Mata a su hijo con su camioneta en carretera a Torreón

Saltillo
/ 16 abril 2016

Rodolfo Moreno Echavarría de 29 años, quedó detenido y enfrenta un doble proceso penal por homicidio culposo y omisión de cuidados.

Rodolfo Uriel, de tres años, murió en el Hospital Universitario como consecuencia de las heridas que recibió al ser atropellado por su padre, quien le dio de revesa a su camioneta y sobrevino la tragedia.

Esto en el ejido Padre Santos, en la carretera a Torreón.

Rodolfo Moreno Echavarría de 29 años, quedó detenido y enfrenta un doble proceso penal por homicidio culposo y omisión de cuidados.

Según las investigaciones de la coordinación del Grupo de Homicidios de la Procuraduría de Justicia del Estado, cerca de las 18:30 horas el niño y su padre salieron de su domicilio que está en la calle Nezahualcóyotl 1530, en la Anáhuac y se trasladaron en camioneta al rancho de su propiedad, que está por el kilómetro 8 de la Torreón-Saltillo, para darle de comer a unos animales.

SOBREVIENE LA TRAGEDIA
Rodolfo Moreno dijo que al llegar al predio bajó de su camioneta para abrir el portón, mientras que su hijo también bajó de la camioneta y subió por la parte trasera para sostenerse del estribo.

Sin embargo, el niño no logró sostenerse de la camioneta y tras dar de reversa, se cayó, siendo aplastado por la llanta y el peso de la troca.

Al percatarse de lo que acababa de hacer subió al pequeño a la Chevrolet S10 de redilas con placas EZ01-822 y arrancó rumbo al área de urgencias del Hospital Universitario.

El pequeño Rodolfo no resistió y murió mientras era atendido. En medio de una crisis de histeria el padre fue informado de la muerte.

No quedaba sino dar parte a la Policía, instancia que interrogó al adulto antes de arrestarlo. La playera verde que traía estaba llena de la sangre de su hijo y entre llanto lamentó que las cajas de legumbres que transportaba en su camioneta no le permitieron darse cuenta del momento en que cayó su niño.

Consternación
> Los familiares llegaron para lamentar la noticia y entre gritos exclamaban que Uriel estaba vivo y dormido.
> El llanto aumentó cuando vieron pasar la carroza funeraria que se encargó de trasladar el cadáver a las instalaciones del Servicio Médico Forense.

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