Puerto Rico enfrenta enormes obstáculos para recuperarse, tras paso de huracán María
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Para Puerto Rico, desde hace mucho tiempo afectado por su enorme deuda y un sistema financiero básicamente en bancarrota, el camino hacia la recuperación pasó de muy largo a posiblemente infinito
Después de que el huracán María arrasara Puerto Rico y destruyera casas, hoteles, torres de telefonía móvil y toda la red eléctrica de la isla, el miedo y la frustración se podían sentir en cada rincón.
En ningún lugar había electricidad. Los teléfonos celulares prácticamente se volvieron inútiles. La mayoría del agua de la isla no estaba en condiciones de ser bebida. Los caminos están cubiertos de escombros. Y todavía se desconoce la situación exacta de los daños. Al concluir el día, Ricardo Roselló, el gobernador de Puerto Rico, dijo que no hay contacto con funcionarios en el 85 por ciento de la isla.
“La ironía es que estamos en crisis aquí e imagínese, un fenómeno como este viene a destruirnos”, dijo Edwin Serrano, de 37 años, un trabajador de la construcción que vive en el distrito histórico del Viejo San Juan. “Se necesitará un prolongado esfuerzo”.
La isla fue declarada como zona de desastre federal, lo cual liberó los recursos federales de emergencia.
Los primeros grandes pasos hacia la recuperación se darán cuando una pista de aterrizaje en San Juan, ya sin escombros, reabra para comenzar a recibir tres o cuatro cargas de avión con generadores, agua, carpas, catres y otros artículos muy necesitados, dijo Alejandro de la Campa, el director en Puerto Rico de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por su sigla en inglés).
Restablecer las comunicaciones es una prioridad, dijo el gobernador, aunque la tarea será monumental. La Comisión Federal de Comunicaciones estimó el jueves que Puerto Rico había perdido el 95 por ciento de sus células de telefonía móvil.
También es una prioridad reabrir los puertos de San Juan, Ponce y Mayagüez, lugares clave para la vida económica.
Lo que complica la recuperación de Puerto Rico es la devastada economía de la isla. La isla ha estado atascado en una profunda recesión durante más de una década y tiene una deuda de 74.000 millones de dólares.
Sin disponer de vías para pagarla, Puerto Rico se declaró en una especie de bancarrota en mayo, la primera vez en la historia que un estado o territorio estadounidense ha tomado esa medida extraordinaria. Las finanzas de la isla son supervisadas por un comité federal de control.
Si existe algo promisorio en eso, como un Estado libre asociado de Estados Unidos, es que Puerto Rico puede recibir dinero de FEMA. Ese dinero podría proveer la mayoría de lo que Puerto Rico necesita para reconstruir infraestructura esencial, la cual ha sufrido por la negligencia y las malas condiciones mucho antes del huracán, así como hogares y edificios.
Reconstruir Puerto Rico será especialmente difícil —y caro— porque es una isla. Todo debe ser llevado en avión o barco, lo cual requiere más tiempo y dinero que si los bienes pudieran ser transportados por tierra. La gran cantidad de personas que no cuentan con seguros o con un seguro con la cobertura necesaria también hará más lento el proceso.
El huracán María probablemente hará retroceder la inversión en la isla y, por lo menos durante un tiempo, afectará a la industria del turismo, que había sido un pequeño punto brillante en el crecimiento de Puerto Rico.
Con información de The New York Times