Mujeres se enfrentan a una lenta reinserción laboral
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El desequilibrio prevaleciente en las labores domésticas durante el confinamiento y el cierre de guarderías y escuelas, complican la reactivación de la tasa de participación laboral femenina
A casi un año del estallido de la crisis laboral por el Covid-19 en México, la participación de las mujeres mexicanas en el mundo del trabajo –baja de por sí– se ha recuperado más lentamente que la de los hombres, al tiempo que se enfrentan a un desempleo de mayor duración, de acuerdo con los últimos datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), que realiza el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi).
En enero la proporción de mujeres que trabajan o se encuentran activamente buscando un empleo con relación a la población femenina de 15 años o más fue de 40.5% (tasa de participación), cifra 4.3 puntos porcentuales inferior a la observada en enero del 2020, mientras que la tasa de participación de los hombres fue de 73.3%, nivel 2.8 puntos al de 12 meses antes.
Esta recuperación más lenta de la participación laboral femenina no solo ha ampliado la brecha laboral de género, sino que también refleja que las mujeres tienen episodios de desempleo más prolongados, pues enfrentan mayores obstáculos para emplearse o reincorporarse a un empleo.
De acuerdo con la ENOE del mes de enero, la proporción de mujeres desempleadas cuya situación de desocupación es duradera es en general más alta que la de los hombres. Así, las mujeres que tienen no más de un mes desempleadas representaron 38% del total de desempleadas, mientras que en el caso de los hombres esa proporción fue de 41 por ciento. Al observar a aquéllas que tienen de uno y hasta tres meses desocupadas, la proporción es de 30%, sensiblemente mayor a la proporción de hombres en la misma situación, que fue de 23 por ciento.
En el renglón del desempleo de entre tres y seis meses, la proporción de hombres fue de 14% contra 11% de las mujeres, pero en una situación de más largo plazo, en el renglón de desempleo con una duración de seis meses a un año, las mujeres superan a los hombres con 12% contra 11% y en el renglón de desocupación de más de un año las mujeres también aventajan a los hombres con 3% contra dos por ciento. Al respecto, Graciela Bensunsán, especialista de la UAM-Xochimilco, expuso que las dos razones por las que las mujeres no han podido insertarse en un empleo son: primero que tienen que atender su responsabilidad en el hogar -cuidar de los hijos y de los padres- y por otro lado porque muchas actividades en las que se desempeñan con normalidad están cerradas.
“Hay muchos condicionamientos que limitan el ingreso de las mujeres en el trabajo, muchas de las actividades que se han limitado, o cerrado por meses como restaurantes, hotelería, en general el sector de servicios; eso evidentemente hace la pandemia haya sido más perjudicial para las mujeres que para los hombres; aparte de que ya arrastramos la desigualdad estructural”. explicó.
En México, por ejemplo, la proporción de mujeres es mayor en servicios de hospedaje (60%), y comercio (57%) (ENOE 1T2020). Aunado a ello, tras el cierre de escuelas y guarderías, muchas madres de familia han tenido que asumir mayores responsabilidades en el cuidado de las y los niños. En este contexto, el proceso de recuperación de empleos ha sido significativamente menor para las mujeres que para los hombres, expuso Alicia Bárcena, secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
“Estamos proponiendo un ingreso básico de emergencia, equivalente a una línea de pobreza que son 120 dólares al mes para las mujeres que salieron del mercado laboral por efecto de la pandemia. Hemos calculado que son 13 millones de mujeres, y sumar una canasta básica digital para 40 millones de hogares que son los que no están conectados a Internet”.
En tanto, Nadine Gasman, titular del INMUJERES, dijo que es necesario “diseñar un sistema de cuidados progresivo con la ayuda del sector privado en zonas cercanas a los centros de trabajo, unificar el sistema fragmentado en términos de calidad, supervisión y operación, y generar un estándar mínimo de calidad en la capacitación de las personas cuidadoras”, ello con el fin de que la participación de las mujeres como fuerza de trabajo crezca de manera más acelerada.
Con relación a lo anterior, especialistas en recursos humanos recomendaron desarrollar planes y programas para retener al talento femenino una vez que deciden ser madres, pues “hay mujeres que no pueden ocupar puestos gerenciales o directivos porque no hay esquemas que les permita ausentarse un tiempo razonable para su maternidad y poder reincorporarse. Ahí se ha perdido talento, a la vez que es difícil que regresen muchas de ellas al mercado laboral”, dijo Blanya Correal, especialista de DMAbogados.