Saltillo: la carcacha de 92 años corre a 80 kilómetros por hora

Coahuila
/ 20 febrero 2022

La particularidad de este Buick de 1930 es que solo se fabricaron 50 carros edición country club ese año en la planta de Flint, Michigan, en Estados Unidos. Y en su momento no era un automóvil para el uso diario, sino para ir al club el fin de semana

El exterior rojo y negro del Buick modelo 1930 esconde una carrocería de lámina clavada en madera. Ese es el esqueleto de un automóvil de 92 años propiedad del coleccionista Pedro Quintanilla, detalle que resalta en los rines, lijados y barnizados, del mismo material. Cuando lo compró en 2014 el carro lucía sano, enterito, pero la madera estaba podrida. Esa parte fue la más complicada de la restauración, cuadrar la carrocería con una estructura de madera nueva. La reparación la hicieron en su taller y con un equipo de cinco personas realizando trabajos de carpintería, hojalatería, tapicería y mecánica durante cuatro meses en el año 2021.

Ahora la carcacha de 3 velocidades y un motor de 6 cilindros en línea se puede mover sobre el pavimento a una velocidad máxima de 75 a 80 kilómetros por hora. Así saldrá este domingo 20 de febrero en la rodada que parte de los arcos en la entrada de Arteaga hasta la plaza principal de San Antonio de las Alazanas, un evento organizado por la Asociación de Autos Clásicos de Saltillo, de la que Pedro Quintanilla es integrante, y el Gobierno Municipal del Pueblo Mágico.

La particularidad de este Buick de 1930 es que solo se fabricaron 50 carros edición country club ese año en la planta de Flint, Michigan, en Estados Unidos. Y en su momento no era un automóvil para el uso diario, sino para ir al club el fin de semana, y esto se puede ver porque en el lado derecho trasero tiene un compartimento para guardar los palos de golf. Adentro caben dos personas y el exterior cuenta con un “rumble seat” o “el asiento de la suegra” como se le llama en español. Este asiento es plegable y se encuentra en la parte posterior del coche, y para poder sentarse en él se tiene que subir por dos escalones.

La restauración estuvo a cargo del taller de Pedro Quintanilla, con Juan Rodríguez de jefe y coordinador de todo el proceso y carpintería, José Mata y un ayudante en la hojalatería. El detalle que dejaron intacto fue el vidrio trasero original con el orificio de un balazo.

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