‘Es un don divino’: Silas Herrera, el jardinero-escultor de la Alameda de Saltillo
Solo con tijera, tijerón y lazo son esculpidas en los arbustos de la Alameda Zaragoza de Saltillo figuras como dinosaurios, pavos reales, canguros, caracoles y patos.
El autor, desde hace dos años, de estas figuras es Silas Herrera Verónico, quien en entrevista para VANGUARDIA contó que su habilidad no es aprendida, sino un don divino.
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Originario del ejido Tejocote del municipio de General Cepeda, comenzó a laborar en distintas dependencias de embellecimiento urbano del municipio desde 2001.
Desde hace dos años, está asignado principalmente a la Alameda, donde, por inspiración e iniciativa propia, comenzó a darle forma a la poda de árboles y arbustos.
“Vine a dar aquí, empecé a ver cómo estaba el movimiento y empecé a hacer las figuras. Todo lo que se ve de las figuras yo las he hecho, pero nadie me enseñó. Nada más veo el árbol y empiezo a darle la forma. Yo digo que es un don divino, es un regalo que me dio Dios”, dijo Silas.
Agregó que, como referencia, tiene que si a una persona le gusta hacer su trabajo, lo aprende fácil. Incluso sus jefes alguna vez le sugirieron que hiciera un curso para que otras personas aprendieran a hacer figuras con los arbustos, aunque no le convenció la idea, pues la inspiración y la habilidad tienen que nacer de cada persona.
“Aprende uno en el trabajo, haciendo las cosas. Y así es como he hecho todo lo que hay aquí en la Alameda, con las ideas que me llegan a mí”, apuntó.

DEBE HABER UN MEJOR CUIDADO
Para Herrera Verónico, la ciudadanía podría cuidar de mejor manera los jardines y los espacios de la Alameda Zaragoza, particularmente en cuanto a la conservación de la flora con la que se cuenta.
Consideró que incluso los jardines podrían contar con una malla metálica para evitar que la ciudadanía ingrese a los jardines o que deje basura en los mismos.
Contó que en la Alameda se relaja, pues su trabajo es al aire libre, lo que es preferible, según su consideración, a estar en una fábrica. Además, le recuerda a la parcela y al ganado que trabajaba en el Tejocote.
“Andar haciendo el trabajo lo conserva a uno, la salud también en movimiento, andar haciendo el trabajo. Y aquí es lo que hemos logrado aquí en la Alameda y aquí estamos todavía. Andar al aire libre le recuerda a uno la parcela”, comentó.
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