‘Desayuno’: 30 años de un programa de radio con pasión por la verdad
El matutino que ha marcado la banda FM en Saltillo cumple hoy tres décadas de historias y entrevistas que han dejado huella, en voz del licenciado Juan Manuel Dávila Udave
Apenas me encontré con él, reconocí aquella voz suave, entrañable voz, pero rotunda, contundente, que escuchaba todas las mañanas por la radio del microbús, mientras me dirigía a tomar mis clases en la entonces Escuela de Comunicación.
Por ese tiempo casi creo que se volvió mi costumbre hacerme de las noticias frescas, los sucesos del día, que gustaban de sintonizar los microbuseros de la ruta 1-B, allá cuando la estación Stereo Saltillo tenía años de estar colgada de los cuadrantes de las radios de toda la ciudad.
El programa -no noticiero, según lo ha aclarado nuestro personaje en otras notas para VANGUARDIA-, se llamaba, se llama: “Desayuno”, por transmitirse en el momento en que yo, como imagino que la mayoría de las personas, estamos en la hora del café con leche, los huevos revueltos con chorizo y las tortillas de harina de la mañana.
Después de algunos años, la ruta de transporte 1-B desapareció, pero la gente siguió, seguiría, escuchando “Desayuno” por muchos años más en las radios, y ahora en las laptops y en los celulares, de toda la ciudad.
Quién iba a decir que tres décadas después conocería en persona al dueño de aquella cálida voz que había calado tan hondo en la audiencia saltillense, Juan Manuel Dávila Udave, nada más y nada menos que el creador de “Desayuno” y director general de Multimedios en esta localidad.

Aquel mediodía el licenciado Udave, como le dicen sus miles de radioescuchas, me recibió detrás de su escritorio, en su oficina de paredes tapizadas de recuerdos: la fotografía con sus colaboradores de 30 años, la placa de su nombramiento como presidente de la CIRT Coahuila en 2017, el disco de acetato de Mónica Ygual, con la canción de “Señor locutor”, que toca la estación cada 27 de octubre, y una bufanda que lleva bordada la famosa leyenda “¿por qué no te callas?”, que le soltó el Rey Juan Carlos al fallecido expresidente de Venezuela, Hugo Chávez, durante una cumbre mundial, y que a Juan Manuel le trajo de España un amigo.
“En la foto está desde ‘Chuchuy’ Jiménez, “El pasajero 93.5” del aeropuerto; Carlos Villarreal, que actualmente tiene participación los viernes; el licenciado Edilberto Leza, notario; Eloy Dewey Castilla (+), José Manuel Garza Ortiz de Montellano, Tomás Valdés, Gustavo Flores (+), ‘El investigador privado’; el doctor Ernesto de la Rosa...”, enumeró el licenciado Udave.

Treinta años de “Desayuno” y aún al licenciado Udave le parecía imposible -me dijo-, que aquello que había comenzado como una aventura, se hubiera convertido en una realidad, allá cuando las emisoras de radio foráneas no tenían autorización para transmitir noticieros locales.
Pero eso de ser inquieto a Juan Manuel le vino de más atrás, de más antes, me platicó, de allá cuando era crío y le gustaba vagar por las calles de su barrio, en la de Matamoros y Pedro Agüero, jugando a que entrevistaba a sus vecinos con una vieja y descompuesta grabadora.
INICIOS EN LA RADIO
Y lo inquieto le vino de más atrás, de allá cuando comenzó ocupando el honroso puesto de IBM: “y veme a traer esto y veme a traer lo otro”, en la tradicional XEAJ, donde luego se hizo operador, y después saltó a los micrófonos de un programa nocturno de música ranchera, “Mosaico Mexicano”, en el que su voz iba de oreja en oreja por las ondas hertzianas solo para dar la hora y la temperatura, pero nada más, y para él era lo máximo.
“El director artístico en ese entonces era Agustín Valdés, ‘El Tío Bucho’. Le digo: ‘¿y hasta qué horas tío?’, dice; ‘hasta la hora que aguantes’, no pos yo le echaba hasta las 2:00, 3:00, 4:00 de la mañana. Las estaciones cerraban a las 12:00, pero yo me brincaba la barda”.
Más tarde, y siendo ya un licenciado en Ciencias de la Comunicación hecho y derecho, y miembro de la familia Multimedios Estrellas de Oro, fue que le vino a Juan Manuel la idea de proponer a los directivos de la empresa un noticiero con olor, sabor e identidad sarapera.
“Yo había llegado años antes a Multimedios. Junto con el productor musical ideamos la música que necesitaba Saltillo. Nos esmeramos mucho en la programación y al poco tiempo la estación Stereo Saltillo se hizo de las número uno aquí en la ciudad, pero yo sabía que le faltaba algo: contenido”, me contó el licenciado Udave.
Que no, que un noticiario no se podía, le dijeron sus jefes, pero Juan Manuel, inquieto como era, como es, propuso entonces hacer un programa que se llamara “Desayuno”, que sonara de 7:00 a 8:00 de la mañana (hoy suena de 7:00 a 9:00, la hora del desayuno), que presentara anécdotas y cosas que tenían que ver con Saltillo y su gente.
“Bueno, ándale, hazlo”, al fin cedieron los directivos.
EL PRIMER ‘DESAYUNO’
Y el 21 de marzo de 1995 se escucharía por primera vez el programa “Desayuno”, desde las instalaciones de Stereo Saltillo, ubicadas en la calle Unión, corazón del barrio antiguo del Ojo Agua.
“Lo hice yo solo, empecé yo solo, sin colaboradores y sin nada, pero poco a poco lo fui alimentando con noticias, entrevistas, y empecé a invitar colaboradores”.
A la postre, aquel programa que había comenzado como una aventura radiofónica, se convirtió en uno de los noticieros más influyentes de Coahuila, por su férrea defensa de la libertad de expresión, como un foro abierto a las denuncias ciudadanas que señalaban el mal actuar de las autoridades en turno, sin importar partido ni ideologías.

“La libertad de expresión es lo que debemos pelear los que nos dedicamos a esto, sin caer en el libertinaje de la expresión (...) sino en una libertad responsable, apegada a la verdad y a la realidad que estamos viviendo.
“Yo el micrófono lo respeto mucho, el lenguaje debemos de cuidarlo mucho. Yo no estoy acostumbrado a hablar con malas palabras, porque eso te puede traicionar y decirlas al micrófono”.
ESTILO ÚNICO
Su estilo, en un principio, de crear un ambiente de restaurante a la hora del desayuno, con efectos especiales de tazas de café que golpean sobre los platitos, de cubiertos chocando y comensales que charlan y, últimamente, de amenizar con cortinillas musicales, buena música de ayer y hoy, ha sido replicado por estaciones de todo el país.
“No quería que fuera un noticiero así muy formalote, no, no, no, suavezón, agradable. Mucha gente me habla y me dice: ‘oiga, ponga esta canción’. Ha gustado, entonces lo hacemos una combinación entre la información, el comentario y la música. Hay que romper paradigmas. Por eso es de los pocos programas que han durado mucho tiempo en Saltillo, salvo ‘Chuy’ López Castro con Sábado Internacional, que es de música y es una vez por semana”.
Y a la postre, “Desayuno” se posicionaría como el programa más escuchado del 93.5, y su rating superaría, incluso, al de programas de otras plazas, dijo con toda sencillez, y sin pizca de presunción, el licenciado Udave.
Luego dejó su escritorio, saco negro y camisa celeste impecables, y fue hasta unas cajas puestas en un rincón, donde atesora latas y latas de CD’S con las cientos y cientos de entrevistas que ha realizado en 30 años de “Desayuno”.
ANÉCDOTAS
Una de las anécdotas más memorables es con el célebre periodista coahuilense Humberto Gaona Silva, (+) quien fuera colaborador de VANGUARDIA, entre otros periódicos.
De aquella charla, que duró dos horas, Juan Manuel recordaría más tarde la anécdota del viaje de Gaona Silva a Cuba con el general Lázaro Cárdenas, que los detuvieron en el aeropuerto y no los dejaron salir por órdenes presidenciales.
Y ni qué decir del final de aquel debate en el que los políticos Rubén Moreira y Ernesto Saro se liaron a golpes en la cabina de “Desayuno”, tras una acalorada discusión sobre la instalación del Cimari en Ramos Arizpe, con unos guantes de box que los colaboradores del programa habían llevado para la foto.
No bien había sonado el efecto de campañilla de arena de boxeo, Moreira noqueó con un derechazo a Saro a la altura de la barbilla y este reviró.
“Recuerdo que Saro le dijo, ‘oye pos todos ustedes, los Moreira, incluyendo a tu madre, trabajan en la SEP’, y que esto y que lo otro, bien, pero se enojó Rubén, le dijo ‘lávate la boca cuando pronuncies el apellido Moreira’.
“Les dije, ‘espérenme, váyanse a la calle, pero aquí no pueden, están en un medio de comunicación’, se calmaron, afortunadamente, pero fue una anécdota que conservo todavía en una fotografía que la compañera reportera Magda Guardiola les tomó”.
Y A LAS REDES SOCIALES
“Ay, qué tiempos, señor don Simón”, cuando apenas asomaba la era digital y las redes sociales, Facebook, WhatsApp, X, ni para cuándo que existieran.
“En un principio las vimos como enemigos, ahora no, son nuestros carnales, nuestros amigos, o sea, las adoptamos. Antes todas las denuncias eran vía telefónica, ahora son vía WhatsApp. Transmitimos por Face...”.
Entonces, me dijo Juan Manuel, no faltaron los malintencionados que auguraron el fin de la radio, y pasó lo contrario, se hizo más fuerte.
“Va a tener para mucho tiempo la radio”, dice.
Inquieto como era, como es, Juan Manuel, había conseguido que a pesar de los cambios registrados en Saltillo en los últimos 30 años: más gente, más carros, más estaciones de radio, más noticiarios, “Desayuno” continuara en el gusto de los radioescuchas, pero sobre todo de sus anunciantes.

“Desayuno” tiene tantos anunciantes, por su calidad y prestigio, que en la época navideña Juan Manuel apenas y dispone de 12 minutos de programa al aire por hora para dar sus noticias y comentarios, porque lo demás son comerciales.
“Les digo ‘no, pos me hubieran dicho y no vengo, o grabo dos o tres notas y ya’”.
Y ese es el mejor parámetro para medir el nivel de éxito del programa.
SIGUE SONANDO SU VOZ
“Quiero agradecerle mucho, primero que todo, a Dios, a nuestro auditorio, que me hayan permitido llegar a estos 30 años, a nuestros clientes, sumamente agradecido por el apoyo que nos han otorgado. Al señor González, dueño de Multimedios, por la oportunidad y la confianza que me otorgó, a sus hijos, Jesús Dionisio y Francisco, por seguirme dando esta confianza”.
Ya la ruta 1-B, que yo tomaba para ir a mis clases en la Escuela de Comunicación, y en la que solía escuchar por la radio del microbús al licenciado Udave, no existe, desapareció, la sacaron de circulación, se perdió... pero “Desayuno” sigue suena que suena por radios, celulares, computadoras y laptops de la ciudad.
COMENTARIOS