Atrapados en la red

Saltillo
/ 29 abril 2019

    La tecnología ha cambiado la forma de relacionarnos, de expresar emociones. Por supuesto, la manera de comunicarnos.

    Ahora escribimos mucho más, bien o mal, lo hacemos. Se llaman redes porque te atrapan en ellas. Las redes sociales se han convertido en un distractor poderoso, una adicción con rasgos compulsivos.

    Constituyen una de las drogas legales más poderosas, no solo nadie las señala, sino que si alguien se retira de ellas se le tacha de comportamiento extraño. O hasta de ser una persona que no existe, porque no publica, comparte o le da me gusta a otras publicaciones.

    La atención se encuentra secuestrada, fragmentada, al grado de ocasionar desde accidentes, hasta incumplimiento laboral o incluso, hasta de los deberes familiares.

    Las redes, más que unir, aíslan a las personas. Además, hacen menos inteligentes a sus usuarios. El contenido que se publica es superficial e inferior a lo que se puede encontrar en un libro. El celular distrae y les impide los momentos necesarios de reflexión a los adolescentes y adultos por igual. La privacidad, la intimidad son invadidas. A nivel local, el 23.9 por ciento de mujeres manifestó ser víctimas de recepción involuntaria de contenido sexual, mientras que el 14.7 por ciento de los hombres manifestó la misma situación.

    Todo mundo espera que se le responda de inmediato y a cualquier hora. El no hacerlo hay quien lo considera hasta como una ofensa, un desaire por ser ignorado. El teléfono celular se convierte en un peligro para los hijos cuando tienen acceso a Internet. Pueden recibir imágenes pornográficas, acoso sexual, intimidaciones, acoso escolar, entre otros.

    Por lo general los niños y adolescentes no tienen suficiente dinero para comprar el aparato. Son los padres los que se ven presionados a comprárselos. Basta con que algún compañero lo tenga para que los demás lo exijan.

    La mayoría de los niños recibe un teléfono entre los 9 y los 13 años, muchos de ellos son teléfonos inteligentes que no solo reciben llamadas. La condición de los padres, para dárselos, es que lo contesten. A cambio, ellos pueden salir con amigos, al cine, de compras, etc.

    Los adolescentes alegan su derecho a estar solos, a separarse y ser independientes. Sienten que su intimidad es invadida y se molestan. Algunos optan por no contestar a sus padres. Los padres se angustian cuando no reciben respuesta. Son tiempos mas inseguros.

    Los adolescentes se acostumbran al apoyo constante de sus padres al comunicarse por celular. Por otra parte, los hijos sienten que los padres los abandonan cuando prefieren revisar el celular. Luego los hijos también se refugian en el celular con sus comunidades. El aparato, que antes consideraban la competencia por la atención de sus padres, ahora es su aliado y su enemigo…

    Las consecuencias del abuso al usar tecnología se reflejan en la capacidad de atención, en la manera de relacionarse cara a cara. Producen aislamiento y adicción, y como muchas drogas, producen un placer momentáneo a sus usuarios.

    jesus50@hotmail.com

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