Emile Ciorán, máximo exponente del nihilismo radical
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La primera obra que publicó en francés fue “Breviario de podredumbre” (1949), escrito que desafió sus orígenes y cultura.
Emile Cioran, filósofo, escritor y precursor del nihilismo, era considerado un pensador radicalmente pesimista que reflexionaba sobre lo absurdo y vacío del hombre; a 21 años de su fallecimiento se le recuerda por su peculiar forma de ver la vida.
Emile Michel Cioran nació el 8 de abril de 1911 en Rumania, fue hijo de un pope ortodoxo, lo que se contrapone con la carrera del escritor, pues estudió Filosofía en Bucarest, para su titulación escribió una tesis sobre el literato Henri Bergson (1859-1941).
Viajó a Alemania para trabajar como profesor de Filosofía en Brasov, posteriormente obtuvo una beca para continuar sus estudios en el Instituto Francés de Bucarest, señala una biografía difundida por el portal “Biografiasyvidas.com”.
De acuerdo con sus biógrafos, durante su vida tuvo ideas contrapuestas debido a su educación y su profesión, por lo que decidió vivir en París, en su juventud tenía una fascinación por la muerte, por lo que era asiduo a los panteones.
Los géneros que prefirió como lector fue la novela y la filosofía, dentro de sus obras escritas en rumano destacaron: “De lágrimas y de santos”, “En las cimas de la desesperación”, “El ocaso del pensamiento”, y “El libro de las quimeras y Breviario de los vencidos”.
Para 1946 en una etapa en la que el autor vivía una revolución e ideas, decidió renunciar a su nacionalidad, proclamándose apátrida, al siguiente año decidió adoptar el idioma francés como única lengua de expresión, según datos del portal “Buscabiografías.com”.
La primera obra que publicó en francés fue “Breviario de podredumbre” (1949), escrito que desafió sus orígenes y cultura, en sus siguientes escritos trabajó sobre sus ideas, opiniones y análisis en los que a través de aforismos y paradojas criticaba las ideologías, religiones y filosofías que justificaban el comportamiento humano.
Dentro de sus ensayos, destacaron: “Silogismos de la amargura” (1952), “La tentación de existir” (1956), “La caída en el tiempo” (1964), “Del inconveniente de haber nacido” (1973).
En la trayectoria de su incursión como filósofo, decidió abandonar este título y adoptó el de “Pensador orgánico”, pues él creía que sus experiencias físicas e intelectuales moldeaban a la persona, por lo cual lo convertían en un ser humano más libre.
De acuerdo con sus biógrafos, el estilo del escritor pasa por su impulso interior negativo, producto de una conciencia del sin sentido de la existencia, pues muestra la naturaleza maligna de la humanidad, así que el hecho de escribir de manera provocadora e irónica resultaba terapéutico para el autor.
Otras de sus obras en las que da muestra de su peculiar pensamiento son: “Ejercicios de admiración” (1986) y “El crepúsculo del pensamiento” (1991), “Breviario de los vencidos” (1993), “Ese maldito yo” (1986), “Desgarradura” (1979), “La caída en el tiempo” (1966).
En lo personal fue un hombre solitario, que vivió de becas universitarias hasta sus 40, no aceptó ningún premio, se casó con la profesora de inglés Simone Boué; fue amigo de los escritores (1912-1994), Samuel Beckett (1906-1989) y Henri Michaux (1899-1984).
El escritor murió el 20 de junio de 1995, en París, dejando marcada en su literatura el pensamiento al reflexionar sobre lo despreciable del hombre, estos textos marcaron y escandalizaron a la sociedad francesa de aquellos tiempos.