Foro Ríos Vivos
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Ante la desesperanza de atestiguar la muerte del río Atoyac, emblemático para Puebla y su ecohistoria, respetables mujeres y hombres organizaron el Foro Ríos Vivos recientemente en espacios del Centro Cultural de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla.
Como preámbulo del foro académico se disfrutó del Festival Xicome en donde hubo actividades de canto, música y danza, con la participación de niños, jóvenes y adultos con expresiones artísticas puestas al servicio de la concienciación ambiental. Juan Carlos Chazaro propuso el nombre Xicome para titular el festival porque es el número siete en náhuatl, que se sustenta en el fundamento matemático xicome-mexhiko.
En la gran explanada del sitio se montaron tres estructuras de manta a la manera tribal: el Tipi Sol, el Tipi Luna y el Tipi Xicome. También una carpa roja, un domo holístico y un domo especial para los niños.
Inolvidable para mí fue observar la manera generosa en que los organizadores levantaron una ofrenda a la usanza prehispánica con flores y objetos sagrados para luego participar en una caminata en silencio por la rivera del río Atoyac.
Luego, en un contexto absolutamente místico, presencié una ceremonia de encendido del fuego con cantos al agua en la que confluimos mexicanos, estadounidenses y sudamericanos de estirpe originaria, aquí destacó un grupo de abuelas que portaba sus sahumadores para quemar incienso. Con esta ceremonia se iniciaron los trabajos artísticos y académicos del festival y del foro.
Además de la riqueza en bienes intangibles que se mostraron, se contó con conferencias magníficas en el marco del Derecho de los ríos, que abordó el tema de la conciencia cívica que debe tenerse para respetar a los ríos, y el tema de los importantes servicios ambientales que ofrecen las montañas.
En el marco de la gobernanza y la restauración, fui invitado por la gran ambientalista y artista Beleni Alonso para participar con la conferencia “Atoyac vivo: reconstruyendo el paisaje”, con la tesis de que podemos recuperar el río a través de la participación ciudadana con base en un proyecto científico y con la voluntad política de los tomadores de decisiones.
Subrayé que es indispensable tomar en cuenta el río aguas arriba en territorio tlaxcalteca, pues por más que se pretenda limpiar el río en tierras poblanas no se logrará el objetivo si no se considera la cuenca completa, en este caso la cuenca alta del río Balsas que continúa fluyendo luego del Atoyac por los estados de Guerrero y Michoacán.
Lo que resultó un producto muy positivo del Foro Ríos Vivos fue el encuentro que se tuvo entre autoridades tlaxcaltecas y poblanas responsables del tema hídrico. Por increíble que parezca no se habían reunido en las últimas décadas para dialogar sobre cómo resolver una problemática en común: el saneamiento del río. Tuve el gusto de propiciar dicha reunión.
Llámese Zahuapan en Tlaxcala o Atoyac en Puebla, el río merece vivir para que en torno a éste se reconstruya el paisaje cultural que considera 38 municipios tlaxcaltecas y 22 municipios poblanos.
Si en la siguiente década se implementan acciones de remediación y se considera una normatividad homologada para frenar los actos de industrias y ciudadanos que envían sus aguas con químicos o sus heces fecales, respectivamente, el río volverá a contener un ecosistema que permitirá su renacimiento. Faltará que los estados de Guerrero y Michoacán se incorporen lo más pronto posible a esta cruzada en pro del planeta.