La ansiedad como obstáculo para ser feliz
La ansiedad es una respuesta natural adaptativa que nos permite estar alerta ante la inminencia de un peligro, real o imaginario. Ante este posible peligro para nosotros o para un ser querido, incluso ante el riesgo de perder una posesión preciada, el cuerpo segrega en pocos segundos grandes cantidades de adrenalina y noradrenalina que aumentan la frecuencia cardíaca, tensan la musculatura y redirigen gran parte del torrente sanguíneo a las extremidades, en detrimento de zonas como el aparato digestivo. La atención se centra en la posible amenaza.
La ansiedad es un mecanismo fisiológico imprescindible para la supervivencia tanto del individuo como de la especie.
Pero en ocasiones la ansiedad se presenta con demasiada intensidad, llegando a bloquear al individuo en lugar de prepararle para una posible huida o defensa, o desgastándole y afectando a su salud por presentarse de forma continuada en el tiempo. En estos casos ya no estamos ante una respuesta fisiológica deseable, sino ante un trastorno de ansiedad.
La lista de trastornos de ansiedad es amplia, va desde pequeñas fobias hasta crisis de pánico. El tipo de ansiedad que más afecta a un sector importante de la población es el trastorno de ansiedad generalizada (TAG). El TAG es a lo que solemos llamar coloquialmente tener ansiedad o sufrir de ella.
A diferencia de las crisis ansiosas, donde la respuesta del organismo es aguda y desmedida, pero se vuelve a lo normalidad pasados unos minutos o unas horas (a veces es necesario recurrir a la medicación para ello), el TAG es una dolencia crónica, o de larga duración, que se caracteriza por una aflicción y miedo continuos o casi, y en la que quien lo sufre muchas veces ni siquiera es capaz de entender qué le provoca tal estado de ánimo.
Las implicaciones de la ansiedad en la calidad de vida
El TAG repercute en la salud y en la calidad de vida, y suele ir acompañado de somatizaciones varias como dolores de cabeza, dispepsias o insomnio. Si no es tratado, un TAG puede ser la puerta a otras enfermedades psiquiátricas, siendo la más habitual la depresión clínica. La ansiedad y la depresión suelen alimentarse una a la otra, aunque también hay personas que sólo sufren de una de estas dos enfermedades.
La ansiedad repercute negativamente también en la actividad intelectual y en la maniobrabilidad de quien la padece, afectando de tal manera su día a día que llega a ser un obstáculo serio a la hora de alcanzar la felicidad, aun cuando se presente sin estar asociada a una depresión. De concienciar sobre este obstáculo para nuestra felicidad se encarga la web purafelicidad.org, porque tan solo en dos décadas se ha observado un incremento alarmante en la población de los países occidentales de los casos tanto de ansiedad como de depresión, afectando por ejemplo en España hasta un 40% de la población, teniendo en cuenta todos los trastornos de ansiedad y los grados de depresión. Hace 10 o 12 años, en este mismo país la incidencia de estas dolencias era de un 15-20%. También, de manera tradicional, la ansiedad era una afección más frecuente en mujeres jóvenes sin cargas familiares, mientras que ahora el perfil del paciente es cada vez más difuso.
El panorama parece desalentador, pero es muy importante señalar que la ansiedad es tratable, y tiene cura definitiva en muchos casos. E incluso cuando se tratara de un trastorno cronificado, como es el caso de quien está escribiendo ahora mismo, existen maneras de tener el trastorno generalizado de ansiedad bajo control y que la persona afectada sea completamente funcional, e incluso feliz.
Si sufre ansiedad, no dude en pedir ayuda.
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