Así, parece que el último capítulo en la conquista de los derechos de las víctimas de violaciones graves a los derechos humanos se ubica en la era de la movilidad global pues, así como se han desbordado las violencias, se han desbordado los territorios, lo que reclama una reconceptualización de la ciudadanía que desnacionalice y desterritorialice su campo de acción para hacer frente a los nuevos desafíos que representan las graves violaciones a derechos humanos que vulneran la dignidad de las víctimas y atentan contra la comunidad internacional en su conjunto.