La resurrección del arte sacro

Vida
/ 16 abril 2017

Es casi natural creer que el único tipo de arte sacro se realizó hace cientos de años por las manos de los maestros clásicos. Pinturas y esculturas que ilustran pasajes bíblicos, ángeles, santos y motivos religiosos. Sin embargo, hay artistas que han logrado conciliar sus creencias con los lineamientos del arte contemporáneo.

Atrás dejamos el tiempo en el que la Iglesia Católica fue el mayor mecenas de los grandes artistas y por consiguiente, la principal regidora de los estilos usados en esas obras de arte y de las ideas plasmadas en ellas. Pero la evolución a la que estuvo sujeta el arte en los últimos 200 años le han separado cada vez más y más de la religión. O al menos esa impresión da.

El arte sacro como le conocemos sí está disminuyendo. El arte figurativo del que nace ha dado paso a exploraciones creativas más abstractas y conceptuales. Por esto mismo, las nuevas creaciones rayan más en la imitación de las cualidades de las obras de antaño que en la innovación. Y aunque el innovar no sea prioridad en esta rama del arte, hay instancias en las que las nuevas tendencias logran representar ideas y conceptos cristianos con piezas que bien podrían exhibirse en un museo de arte contemporáneo.

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Hablemos de arquitectura

La expresión más grande del poder que la religión católica alguna vez ostentó se encuentra, sin duda alguna, en su arquitectura. Las majestuosas iglesias, que se sostienen aún después de cientos de años, logran capturar la atención de todos, sin importar sus creencias.

La arquitectura, sin embargo, no está exenta de los cambios estilísticos y conceptuales a los que el resto de las artes han estado sujetas. Todo lo contrario, han ido modificándose de acuerdo a la época.

Si en el pasado teníamos ejemplos que ostentaban “la gloria del reino de los cielos en la tierra” con campanarios que se rasgaban las nubes, vitrales coloridos y bellos y gigantescas puertas talladas en madera con motivos litúrgicos, los tiempos actuales han producido construcciones que despojan al edificio de todo ornamento innecesario. A nivel mundial tenemos dos ejemplos muy claros de esto y ambas se encuentran en Brasil: La catedral de Maringá y la catedral metropolitana de Brasilia. 

La Catedral de Maringá fue diseñada por el arquitecto José Augusto Bellucci y después de 13 años de construcción fue abierta al público en 1972. Su estructura compuesta de conos y triángulos la dotan de un perfil agudo reminiscente al gótico, pero sin las decoraciones de este.

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Otro ejemplo es la Catedral Metropolitana Nossa Senhora Aparecida del célebre Óscar Niemeyer y que se halla en la joya urbanística de Brasilia, ciudad diseñada desde cero por Lúcio Costa y capital de Brasil, parece muchas cosas a simple vista (estadio de fútbol, teatro, auditorio) pero no una iglesia. No con sus columnas tipo “bumerán”, sus paredes inclinadas cubiertas de cristal y su estilo ‘avant garde’.
En México tenemos la Capilla del Atardecer, en Acapulco, cuya construcción de concreto y vidrio y su reducido tamaño a comparación de otras le otorgan la apariencia de escultura urbana más que de edificio.

Además de todo esto, tenemos unos cuantos ejemplos cercanos en la ciudad de Monterrey: la Parroquia de San Agustín y la Parroquia del Rosario, complejos de un estilo modernista que sin la cruz son irreconocibles como iglesias. También está la Parroquia de San Juan Bautista, un aparentemente pequeño edificio con forma de domo que contrasta con  el efecto de amplitud que logra en su interior. Una recuperación del sentimiento de inferioridad que las catedrales de antaño uscaban en los fieles.

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La diferencia entre religioso y sacro

De acuerdo con el Concilio Vaticano II, que realizó acuerdos relativos a la posición de la iglesia respecto al mundo moderno, estipula que el arte sacro está íntimamente ligado a la liturgia católica y debe servir para mostrarla claramente al mundo.

Siguiendo estos lineamientos, las muestras de arte contemporáneo que a continuación se presentarán no podrían ser consideradas arte sacro. Sin embargo, no es la primera vez que la Iglesia Católica se ve en una situación donde debe actualizar sus dogmas, considerando que el concilio sucedió hace más de cincuenta años y que muchas de estas piezas están avaladas y protegidas por instituciones religiosas, diócesis y catedrales, especialmente en Europa.

Se piensa que la posición generalizada del arte contemporáneo es de crítica o incluso falta de respeto a las religiones, especialmente contra las abrahámicas (judaísmo, cristianismo e islam). Pero sólo porque existan piezas “anti-católicas”, como muchos las califican, no quiere decir que no existan obras que eleven la palabra divina del mismo modo que en el pasado los grandes maestros lo hicieron. Entre estos ejemplos subversivos la polémica hace resaltar piezas como “Piss Christ” de Andrés Serrano, una fotografía de un crucifijo sumergido en orina, “La nona ora” de Maurizio Cattelan, escultura hiperrealista de Juan Pablo II siendo golpeado por un meteorito o “The Holy Virgin of Mary” de Chris Ofili, que muestra a una madona negra semi-abstracta decorada con estiércol de elefante y que fue subastada en Christie’s por 4.6 millones de dólares en 2015.

La Catedral de St. Paul, en Londres, pidió al artista visual Bill Viola, conocido por trabajar temas religiosos y místicos, que realizara un trabajo exclusivo para ellos. “Mártires” es la primera video instalación permanente en un recinto de culto. En el video, con la característica pulcritud en la producción visual del artista, cuatro personas, lentamente, comienzan a ser víctimas de uno de los cuatro elementos clásicos (tierra, aire, fuego y agua) sin que por ello su resolución a permanecer en calma se vea afectada.

En julio de 1999, el artista británico Mark Wallinger expuso su “Ecce homo” en la plaza de Trafalgar, en Londres. En su representación del mesías lo propone en su estado más humano, sin presunciones y aparentemente despojado de toda divinidad. El “Cristo más humilde” observó durante su exhibición a los transeúntes con mirada pasiva, manos en la espalda, semidesnudo y coronado con alambre de púas.

Y más recientemente, en nuestro país, lanzaron la convocatoria para la V Bienal de Arte Sacro Contemporáneo, organizada por el Colectivo Aletheia y que, de acuerdo con sus bases, permite la presentación de propuestas desde la instalación hasta el video arte, lo cual demuestra que incluso en México el arte y la religión católica no están tan peleados como uno creería.

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