Antonio Buero Vallejo, el maestro de la tragedia
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En 1949 publicó "Historia de una escalera", uno de los textos más exitosos de su carrera, que se estrenó en el Teatro Español.
Una guerra sufrida y luchada y siete años de prisión marcaron profundamente la obra de Antonio Buero Vallejo, quien hoy cumpliría cien años y hoy es un desconocido para las nuevas generaciones, pese a ser uno de los autores de teatro más importantes del siglo XX.
Así lo piensa Javier Huerta, catedrático de Literatura Española de la Universidad Complutense de Madrid y director del Instituto del Teatro de Madrid. Junto con Federico García Lorca y Albert Camús, Buero es "uno de los grandes trágicos del XX", asegura.
Y, sin embargo, cuenta a dpa, sufre para explicarlo en sus clases porque son muy pocas las representaciones que hay del dramaturgo por lo que sus alumnos tienen "un acercamiento meramente literario". "Las últimas generaciones no han visto ni una de sus obras. El teatro, si no se ve, mal se explica", apunta.
De sus textos los alumnos aprenden "cómo se construye una obra de teatro, aunque sea desde una perspectiva clásica". "Las obras de Buero están muy bien construidas, tiene verdaderas joyas en el tema de la carpintería teatral", explica.
Además, agrega Huerta, el contenido de las obras de Buero es "un mensaje imperecedero". "Tiene las mismas preguntas e interrogantes que la tragedia griega, aunque él pone la esperanza y la mirada optimista, que eso también caracteriza a su obra", apunta el catedrático.
Así, aunque sus obras se enmarcan en la historia de España, "no se queda en lo local sino que es una gran reflexión sobre el papel del ser humano en el mundo y la condición trágica, un teatro que está dialogando con nuestra historia tan accidentada", agrega.
Antonio Buero Vallejo nació el 29 de septiembre de 1916 en la ciudad de Guadalajara (centro de España). Se fue a vivir a Madrid en la época de la Segunda República a formarse como pintor, una de sus grandes pasiones junto con la literatura. Pero la Guerra Civil española se cruzó en sus aspiraciones artísticas.
Su padre, un militar, luchó en el bando nacional y fue fusilado por los republicanos, algo que marcó profundamente a Buero Vallejo, recuerda Huerta. "Es un hombre que pasó por unas circunstancias enormemente trágicas ya que a su padre lo mataron los de su propio bando, los republicanos" y esto "reforzó la condición trágica de la peripecia de Buero".
El escritor se alistó entonces a luchar con el bando republicano y tras perder la guerra acabó preso y condenado a muerte, una condena que finalmente le fue conmutada. En la cárcel, donde estuvo siete años, conoció al poeta Miguel Hernández a quien le realizó un retrato que ha pasado a la historia.
En 1949 publicó "Historia de una escalera", uno de los textos más exitosos de su carrera, que se estrenó en el Teatro Español. Autor de casi una treintena de obras de teatro (estrenadas la mayoría entre las décadas de los 50 y 80), fue galardonado con numerosos premios como el Premio Cervantes de 1986 y el Premio Nacional de las Letras Españolas en 1996.
Por la coyuntura en la que vivió, explica Huerta, la obra de Buero Vallejo no fue eminentemente política ya que tuvo que tratar con la censura del franquismo. Pero esto no le impidió que no hablara con disimulo sobre lo que España estaba viviendo, "no yendo a las cosas de manera directa sino de manera oblicua".
Así, si no podía hablar de Franco podía hablar sobre la terrorífica época de Fernando VII en "El sueño de la razón" (1970) de lucha contra los liberales, con un Francisco de Goya como protagonista y una sordera que simboliza la incapacidad para oír el sentido de la realidad. "En el fondo estaba hablando del hoy a través del ayer", destaca el catedrático.
Después de la muerte de Franco (1975) y con la llegada de la democracia la calidad de la obra del dramaturgo bajó, reconoce. "Se queda un poco fuera de órbita porque sus temas estaban adaptados al franquismo y hay una especie de repetición", apunta.
Además, en esta época Buero Vallejo se sentía "incomprendido" con cierta corriente crítica que decía que, puesto que en los tiempos de Franco "no había libertad, no podía escribirse nada bueno". Pese a la censura existente, asegura Huerta, el régimen permitía "un cierto nivel de creación". "Con todas las dificultades del mundo, es una literatura muy valiosa. La libertad no tiene que ver con la buena literatura", agrega.
A lo largo de este año han sido varios los homenajes con motivo del centenario y el próximo jueves el Instituto Cervantes rendirá un doble tributo al dramaturgo, fallecido en el año 2000. Su viuda, la actriz Victoria Rodríguez, depositó un legado in memoriam en la Caja de las Letras de la institución, que se abrirá el 29 de abril de 2050, exactamente medio siglo después del fallecimiento.
Por la tarde, varios de los actores que han representado sus obras participarán en otro acto de recuerdo. Sin embargo, en opinión de Huerta, el mejor homenaje no ha podido llegar. "El mejor homenaje que puede hacérsele a cualquier autor de teatro es representarlo" y esto por el momento no ha podido hacerse hace tiempo.