Familiares y amigos dan el último adiós a ‘Don Quico’, empresario saltillense
Entre aplausos, lágrimas y una misa le dieron el último adiós a quien fundara la primera pasteurizadora de la ciudad llamada “La Saltillera”
Entre aplausos, lágrimas y una misa en honor a la memoria de “Don Quico”, familiares y amigos del empresario saltillense le dieron el último adiós a quien fundara la primera pasteurizadora de la ciudad llamada “La Saltillera”.
Su velatorio fue en la capilla Reconciliación de Renacimiento donde se ofició una celebración eucarística de cuerpo presente de Francisco Dávila Flores, quien falleciera a los 103 años de edad el pasado 26 de diciembre.
Sus hijos Marco Antonio, Luis Arturo, Gerardo, José Alberto, Juan Andrés, María del Rosario, Jesús, Guillermo, Isabel, Margarita y Francisco Dávila de León, lo recordaron como un ser que dispuso su vida a la práctica de valores familiares, respeto y visión.
“Con el corazón triste pero lleno de gratitud y amor, nos despedimos de “Don Quico”, quien parte de este mundo enseñándonos la gran importancia de los valores que nos obsequió por herencia”, le dedicaron al padre y abuelito del Deportivo Rancho Seco.
LA LECHERA, PUNTO DE REFERENCIA
“Don Quico”, nació en Saltillo el 14 de noviembre de 1918 cuando el Valle de Saltillo llega hasta lo que hoy es la calle de Urdiñola.
cuerdo con información publicada en VANGUARDIA, fue durante 40 años que el empresario se dedicara a la producción de leche de vaca en su “Granja Guadalupe “que se localizaba en lo que ahora se conoce como “Los Cerritos”, al oriente de Saltillo.
Algunos de los asistentes a la misa de despedida, recordaron la labor del empresario saltillense y señalaron que una de sus inversiones como la instalación de la pasteurizadora conocida como “La Lechera” habría marcado la memoria colectiva de la ciudad capital.
“Ahora este sitio ya no existe, pero así se le quedó a ese lugar, trascendió de generación en generación, aunque ahora algunos se pregunten, ¿por qué le dicen La Lechera?, bueno, esa es la respuesta”, apunto un hombre que prefirió omitir sus generales.
Cabe mencionar que fue durante los años noventa cuando, en la esquina del periférico Luis Echeverría Álvarez, sobre el tramo que atraviesa el puente “El Sarape”, donde se estableció un negocio dedicado al procesamiento de productos lácteos y que dejó de funcionar hace más de dos décadas.
Posteriormente, cuando se habilitó el paso vehicular a desnivel de “El Sarape”, el sitio fue desmantelado por completo, ahora solamente se recuerda esta ubicación como un punto de referencia.