El padre coahuilense que expulsa demonios
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Han sido 45 años en los que el sacerdote José Luis del Río se ha dedicado no sólo a predicar la Palabra de Dios, sino a defender la vida humana del demonio. En este tiempo ha enfrentado cruentas batallas con fuerzas diabólicas que buscan salir del umbral para manifestarse y algunos logran volver cuando el portal del infierno queda abierto
“Yo soy Satanás y nunca me podrán vencer”, pronunciaba fuertemente un muchachito de 15 años mientras 7 hombres lo sostenían de la cabeza, manos y piernas.
—“¡Usted no puede, nunca me va a vencer!”, gritaba el poseído.
—“Yo no, pero Cristo sí”, alcanzaba a responder el misionero de Dios.
—“Yo lo vendí”, respondía el muchacho atribuyéndose el pecado cometido por el apóstol Judas Iscariote. —“Juntos hasta la muerte, juntos hasta el infierno”, pronunciaba una y otra vez...
Esta historia ocurrió en Monclova, hace 45 años, cuando el padre José Luis del Río aún no estaba autorizado para hacer exorcismos.
—“¿Cuál es tu nombre?”, cuestionaba el sacerdote
—“Satanás”, respondía el jovencito atormentado por el maligno.
Habían pasado apenas unos momentos cuando volvió a pronunciar que se iría pero juró que volvería después.
—“¿Cuándo?”, le preguntó el sacerdote.
—“No le digas”.
—“En el nombre de Jesucristo, responde, ¿cuándo?”, se le ordenó.
—“A las ocho de la noche”, fue la respuesta.
El joven se desvaneció y dejó de poseer esa fuerza extraordinaria en manos y piernas, quería besarle la mano al sacerdote para agradecerle lo que había hecho por él y al mismo tiempo se excusaba que él no había sido quien lo agredía.
La familia, angustiada de ver cómo estaba el muchacho, preguntó al sacerdote si pensaba que esa fuerza podría poseer su cuerpo después. El clérigo no sabía que responder: “puede ser que sí o que no, porque el demonio es mentiroso”, les contestó; aun así, les pidió que le avisaran si estaba de regreso.
Y así fue.
Más tarde los familiares buscaron al padre para alertarlo que el muchacho estaba nuevamente poseído. José Luis no dudó ni un segundo en regresar donde lo tenían y lo primero que escuchó de su boca fue: “Regresé, cumplí mi palabra, no soy un mentiroso”.
Esa noche la batalla por tratar de sacar la posesión duró unas dos horas, al día siguiente fue lo mismo tres veces y así se la llevó hasta cumplir una semana.
El arzobispo en ese tiempo conoció el caso y autorizó a José Luis el derecho del exorcismo, pero cuando las fuerzas demoniacas supieron que contaba con el permiso, el demonio se fue y no volvió nunca.
EL HOMBRE QUE VENDIÓ SU ALMA POR DINERO
A un templo de Monclova en una ocasión llegó un hombre con la fuerza suficiente como para levantar las bancas de madera y arrojarlas una a una en una de las esquinas de la Iglesia. La gente le temía, no sabían qué pasaba con él porque de pronto se transformaba en alguien con poderes casi antinaturales.
Esa vez fue arrastrado por muchas personas hasta la sacristía donde iba a ser confesado por el padre José Luis, quien al colocarse la estola lo primero que detectó fue que la Cruz bordada en la prenda le lastimaba la vista. El sacerdote no dudó ni un segundo en comenzar a rociarlo con agua bendita en distintas partes de su cuerpo, pero él solo gritaba que por dentro se quemaba.
—“Era como si estuviera recibiendo latigazos, pero yo sólo le rociaba agua bendita. Por momentos el demonio salía aunque lo dejaba sin fuerzas y aprovechamos para meterlo a donde lo iba a confesar”, dijo.
Su familia temía que en cuanto el demonio volviera pudiera atacar, así que aguardaron cerquita ante la señal de alerta que enviaría el padre José Luis.
Al iniciar la confesión el demonio regresó al cuerpo del hombre que se resistía a tener cerca cualquier objeto católico o cristiano, en ese momento el sacerdote comprendió que el poseído había hecho una alianza con el diablo a cambio de hacerlo rico.
La lucha contra el maligno es difícil.
—“¡Necesitamos romper el pacto con el diablo!”, dijo el sacerdote.
—“¿Por qué, qué mal me ha hecho el diablo?”, preguntó.
—“¿Usted no se está dando cuenta de lo que está pasando ahorita? Es por eso que no lo deja en paz”, fue la respuesta del sacerdote.
En ese momento José Luis del Río y Santiago agarró fuertemente el crucifijo con sus manos y repitieran juntos: “Renuncio a todo lo que había ofrecido al demonio”, de pronto el crucifijo voló en mil pedazos y la gente se acercó para nuevamente sujetar con fuerza al hombre para que pudiera terminar de ser exorcizado.
El clérigo volvió a intentar romper esa alianza hasta que lo logró, fue así cuando al terminar fue confesado y le otorgó la
absolución.
—“¡Hace dos años que no me siento tan bien como ahora! sentí que algo se me salió del pecho”, dijo aquel hombre.
SIGNOS DEMONIACOS
Los exorcismos que suceden en la realidad superan a lo que se cuenta en las películas, pues han dado casos (aunque no en Coahuila) donde las persona levitan, caminan sobre las paredes, giran hasta retorcer sus extremidades y vomitan clavos, tornillos o cadenas.
“No todos los casos de posesión presentan todos los signos. Nunca he conocido casos de levitaciones o que caminen sobre las paredes, pero sí he sabido de casos en los que vomitan clavos, tornillos o cadenas, pero no es porque las tengan dentro, sino que se materializan. En otros casos también se revela que a través de una comida o bebida algunos hechiceros realizan un conjuro diabólico”, explica.
Las personas poseídas hablan lenguas muertas o idiomas que jamás han estudiado, tienen especial aversión a cualquier objeto sagrado como la oración o el agua bendita y tratan de atacar a las personas que están cerca de ellos.
“Cuando el exorcismo va avanzando llamo a la persona por su hombre y le pido que repita conmigo: ‘Jesús es el Señor’, porque esas palabras no las puede pronunciar el demonio”, esa es una forma de comprobar si ha sido sanada o no.
NO TODOS SON IGUALES
Este experto en exorcismos dice que no todos los casos son iguales, por lo tanto es necesario dar seguimiento a los que han sido mucho más fuertes porque existen diferentes clases de demonios. Mientras existen algunos que son muy débiles, otros resisten tanto tiempo que pueden perdurar en el cuerpo de una persona incluso dos o tres años.
En una ocasión el sacerdote preguntó a uno de los ángeles demoniacos mientras poseía a una persona que a cuál nivel jerarquico pertenecía antes de la caída, él respondió que a las potestades, pues son los más recurrentes para practicar la brujería.
Durante una posesión una persona puede incluso llegar a tener de uno hasta 13 o más demonios en su cuerpo. El padre José Luis dice que cuando alguna fuerza diabólica se apodera de alguien lo primero que toma es el sistema nervioso central y lo maneja tiránicamente, por lo que recomienda que durante un exorcismo los poseídos estén acompañados de sus familiares más cercanos e incluso de otras que colaboren a contrarrestar sus altos niveles de fuerza.
—“Una vez conocí a una muchacha con 15 años de edad y bien poseída, al estar avanzado el exorcismo me dijo con voz muy ronca: ‘ya nada más quedo yo’”, recuerda.
—“¿Cuántos eran?”, se le preguntó.
—“Trece”, alcanzó a responder.
El sacerdote dice que los exorcismos por eso pueden tardarse en realizarse más tiempo, pues son tantos los demonios que se tienen que expulsar del cuerpo humano.
—“He encontrado en dos casos en los que los demonios que poseen a la persona no son ángeles caídos, sino seres humanos convertidos en demonio”, explica.
El clérigo recuerda que hace tiempo supo de un caso en que un hombre le reveló que su hijo hacía ciertos sonidos parecidos a los de un animal y aunque en ese caso no trató el caso como un exorcismo si lo roció de agua bendita y comenzó a quejarse por sentirse quemado.
—“¿Cómo te llamas?”, preguntó el sacerdote.
—“Sara, sierva de satanás”, dijo.
En ese caso el demonio se trataban de una hechicera que estaba condenada por no hacer el bien.
UMBRAL DEL DEMONIO
Así como hay personas que han pactado con los demonios para tener a cambio ciertas cosas en su vida, también hay quienes a pesar de profesar la religión católica también recurren a la hechicería, a la brujería, por las cuales abren portales a dimensiones desconocidas por donde las fuerzas oscuras podrían intentar poseer un cuerpo humano u objeto.
“En esos casos es necesario pedirle a la gente que se ubique, porque no pueden estar en los dos bandos. Para Dios es abobinable que lo confronten con el diablo, es importante pedirle a la persona que se defina y renuncie a lo que ofreció al demonio. Lo más importante es que su fe no sea repartida”, aconseja Del Río y Santiago.
El sacerdote dice con toda seguridad que todos los demonios están vencidos porque Jesucristo cuando murió en la cruz los venció a todos. Sin embargo, a pesar de estar vencidos la gente les abre la puerta a su vida a través del pecado.
La lectura de cartas del tarot, la hechicería, magos, brujos, curanderos, espiritistas, la ouija, uso de amuletos y talismanes, horóscopos, el péndulo giratorio, la cajita del niño Fidencio, entre otras cosas son algunas ventanas que sirven como intermediarias para que los demonios se exterioricen.
“Otra puerta es a través de los lazos familiares, pues cuando alguna persona practica el ocultismo puede ser que su familia sea susceptible a ser poseída. Incluso puede heredarse, pues hay mujeres embarazadas que tienen a su hijo y con el tiempo da señales diabólicas. “Hace tiempo conocí el caso de una señora en Saltillo que tuvo un bebé y cuando el niño comenzó a hablar decía que veía un monstruo durante las noches que lo quería ahorcar”, finaliza.