‘Bolero’ de Saltillo es autodidacta; aprende inglés, matemáticas y redacción

Coahuila
/ 28 agosto 2022

La edad, asegura, no importa cuando se trata de aprender, considera que un hombre puede viajar a través de la literatura

Bajo la sombra de la silla de bolear donde trabaja, don Armando Loera también aprende inglés, matemáticas y redacción, guiado por libros de texto y diccionarios.

La edad, asegura, no importa cuando se trata de aprender, entre cada par de zapatos y botas que bolea sobre la calle Padre Flores, abre un libro, hojea sus páginas y se adentra en el mundo del aprendizaje.

Pasé ocho años en Estados Unidos y aprendí un poco de inglés, pero siempre me llamó mucho la atención cómo se habla y quiero seguir aprendiendo”, expresó el sexagenario sosteniendo un traductor.

Don Armando abrió el cajón que esconde la silla de bolero, oficio al que se ha dedicado por más de 20 años, y sacó una colección de revistas y libros que ha leído durante el año.

Junto a los libros también hay libretas, lápices y plumas; algunas novelas y su lonche de jamón con una lata de chiles en vinagre como desayuno.

Además de lustrar zapatos y sacarles brillo, don Armando encuentra en las letras un refugio en el cual pasar el día y matar el rato, dice, “mientras no hay clientes”.

TE PUEDE INTERESAR: Pensión del Bienestar para el adulto mayor: ¡No te dejes engañar!... alertan por llamadas a beneficiarios para estafarlos

Este abuelo también enseña a sus nietos las letras y un poco de lo que sabe de inglés, pero sobre todo de la lectura, pues considera que un hombre puede viajar a través de la literatura.

“Me gusta aprender, pensar, a veces leo los periódicos y otras veces novelas de vaqueros, leo de todo para conocer lo más que se pueda”, expresó el hombre.

Don Armando fue sorprendido por VANGUARDIA escribiendo apuntes del diccionario a un costado de la Plaza Acuña, mejor conocida como la “Plaza de los Huevones”, donde considera que no hay tales, sino “pensantes”.

“Es lo que le falta a la gente, detenerse un rato a pensar, a ver pasar la vida, es como uno encuentra respuestas”, asegura.

Luego, don Armando cuenta sobre cómo la vida le puso un examen inesperado, cuando un extranjero llegó a su silla para bolear un par de zapatos color café.

“Llegó con otro, hablando inglés y yo entendía lo que decía, le dijo que lo esperaba en la otra calle, entonces también yo le hablé lo que pude y me dijo ‘su inglés ser bueno’; me dio mucha satisfacción”, cuenta Don Armando.

“Quiero seguir aprendiendo, para cuando se acercan los turistas dar un mejor servicio”, finalizó orgulloso.

COMENTARIOS

NUESTRO CONTENIDO PREMIUM