Luego de 33 años de servicio al frente del transporte de la Narro, Santiago Ruiz Leija contó a VANGUARDIA sus mejores anécdotas cuando transportaba a la Rondalla de Saltillo por toda la República
14 de febrero de 1990, es la fecha que Santiago Ruiz Leija recuerda muy bien como la primera vez que trabajó como conductor del autobús de laUniversidad Autónoma Agraria Antonio Narro de Saltillo.
Le apodaron “El Macho” por un tío al que le llamaban igual, y esta semana inició su último viaje antes de la jubilación, luego de más de 30 años en los que acompañó a los “Buitres” a viajes de estudios, vacaciones, torneos deportivos y de más.
Contó en entrevista para VANGUARDIA que llegó a la Narro porque ahí también trabajaba de chofer su padre, quien un día se enfermó y le dio la posibilidad de trabajar ahí.
“Vengo de una familia a la que siempre le ha gustado el volante por mi tío y mi papá. Uno siempre como hijo quiere llevar el ejemplo de los padres y a mí me gustaba la profesión de él y pues a echarle todas las ganas. Cuando me invitan a ser parte de los choferes de la Narro fue un gusto muy enorme”, declaró.
Además narró que gracias a la universidad ha podido conocer toda la República Mexicana y ha tenido experiencias como viajar en ferry de Mazatlán a La Paz.
16 AÑOS COMO CHOFER OFICIAL DE LA RONDALLA DE SALTILLO
16 años siendo chofer oficial de la Rondalla de Saltillo le bastaron para estar de gira por muchas ciudades, aunque reconoció que fueron días de exigencia, pues muchas veces tenía que trasladar a la agrupación durante las madrugadas.
Añadió que fue hasta la pandemia cuando el grupo de guitarras paró sus giras y por lo tanto a él le tocó esperar a que reanudaran los viajes de estudios y de verano.
“El Macho” mencionó que una de las anécdotas que tiene más marcadas fue cuando debía llevar a la Rondalla a Huautla de Jiménez en Oaxaca, donde perdió un camión por un acantilado.
“Me tocó subir de noche y la sierrita con curvas muy cerradas, con nebina y lloviendo, por ahí se me quedaron las llantas del autobús y como dice uno quedó acampanado, ya no tuvieron tracción.
“Ahí el detalle fue que los muchachos bajaron maletas e instrumentos y el presidente municipal mandó camionetas para recogerlos, nomás nos quedamos ahí los dos choferes que andábamos. Llegaron unas máquinas como buldozers y lo intentaron quitar. Luego lo quisieron jalar con unas cadenas y se rompieron las cadenas. Total, que tuvieron que empujar el camión para abajo de la montaña”, narró Ruiz Leija.
Reiteró que aunque muchas veces las desveladas le obligaban a descansar lo más que pudiera en el camión, lo hacía de corazón y siempre echándole muchas ganas.
“Yo me siento satisfecho de todo lo que he pasado y he convivido con la experiencia de ser chofer y más ser chofer de la Narro, que gracias a ella conozco toda la República”, declaró.
En ese sentido mencionó que la Narro significa mucho para él, pues además de los viajes, permitió que a él y a su familia nunca les faltara nada, además de significar prácticamente toda su vida laboral.
“El Macho” esta semana está dando su último servicio en un viaje de verano para los empleados de la universidad que están de vacaciones por las playas de Nayarit.
HERENCIA FAMILIAR QUE CONTINÚA
Santiago contó que su apodo se debe a una herencia familiar, pues a un tío suyo de nombre Jorge Ruiz Saucedo, le apodaban “El Macho” cuando era operador de camiones urbanos.
Añadió que su tío se cambió a trabajar a otra ruta donde también entró su papá a quien se le pasó el apodo de “El Macho”, sobre todo cuando comenzó a ser operador en la Narro a principios de los ochentas.
Fue por ello que cuando Santiago entró en los noventas, no solo heredó el trabajo de su padre, sino también su nombre.
Por último, contó que la dinastía no termina con su retiro, pues actualmente su hijo también ha entrado a ser chofer de la Universidad y le han apodado “El Machillo”.