Cine Olimpia, sus días de gloria antes de las película porno

Saltillo
/ 13 febrero 2021

En sus inicios fue motivo de alarde y orgullo, pero hoy es de los pocos cines antiguos que sobreviven. Hoy es su aniversario… ¿Qué historia hay más allá de las funciones para adultos?

El Olimpia no siempre fue un cine para hombres solos. No siempre fue un sitio para encuentros sexuales. No siempre fue una sala de contenido pornográfico. No siempre fue desdeñado.   

En sus inicios, de hecho, la moderna sala con alfombrado y proyectores de última generación presumían de ser los mejores en el norte de México. Pero donde se celebró la flamante inauguración, ya solo queda un lobby lúgubre y frío, tapices impregnados de olor a cigarro y ventanas tapizadas con carteles. 

De todos los cines de su época es el único que sobrevive. Pero su prestigio y memorias están difuminadas y no embonan con claridad en ese edificio de la fachada alta, ni en sus letras panorámicas añejas a medio caer. 

Su imagen rompe con la arquitectura céntrica que fue cimentada hace 51 años en el centro de Saltillo. Para ser exactos, desde su apertura el viernes 13 de febrero de 1970 en la calle Ignacio Allende número 1047.

Entonces, el Olimpia Vistarama fue motivo de alarde. Nació en una década cuando los números de teléfono locales tenían sólo cinco dígitos, cuando los límites de la ciudad eran la Colonia Virreyes (al norte); Parques de La Cañada (al sur); la colonia Provivienda (al oriente); y la colonia Espinoza Mireles (al poniente).

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El cine que más tarde exhibiría únicamente contenido pornográfico se inauguró el mismo año que el Parque de Beisbol “Francisco I. Madero”. El mismo año en que la Nave Verde disputó su primera temporada en la Liga Mexicana, mientras “Lupe” Chávez, su primer jugador fichado, regalaba trementos vuelacercas.

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La sala del Olimpia llegó a ser la más costosa en taquillas con hasta ocho pesos por función  y acaparó las carteleras en los periódicos. Pero ahora, lejos de incluso anunciarse, parece que ni siquiera es digno de mención entre la comunidad, mucho menos es un lugar al que se diga abiertamente que se planea acudir, no en una ciudad que se jacta de ser conservadora. 

El Olimpia no siempre fue un cine para hombres solos. No siempre fue un sitio para encuentros sexuales. No siempre fue una sala de contenido pornográfico. No siempre fue desdeñado.   

De los reflectores a la oscuridad 

La inauguración del cine no fue un hecho que pasó desapercibido. Su dueño de entonces, Félix Chávez, invitó a personajes de la alta sociedad. A la gala programada a las 20:30 horas de aquel viernes, habrían asistido el entonces gobernador de Coahuila, Eulalio Gutiérrez Treviño y el alcalde de Saltillo, Arturo Berrueto González.

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La experiencia era de otro mundo, al menos para la época. Contó con una pantalla de veinte metros de largo y once metros y medio de ancho. Otro motivo de presunción fue tener el sistema de proyección conocido como “VistaVisión”, uno de los más modernos de aquellos tiempos que lograba una imagen clara en formato panorámico. 

Pero actualmente ya no es la calidad audiovisual lo que atrae a los espectadores. Es más bien la búsqueda de vivir la experiencia sensorial. Así es como se promociona el Cine Olimpia en redes sociales. 

“No te sorprendas y mejor visítanos. Cine Olimpia, tus sentidos al máximo. Vive la experiencia Olimpia”, se lee en un post de Facebook. 

A la sala con capacidad para más de 700 espectadores, divida en dos plantas, llegaron producciones nacionales y extranjeras como Las Leandras, protagonizada por Rocío Durcal, o Asalto en las Vegas, con Gary Lockwood como estelar. 

La primera película proyectada estuvo muy lejos de ser contenido pornográfico. En el periódico El Sol del Norte, se dice que fue un filme de nombre “Charley”. 

Con base en la fecha, se cree que pudo tratarse de la película estadounidense “Charly”, grabada en 1968 y que bajo el género de ciencia ficción narra la historia de un joven con problemas mentales que se convierte en genio luego de participar en un experimento científico. 

Los años siguientes a su apertura se presentaron películas familiares, de acción, suspenso, drama, entre otros.

El Olimpia no siempre fue un cine para hombres solos. No siempre fue un sitio para encuentros sexuales. No siempre fue una sala de contenido pornográfico. No siempre fue desdeñado.

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Saltillo, capital del entretenimiento 

Hojear los diarios de los setentas -El Sol del Norte, El Heraldo de Saltillo y El Independiente- significaba encontrarse con la cartelera de estreno del Cine Olimpia, pero también con una amplia gama de opciones de entretenimiento en cine y teatro. 

El Palacio, Florida, Saltillo, Cinelena y Royal, también eran salas que anunciaban sus películas. De todos, el Olimpia Vistarama tenía el costo más elevado en cuanto al valor de la moneda de la época, con 8.00 pesos en entrada general. El precio actual es de 80 pesos, y como señalan su carteles, “las damas entran gratis acompañadas de un caballero”

Lista de precios publicada en cartelera el lunes 5 de octubre de 1970 

Olimpia $8.00 

Saltillo $6.00

Palacio $6.00 - 4.00  

Florida $5.00

Royal $5.00 

Cinelena $4.00 

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Para el espectáculo de telón, el Teatro del Seguro Social tenía funciones infantiles, familiares y para adultos que se anunciaban en la misma página que los cines. 

Publicado el lunes 22 de febrero de 1971 en El Sol del Norte: 

“La vida difícil de una mujer fácil” / solo adultos 

$25.00  

Publicado el jueves 2 de septiembre de 1971 en El Heraldo de Saltillo: 

“El sastrecillo valiente” / espectáculo infantil 

$10.00 

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“Compre a precios populares en nuestras dulcerías” se leía junto con las carteleras. Quién diría que en el caso del Olimpia, para los años dosmiles en la dulcería además de refresco; agua; fritos; cacahuates; sopa instantánea y las clásicas palomitas, también se ofrecerían condones de varias como los que brillan en la oscuridad.

Y aunque en Saltillo el cine fue atractivo en los setentas, la historia del entretenimiento cinematográfico en la ciudad precede a 1898. Fue la noche del 4 de junio cuando se presentó la primera función de cine que se tiene registrada en la ciudad. 

Ocurrió en el Teatro Acuña, para la cual se vendieron 42 entradas, mismas que se clasificaron en distintas áreas del lugar con costo de un peso en lunetas, 50 centavos para galerías y 25 centavos para niños. De ellas se vendieron 28 boletos para luneta; siete para galerías; y siete para niños. 

Desde entonces, por la ciudad han dejado huella más de 25 compañías de cine, unas locales y otras nacionales. Muchos de ellos ya desaparecieron, quedan sólo vestigios del edificio o ya ni eso. Pero seguro, con sólo traer a flote el nombre, es fácil que se desborden las memorias de quienes los visitaron. 

Cine Acuña; Teatro Carrillo; Teatro Cine Platino; Cine Marycel; Cine Coahuila; Cine Royal; Cinelena luego Cinemundo; Carpa Morelos; Cine Teatro Obrero luego Saltillo; Teatro Apolo luego Cine Variedades; Cinema Atenea; Olimpia Vistarama; Multicinemas Gigante; Cinema Plazza; Studio 52 luego MM Cinemas; Cine Alameda luego Río Cinemas Alameda; Cine Teatro Palacio; Hoyts Cinemas; Cinema Florida; Cinemas Coss; Cinema Lourdes; Cinemark; Cinemex; Cinépolis. 

De todos ellos, aún están activos el Río Cinemas Alameda, Cinépolis, Cinemex, y por supuesto, el Olimpia Vistrama. 

En varias épocas distintas marcas le han hecho competencia al Olimpia, como el MMCinemas o el Cinemark. Pero mientras cines van y vienen, el Olimpia permanece. De hecho, se mantiene aún en tiempos difíciles como en los que la pandemia mundial de COVID-19 afecta la exposición de películas en las salas de cine. 

Esta ocasión, Cinemex y Cinépolis han anunciado el posible cierre de sus instalaciones en Saltillo, pero ese no es el caso del Olimpia, que continúa con su cortina arriba.

Quizá porque el Olimpia no siempre fue un cine para hombres solos. No siempre fue un sitio para encuentros sexuales. No siempre fue una sala de contenido pornográfico. No siempre fue desdeñado.   

Un controvertido asalto 

Un atraco al Olimpia ocurrió cuando, según las notas periodísticas, los robos estaban al pormayor. El caso del cine estuvo en la mirada pública tras los hechos del lunes 30 de agosto de 1971. 

El robo de 26 mil pesos con todo y su caja fuerte se vio envuelto en controversias, declaraciones inconsistentes y un sinfín de rumores que recorrieron las casas de la capital. 

Las pruebas dicen que aquella noche el cine era cuidado por Delfino y Francisco Javier Díaz Rodríguez, dos hermanos encargados de supervisar que la sala estuviera vacía para el cierre. Fueron ellos quienes proporcionaron detalles del crimen a las autoridades policiacas de los Servicios de Investigaciones Municipales y del Estado.

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Antes de cerrar por completo, un hombre les pidió entrar al inmueble porque supuestamente olvidó un saco. Los hermanos lo dejaron entrar, pero repentinamente aquel sujeto dijo haber recordado que lo dejó en casa de un amigo y tras haber cruzado por los sanitarios, salió del lugar. 

Más tarde, este hombre y sus actos levantarían sospechas de una posible conexión con los asaltantes y se lanzaría un boletín con su descripción física. 

En su declaración, los hermanos Díaz Rodríguez señalaron que los asaltantes les dijeron que tenían como objetivo llevarse la caja fuerte, en la que estaban resguardadas las ganancias de las entradas de ese fin de semana. 

Algo curioso, es que los ladrones habrían dicho que el dinero lo querían usar para un movimiento subversivo, aunque no especificaron más, esto llevó a las autoridades a pensar que los asaltantes no eran de Saltillo. 

La confusión se hizo más grande cuando se entrevistó a un velador que esa madrugada arreglaba un coche justo frente al cine. Esta persona dijo no haber escuchado ningún ruido fuerte o extraño, ni ningún automóvil sospechoso, esto a pesar de que los asaltantes habrían roto un cristal durante el robo y de que se encontró una huella de llanta en la alfombra del lobby. 

Lo último que se sabe es que los veladores del cine estuvieron detenidos por varios días con el fin de proporcionar información, y aunque los señalaron como posibles culpables, no se encontraron más notas periodísticas en la Hemeroteca del Archivo Municipal de Saltillo que permitieran dar un cierre al asunto. 

El 1 de septiembre de 1971, El Independiente publicó una caricatura referente al robo del Olimpia. En ella se observan a dos personas saliendo del cine, la mujer le pregunta al hombre: “¿te gustó la película?”, a lo que él responde: “No, son de esas que nunca se sabe el final”. 

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En verdad que el Olimpia no siempre fue un cine para hombres solos. No siempre fue un sitio para encuentros sexuales. No siempre fue una sala de contenido pornográfico. No siempre fue desdeñado.   

Saltillo y el Olimpia al paso de las décadas

En la década de 1980, el Cine Olimpia seguía publicando sus carteleras en los periódicos. Aunque a diferencia de sus inicios, ya se imponían los contenidos para adultos. Como lo muestra la cartelera publicada por Vanguardia el viernes 29 de marzo de 1985, en donde el Olimpia anuncia “Las Golfas del Talón”, con un costo de entrada de $150 pesos.

Para 1995 los anuncios todavía tenían presencia en los diarios, aunque ya en una presentación muy discreta, solo con los títulos de las películas y los horarios de función. A inicios de los dosmiles se habrían publicado las últimas carteleras del Olimpia en diarios locales. Para entonces, las películas que se anunciaban en el cine porno parecían esconderse en la parte inferior de la cartelera general junto con el resto de los cines. 

La ciudad ha crecido mucho desde entonces. Para el 2021 la Zona Metropolitana de Saltillo superó el millón de habitantes. Los cambios son evidentes, pero a pesar de todo sigue en pie el edificio que se ha sobrepuesto a los años, a las generaciones, a las crisis económicas, y ahora a una pandemia mundial. 

Aunque se le trate de ignorar, aunque al pasar por la acera se voltee la mirada y aunque los años pasen, el Olimpia Vistarama siempre tendrá una historia que contar. 

Una historia que demuestra que el Cine Olimpia no siempre fue un cine para hombres solos. No siempre fue un sitio para encuentros sexuales. No siempre fue una sala de contenido pornográfico. No siempre fue desdeñado.   

*Esta es una reconstrucción de la historia del Cine Olimpia Vistarama, con base en información de los historiadores Carlos Recio y Esperanza Dávila; así como documentos, periódicos, libros e investigaciones pertenecientes al Archivo Municipal de Saltillo

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