Machismo, drogadicción y alcoholismo: patrón de conducta en agresores de mujeres en Coahuila
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El Centro de Empoderamiento y Justicia para las Mujeres de Coahuila detecta entre los hombres agresores de mujeres en la entidad un patrón de conducta relacionado principalmente con el machismo, drogadicción y alcoholismo.
De acuerdo con el Banco Estatal de Datos Sobre Violencia contra las Mujeres y Niñas, de enero a septiembre del presente año, de los 4 mil 475 casos atendidos para orientación por personal del CEJM, las mujeres denunciantes de violencia refieren en mil 780 casos, actitudes de superioridad y desprecio de sus parejas hacia ellas, ambas características del machismo.
Respecto de las adicciones, en 445 casos las personas atendidas refirieron que sus agresores son adictos a drogas, y en 397, al alcohol. Las regiones Laguna y Sureste encabezan la estadística de machismo como detonante de violencia hacia la mujer, mientras que las regiones Norte y Sureste, la drogadicción encabeza las agresiones. El alcoholismo es el factor detonante en la zona Sureste.
Para la terapeuta Zissa Esparza Loya, especialista en constelaciones familiares, las conductas machistas y adicciones de las personas agresoras tienen su origen desde el punto clínico, en la ausencia de mamá y las exclusiones del sistema familiar.
“Desde el ojo de la constelación familiar, toda adicción tiene que ver con ancestros, con exclusiones de alguien del sistema (familiar). Y cuando yo agredo, siendo que parto de una adicción, es por alguna ausencia, principalmente es porque me falta mamá”.
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La especialista refiere que los agresores de las mujeres víctimas de violencia buscan atención y con conductas de superioridad y desprecio a sus parejas, desde su inconsciente buscan ejercer justicia.
“Buscan decir: yo tengo que hacer justicia por algo. Probablemente, esos agresores fueron niños abandonados, niños rechazados, niños que vivieron en extrema pobreza, niños que los golpearon. Entonces, ¿qué voy a dar si nada más recibí eso?, o sea, es una forma de vida y al final de cuentas, también es una forma de sobrevivir”.
De acuerdo a la psicología, las adicciones tiene su origen en la ausencia de la madre. Una madre ausente puede estar viva, pero por diversas situaciones no está o estuvo presente en la crianza de los hijos, o lo hizo, pero no supo expresarles y trasmitirles su amor.
Zissa Esparza considera que las adicciones son el alimento de un síntoma emocional. Refiere que incluso las mujeres víctimas de violencia sufren de una adicción, o lo que en el tema se define como círculo de violencia, que es cuando una mujer violentada no deja a su pareja por temor a quedarse sola.
“También hay una codependencia, no nada más hay un adicto. Generalmente las mujeres que están con un adicto son codependientes, no propiamente adictas, pero son codependientes a esa agresión, porque no conocen tampoco otra forma de vida”.
En ambos casos sugiere que las personas víctimas o agresoras busquen ayuda emocional, a través de las terapias que sientan que les hacen bien y noten avances, pero resalta que las personas en procesos emocionales deben ser continuos en sus tratamientos, y recibir el apoyo de su familia para fortalecerlos en la voluntad.