La música en Saltillo
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Las serenatas en las plazas de Saltillo han sido una costumbre, documentada posiblemente desde antes del siglo 19. Las serenatas, conciertos y veladas musicales en las plazas de Armas fueron entretenimiento favorito de los saltillenses durante gran parte del siglo pasado. Don Vito y don Miguel Alessio Robles dejaron en sus textos el testimonio de las serenatas en la plaza de San Francisco, entre los dos siglos, a las que asistían en compañía de sus familias y sus compañeros estudiantes del Ateneo Fuente, que por aquel entonces tenía su sede en el lado sur de la placita. Igualmente lo registraron en sus memorias otros estudiantes ateneístas de generaciones posteriores, como Florencio Barrera Fuentes. La tradición de las serenatas sobrevive hoy en los conciertos que se ofrecen en la plaza del Compositor, en la colonia República.
El salón de actos del Ateneo Fuente viejo y el bellísimo paraninfo del actual, han sido escenario de múltiples espectáculos musicales. Asimismo, los teatros saltillenses, desde el primero que se tiene noticia llamado Ramos Arizpe, así como los teatros Zaragoza, Acuña y Saltillo, además del García Carrillo, devorado en parte por las llamas en 1918, y el Obrero, antecedente del desaparecido Cine Saltillo, a los que se suman los salones de actos de la Normal y de la Sociedad Mutualista Obreros del Progreso y el gimnasio y Patio Español de la Sociedad Manuel Acuña, sin olvidar el Cine Palacio, han sido en su momento sedes de grandes conciertos y audiciones musicales. En la actualidad, la mayoría de los espectáculos musicales se realizan en el Teatro de la Ciudad y en el paraninfo del Ateneo. El auditorio del parque Las Maravillas y la plaza de Armas reciben a los grupos musicales y a los cantantes más populares del momento, y el Teatro del Pueblo en la temporada de la feria.
Las serenatas de las bandas sinfónicas del estado y del municipio en la plaza de Armas son legendarias, y las ejecutadas más atrás por las bandas de los regimientos militares asentados en la ciudad. Saltillo ha sido tierra de buenos músicos, entre otros: Maclovio Pinto Jiménez, Pompeyo Sandoval, José Tapia R., Jonás Yeverino, los hermanos Cuevas, Ismael Fuentes y Zeferino Domínguez. Dos compositores le dieron fama a Saltillo: Felipe Valdés Leal, autor de la canción “Tú Sólo Tú”, y Alfredo Parra, autor de “Venganza”. La orquesta de Lorenzo Hernández hizo época a partir de los años sesenta.
El 30 de julio de 1934, poco después de inaugurado el edificio nuevo del Ateneo, los estudiantes ateneístas llevaron a cabo en el paraninfo una “Gran Velada Científico Artístico”, con el fin de recabar fondos en apoyo a los damnificados de Allende, Coahuila. En la parte musical, el programa incluyó: una obertura de la Banda Sinfónica del Estado, un número a cargo de la Estudiantina Ateneo, un solo de violín de Ismael Fuentes acompañado al piano por María de los Ángeles Góngora, y la romanza de “La Pilarica” de la zarzuela “Gigantes y Cabezudos”, interpretada por Brígida Ollervides.
En el salón de actos del Ateneo viejo tuvieron lugar, entre muchos otros, los anunciados como “Espléndidos Conciertos Vocales e Instrumentales a beneficio de las obras de la Plaza de Zaragoza”, nombre oficial de la placita de San Francisco, los días 22, 25 y 29 de noviembre de 1906. El programa refleja algo que asombra: la cantidad de gente que en el Saltillo de esa época transitaba los caminos del arte y cultivaba todos los géneros musicales. En esos tres conciertos, llevados a cabo en el transcurso de una semana, participaron distintos declamadores, pianistas, violinistas, violonchelistas, cornetines, cuartetos de cuerdas y cantantes, además de la banda del Séptimo Regimiento de Caballería y una orquesta dirigida por el profesor Pedro Reyes, integrada por “los mejores elementos de la localidad”.
Todavía no se ha escrito la historia musical de Saltillo.