Diana Bracho: Su paso por Saltillo
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Hoy los jueves de cine en la Casa Buñuel organizados por la Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) se visten de gala con la presencia de la primera actriz Diana Bracho.
En punto de las 18:00 Horas, a través de la plataforma de You Tube Cultura en Línea.UNAM la ex presidenta de dicha institución y ganadora del Ariel a la Mejor Coactuación Femenina de 1972 por su trabajo en “El castillo de la pureza”, de Arturo Ripstein, estará conversando con el actual director de la Cineteca Nacional, Alejandro Pelayo (a su vez cineasta ganador a la Mejor Ópera Prima de 1982 por “La víspera”) en esta serie de conversaciones que curiosamente inauguró hace poco más de dos meses el maestro Arturo Ripstein con quien completó después de “El castillo de la pureza” una diversa pero muy sólida trilogía de películas con “El Santo Oficio”, de 1974 y “La tía Alejandra”, de 1979..
De hecho, esta última película fue la primera en la que vi a Diana Bracho en la pantalla grande en mi adolescencia, y por eso cuando tuve el privilegio de conocerla personalmente en el año 2005 en la vecina Ciudad de Monterrey, en el marco del primer Festival de Cine que se organizaba en “la Sultana del Norte”, el verla bajar por la escalera del histórico Gran Hotel Ancira me recordó la escena del clásico “Las abandonadas” (Emilio “Indio” Fernández, 1944) donde al bajar otras escaleras quien era su tía en la vida real, la diva del cine de la Época de Oro Dolores del Río, para encontrarse al pie de la misma con el personaje de Pedro Armendáriz este le cuestiona si es real o es una aparición.
El encuentro en ese sitio era para conocernos personalmente y hablar sobre su posible participación en una película que filmaríamos en Saltillo a fines de aquel mismo año bajo el título de “Las ladrilleras”, con un guion de la autoría de Carmen Paz Zablah (quien me acompañó a aquel encuentro), y formalizar además la actuación protagónica de la primera actriz Carmen Montejo, a quien la señora Bracho le entregó a principios de aquel año como presidenta de la Academia el más que merecido Ariel de Oro a la señora Montejo por su vasta trayectoria fílmica, quien al recibirlo emocionada en su discurso dijo que a pesar de contar ya con 80 años recién cumplidos lo que menos quería era abandonar los escenarios, y por eso esperaba la siguieran para hacer más películas, y ahí fue donde entramos nosotros.
A finales de octubre del 2005 fue cuando las dos actrices aterrizaron en el Aeropuerto Plan de Guadalupe de la vecina ciudad de Ramos Arizpe, y a la señora Bracho la dirigí en escenas inclusive en la Colonia Guayulera al sur de Saltillo por ser el corazón y escenario de nuestra historia. Con el paso de los años, Diana llegó a presentarme a su hija Andrea en la develación de una placa en el Teatro Insurgentes y a su hermano Pablo en la proyección de “Las ladrilleras” en la Sala Julio Bracho (en honor a su padre) de la Filmoteca de la UNAM en junio del 2015, donde desde entonces forma parte de su acervo, en ocasión del aniversario número 10 de su realización y del que hubiera sido el cumpleaños número 90 de Doña Carmen Montejo, quien falleció en febrero del 2013. Hoy la aplaudimos y saludamos a la distancia.