Rayados ocupa serenarse y más humildad

Fútbol
/ 2 marzo 2016

    Mohamed despotrica contra la Copa MX porque es un torneo que lo ridiculiza. En Tijuana ya había fracasado en 2012 y con Rayados lleva dos semestres al hilo de papelones.

    La Copa MX es un certamen oficial y no está de relleno en el calendario. Puede gustar o no a los entrenadores, pero los clubes deben asumir el compromiso como tal y más aún Monterrey, un equipo que atraviesa por una época de ayuno lejos del confeti de las consagraciones.

    Si algún día consiguiera clasificar y se le diera una estrella en el segundo certamen mexicano, Mohamed seguramente hablaría de la importancia de ser competitivo en todo lo que se juega. De hecho, así lo hizo saber el año pasado cuando se comprometió a buscar la Liga, la Copa y la Libertadores, y que al final del día, no encontró nada.

    A Mohamed, el campeonato copero le estorba porque, al parecer, se considera suficiente y no quiere distraerse en pequeñeces. A la Copa MX siempre la ha subestimado, quizás en contra de esa corriente de superación que tanto pregonan los directivos, quienes apuestan a conquistar todo y en todas las categorías.

    Rayados está obligado a ser competente siempre. Para eso invierte en jugadores y en millonarios salarios como el que se lleva Mohamed. Los directivos, al no reforzar los intereses de la institución, también acaban siendo cómplices de los caprichos y de las decisiones del entrenador.

    Un club se hace grande desde la modestia y no desde la soberbia. Rayados ya tuvo la experiencia de perder mucho tiempo por haber estado futbolísticamente sobrado en aquel ocaso de Vucetich y cuyos coletazos de las consecuencias aún hoy interfieren en este presente.

    Desperdiciar un torneo al cual el DT se empeña en ningunear porque para su currículum no le interesa, termina arrastrando al club hacia la mediocridad y representa una burla para quienes llenan el estadio.

    Mohamed debe asumir su responsabilidad y ser más tolerante al fracaso personal sin repartir culpas y sin hablar por el club cuando la afición y los propios directivos esperan resultados y no excusas.

    Que el equipo sea superlíder no faculta al DT a discriminar competencias ni tampoco a mirar a los adversarios por encima del hombro.

    El cachetazo recibido ante Cruz Azul quizás logre sacudir a un Rayados altanero para regresarlo a la realidad, a esa donde debe sacrificarse para revalidar en cada juego su capacidad y evolución.

    Monterrey hoy parece haber llegado a un punto crítico donde debe demostrar, más que nunca, que sus números en la Liga son consecuentes a ese futbol lleno de virtudes respaldado por un  compromiso colectivo como se vio en las primeras jornadas.

    Y será nada menos frente a Tigres donde tendrá que ratificar que lo suyo va en serio y que no se trata de una ilusión óptica. De la forma en cómo perdió ante Cruz Azul y cómo ha tirado la Copa MX da la sensación que al Monterrey le invaden ciertos excesos.

    Rayados tendrá que manejarse con mucha sencillez, convicción y frescura hasta el final del camino. Es muy pronto todavía como para comenzar a depender de los ahorros y para creerse lo suficientemente solvente porque no lo está.

    Por ahora, Mohamed está más cerca de perder todo que de ganar algo en un club donde quiere hacer historia. En el ecuador del torneo, Rayados ha ingresado en la turbulenta zona que exige confirmaciones y estabilidad, y por cierto, mucha más humildad, empezando por el DT.

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