios análisis.
Mucho es lo que hay que decir sobre Gabriela Mistral, por eso en seis puntos desglosamos los motivos por los que la chilena es una columna imperdible en la literatura de latinoamérica.
Mistral feminista
La literatura del siglo XX no fue generosa con las poetas. Si bien destacan varios nombres como Rosario Castellanos, Claudia Lars o Julia de Burgos entre otros, Mistral dejaba ya vestigios de una lucha por la igualdad de género que no estalló hasta 1930 en Chile. Esto convirtiéndose a sí misma en un punto y aparte del rol social que como mujer “debía llevar”, pues ella estuvo muy lejos de dedicarse a cuidar a su marido y además no tuvo hijos. Además en sus letras resguardó una crítica hacia los límites de su género, que llevaban a las mujeres a no tener una vida equitativa ya no en términos laborales sino humanos. Mediante sus poemas, pidió para las mujeres un acceso igual a la educación para que a futuro, pudieran colocarse en posiciones correspondientes a sus capacidades y talentos.
La primera Nobel latinoamericana
El veredicto decía que se hacía acreedora al premio por “su obra lírica que, inspirada en poderosas emociones, ha convertido su nombre en un símbolo de las aspiraciones idealistas de todo el mundo latinoamericano”. Ella fue anunciada de esto en 1945, por lo que se convirtió en la primera persona en recibir este premio en la categoría de Literatura tras la Segunda Guerra Mundial y la primera mujer latinoamericana en hacerlo. Sin embargo, ella decía que recibió este premio ya que la Academia optó por un tercera opción ante la disyuntiva de si entregárselo a Jorge Luis Borges o a Alfonso Reyes. Tras viajar por el mundo, finalmente recibió su premio a manos del Rey Gustavo el 10 de diciembre de aquel año. Justo después escribió gran parte de Lagar I, poemas en los que narra algunos de los horrores de la guerra.
Su historia en la diplomacia
Cuando Gabriela Mistral alcanzó una notoriedad internacional importante, se convirtió en la primera mujer andina en alcanzar las esferas diplomáticas, otra forma en que se arrancó a sí misma del rol femenino en su país. La primera vez fue seleccionada cónsul en Italia, donde no llegó a ejercer su función tras declararse antifascista y de que Mussolini se rehusara a tener un diplomático del sexo femenino. Para 1933 fue enviada al consulado de Madrid, en reemplazo de Víctor Domingo Silva.
Sus aportes a la pedagogía
Como residente estadounidense, Mistral ejerció la docencia en distintas universidades. Si bien jamás publicó un libro en el que hablara sobre sus ideas respecto a la enseñanza literaria, por sí sola su obra se postuló como un básico para cualquiera que se quisiera acercar a la literatura. Su obras, prosa y literatura, al igual que con el feminismo dejaron muestra de su gran amor por la educación y la enseñanza. Un ejemplo es ‘Poema de Chile’, donde narra sutilmente la labor pedagógica y la guía que recibe un niño indígena en aquel país. Entre otras cosas destacó la obligación a desarrollar la capacidad mental de los alumnos, la necesidad de aprender a ejercer un oficio y consejos para que los maestros se mantengan cercanos a sus alumnos, esto principalmente en su obra en prosa.
Dadora de identidad
La obra de Mistral cuenta con diversas significaciones temáticas que aludían a la sublimación femenina, el dolor, la muerte y su transgresionalidad. Todo este conjunto ha sido interpretado como una poética sobre lo que constituye a la identidad americana, esto a partir de un inteligente análisis sobre nuestra cultura y los rasgos singulares de ser un híbrido, es decir, un mestizo. Con ello Mistral aboga por la unidad del continente y la fusión de pueblos y valores, en la que deben vincularse las culturas autóctonas y en particular el contacto entre convicciones religiosas, sociales y universales.
El misterio de Yin Yin y Mistral
Durante su vida, Mistral aseguró que Yin Yin - o Juan Miguel - era su sobrino, pero ella lo cuidó y tuvieron una relación muy cercana hasta que se suicidó a los 18 años. Sin embargo Doris Dana, albacea de la poeta, aseguró que él en realidad sí era su hijo biológico e incluso en otras investigaciones se ha dicho que el padre era el escritor Eugenio D’ors. Ella siempre sostuvo que se trataba de su sobrino, al que siempre amó, cuidó y consintió llegando a comprender el sentir materno, tema que abordó en muchas de sus obras.