Saltillo: Con fe y esperanza, busca el padre Hilario ayuda para su doble operación
Ya va para tres años que al padre Hilario Flores Coronado, rector de la iglesia de Corpus Christi, ubicada en la colonia Asturias, de Saltillo, le detectaron dos hernias, una en cada ingle.
Aun así el padre Hilario, de 74 años, cual valiente “Soldado de Cristo”, no ha claudicado en su deber de celebrar misas en su templo e impartir los sacramentos a la gente espiritualmente más menesterosa.
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Sin embargo, con el tiempo al padre Hilario se le han venido recrudeciendo los dolores, tanto que apenas y puede caminar, debido a las molestias que las hernias le ocasionan en la cintura y el estómago.
El padre Hilario tiene también várices en la pierna izquierda, lo que complica aún más su movilidad y estado de salud.
UN DOCTOR PARTICULAR
El religioso no tiene servicio médico ni goza de apoyo por parte de la Diócesis de Saltillo, pero un médico particular le dijo que necesita una cirugía urgente, a fin de poner remedio a su padecimiento, solo que la intervención quirúrgica, incluyendo la rehabilitación, cuesta alrededor de 50 mil pesos.
Contrario a lo que la gente podría pensar, el padre Hilario, quien el pasado 23 de noviembre cumplió su 41 aniversario sacerdotal, no tiene recursos y el dinero que logra reunir a través de las limosnas, como los feligreses de su comunidad son tan pobres como él, solo alcanza para pagar los servicios de luz, agua y un poco para cubrir sus necesidades básicas, como alimentación.
“El señor nunca me abandona”, dice.
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Además el padre Hilario, quien es originario de Torreón, Coahuila, no tiene una casa y ha debido alquilar, durante años, un techo donde habitar o, últimamente, conseguir refugio con alguna familia piadosa de su comunidad.
“He andado de casa en casa de renta porque aquí no hay, es el templo nada más y ya, no hay dónde. Cuando el señor Obispo, (Raúl Vera), me mandó aquí le dije, ‘y bueno, dónde me voy a quedar a dormir si no hay dónde, no cabe ni mi colchón’, por eso tuve que ir de casa en casa de renta. No hay problema por eso, cumplo lo que el Señor dice, ‘a donde yo te envío, tú ve’, por eso confío en Él”, dice.
El padre tampoco tiene familiares en Saltillo, todos sus parientes viven en Torreón y por lo mismo no hay quien lo asista.
Hace algunas semanas este reportero sugirió al Padre Hilario invitar a la sociedad saltillense a colaborar, según sus posibilidades, en el pago de su cirugía.
El padre Hilario, humilde y honrado como es, dijo que no, que le daba vergüenza pedir y que, por lo pronto, le bastaba con la gracia de Dios para seguir adelante en el cumplimiento de su voluntad de proclamar el evangelio.
Pero cada vez sus dolores son más insoportables, y aunque él ha resistido como un asceta, como un verdadero mártir, hay ocasiones en que sus dolencias lo han hecho doblarse, mas no quebrarse.
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Y entonces, hoy se ha animado a pedir la ayuda de los fieles para completar el costo de su operación, y sus posteriores cuidados paliativos.
El padre Hilario, que es un hombre de gran fe, confía en que sus ruegos penetren el corazón de los saltillenses y se desprendan en algo de cuanto el Creador los ha bendecido.
“Acudo al buen corazón de mis hermanos, de las almas caritativas que comparten con los demás de lo que tienen y no de lo que les sobra”, dijo.
En tanto él seguirá en su camino de llevar el evangelio a la comunidad y más allá, con la esperanza en Dios de que alguien le ayude a cargar su cruz.
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