Exige el papa Francisco castigos severos contra los pederastas
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Durante su audiencia dominical, el Pontífice pide castigar 'severamente' a los autores de abusos sexuales a menores, que calificó de 'tragedia'
ROMA.- El papa Francisco lanzó ayer una dura condena a los abusos sexuales contra menores y llamó a castigar con severidad a los responsables de estos actos, durante su bendición dominical de mediodía.
Asomado a la ventana de su estudio personal, en el Palacio Apostólico del Vaticano y ante miles de personas congregadas en la Plaza de San Pedro, rezó la oración del “Regina Coeli” (Reina del cielo) y saludó a la asociación italiana 'Meter' que se dedica a combatir los abusos.
¡Esta es una tragedia! ¡No debemos tolerar los abusos sobre los menores! ¡Debemos castigar severamente a los abusadores!”, clamó el Pontífice, saliéndose del discurso preparado.
Reconoció el empeño de la organización 'Meter', que desde hace tantos años lucha contra toda forma de abuso sobre los menores, y le instó a continuar con valentía.
PREOCUPADO POR SIRIA
Poco antes el Pontífice había confesado su preocupación por las “noticias dramáticas” del recrudecimiento de la violencia en la ciudad siria de Alepo y clamó por el cese inmediato de las hostilidades.
Lamentó las víctimas inocentes del conflicto, sobre todo entre los niños, los enfermos y aquellos que “con gran sacrificio” están empeñados en prestar ayuda al prójimo.
Recibo con profundo dolor las noticias dramáticas provenientes de Siria, que corresponden a la espiral de violencia que continúa agravando la desesperada situación humanitaria del país, en particular en la ciudad de Alepo”, dijo.
Exhorto a todas las partes involucradas en el conflicto a respetar el cese de las hostilidades y a reforzar el diálogo en curso, único camino que conduce a la paz”, agregó.
Más adelante recordó que este lunes 2 de mayo se abre en Roma la conferencia internacional sobre el tema “El desarrollo sostenible y las formas más vulnerables del trabajo”.
Pidió que ese encuentro ayude a sensibilizar a las autoridades, las instituciones políticas y económicas y la sociedad civil para que promuevan un modelo de desarrollo que tenga en cuenta la dignidad humana, en pleno respeto de las normativas sobre el trabajo y el ambiente.