Con fe y devoción todo es posible: saltillenses acuden a ‘La Capilla de los Milagros’ para pedir al Santo Cristo
La imagen del Santo Cristo, que llegó a Saltillo en 1608, se ha convertido en un símbolo de fe y devoción para miles de fieles. A lo largo de más de 400 años, se le han atribuido innumerables milagros, registrados en exvotos que adornan las paredes de la capilla
Desde su llegada a Saltillo en marzo de 1608, la imagen del Santo Cristo ha sido fuente de fe y devoción para miles de personas. De acuerdo con registros históricos, Santos Rojo, un comerciante de Jalapa, Veracruz, trajo la venerada imagen. Sin embargo, una versión más mística de la historia cuenta que la imagen llegó sola, montada sobre una mula.
A lo largo de 416 años, al Santo Cristo se le han atribuido innumerables milagros. Cada 6 de agosto, miles de católicos se congregan para rendirle homenaje. El Padre Ledezma, custodio de la capilla, explica: “Una imagen nos evoca lo que a la vista no se puede percibir, la presencia de Jesús”.
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El Santo Cristo ha realizado más de 400 mil milagros, según el último conteo de ‘milagritos’, es decir, pequeñas piezas de metal en forma de partes del cuerpo que los fieles dejan como agradecimiento. Estos exvotos, guardados por su enorme cantidad, adornan dos murales en las paredes de la capilla, testimonio tangible de la fe y gratitud de la gente.
Según el Padre Ledezma, “La gente que acude a dejar los exvotos lo hace cuando ya se les ha concedido el milagro, como una muestra de agradecimiento”.
EL ORIGEN
La historia del Santo Cristo está documentada en el novenario de 1986 por el Dr. Jorge Fuentes Aguirre. La imagen fue inicialmente colocada en el altar de la Capilla de Ánimas, en la Parroquia de Santiago (hoy Catedral), donde se ganó el sobrenombre de Señor de las Ánimas. En 1690, Doña Josefa Báez de Treviño construyó la actual Capilla del Santo Cristo para albergar la imagen.
Sin embargo, fue el presbítero Pedro Fuentes, primer cronista de Saltillo, quien documentó muchos de los milagros. En 1708, el sacristán trasladaba la imagen del Cristo cuando observó que esta ‘sudaba’. El sacerdote José Guajardo no dudó en catalogarlo como un milagro y mandó tocar las campanas del templo.
En 1722, durante la Cuaresma, la imagen volvió a “sudar”, y los sacerdotes reportaron que se sentía como si estuviera hecha de carne blanda, casi como si estuviera viva. Diez años después, un franciscano inválido escuchó el sonido de campanas que indicaba un milagro, se levantó sano y corrió a la Capilla de Ánimas para dar gracias.
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Pero los milagros no terminaron ahí, en 1958, una sequía azotó Saltillo. Los fieles pidieron al sacerdote García Siller que sacaran la imagen en procesión, y poco después, la lluvia regresó.
Por otro lado, en 2014, durante el traslado anual de la imagen del Cristo a la Catedral, una fuerte lluvia cesó milagrosamente al iniciar la procesión, solo para reanudar cuando la imagen llegó a su destino.
TESTIMONIOS DE FE Y DEVOCIÓN
Hoy en día, los milagros continúan, como lo demuestran los testimonios de los fieles. Sol Ulloa relata: “Hace unos meses, mi hija, Mariana, fue diagnosticada con una enfermedad grave. Desesperada, visité la Capilla de Saltillo y me arrodillé ante el Santo Cristo. Mariana comenzó a mostrar una mejoría increíble y se ha mantenido estable. Verdaderamente, se lo atribuimos al Señor”.
Doña Rosa también comparte su experiencia: “Mi esposo, Roberto, perdió su trabajo y nuestra situación económica se volvió muy difícil. Desesperada, visité la Capilla de Saltillo y nos encomendé al Santo Cristo. Roberto recibió una oferta de trabajo inesperada, mucho mejor de lo que habíamos imaginado. Estoy convencida de que el Santo Cristo nos escuchó y nos concedió este milagro”.
Estos relatos, junto con la inmensa colección de ‘milagritos’, continúan alimentando la devoción y la fe en el Santo Cristo de la Capilla de Saltillo, un símbolo de esperanza y milagros.
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