Saltillo: Peluqueras, reparadores y vendedores de figuras religiosas, las profesiones atrapadas en el tiempo (fotogalería)
En principio y a simple vista, el cruce de las calles Manuel Acuña y Lerdo de Tejada en el Centro Histórico de Saltillo parece atrapado en el tiempo por las prácticas de sus comerciantes.
Aunque a la vialidad la invade música de reggaetón, también le permanecen oficios que comienzan a escasear en otros lares de la capital coahuilense.
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En estas calles se mantienen las tradiciones como la reparación de lavadoras y electrodomésticos como refrigeradores. Se mantiene la costumbre de reparar zapatos, botas, maletas y chaquetas en vez de comprar nuevos.
Una familia dedicada a la peluquería desde hace más de 70 años sigue abriendo sus puertas, aunque la afluencia al local, así como la vehemencia hacia las figuras religiosas se percibe en decadencia por los comerciantes.
Todos coinciden: permanecer en el Centro es un reto. Las combis se paran cada vez más lejos, la gente ya no vive y si pasa a pasearse, lo hace en coche, ya no quiere caminar.
50 AÑOS ESTILIZANDO EL CABELLO
La familia de Tomasa Jaramillo se ha dedicado al estilismo desde hace más de 70 años, pues asegura que prácticamente desde que se construyó el edificio en la esquina surponiente de Lerdo y Acuña, el local comenzó siendo una peluquería.
Ella tiene 30 años en el oficio que aprendió de un curso en el DIF, pero cuando llegó al local, su hijo ya tenía tiempo en la profesión y su suegro tenía otros 20, aunque antes de él ahí ya se ubicaba este negocio.
“Yo venía por nada más por unos cinco meses. Mírame aquí, 30 años han pasado y aquí estamos todavía. Han pasado los años sin darnos cuenta”, dijo Tomasa.
Sin embargo, también mencionó le ha pesado tener tan cerca a las cantinas y a la prostitución, pues dan mala imagen y alejan a las familias.
Además comentó que las combis se paran cada vez más lejos y que la afluencia de personas en el Centro se ha reducido de manera importante.
“La que viene, viene a pasearse en el carro, pero no se bajan. No es como antes. Para estas fechas yo abría a las 8:00 a.m. ahora estoy abriendo a las 11 y está solo. Yo abría y ya estaba la gente afuera esperando. Me iba de aquí a las 9:00 p.m. ahora ya para las siete ya nos vamos, porque ya no hay nada”, contó.
DIFÍCIL TRANSMITIR EL OFICIO DE ZAPATERO
Para Jesús González, que tiene casi 50 años en la profesión de reparador de calzado y todo tipo de productos de piel, le ha sido difícil que las nuevas generaciones, incluyendo a sus hijos, quieran seguir con la profesión.
“Yo inicié aquí hace 23 años, amigos me mandaban a sus hijos, duraban un mes, dos meses, tres meses, no les gustaba, querían otra profesión. Hubo uno que otro que sí aguantó un año, dos años trabajando conmigo y ahora ya son profesionistas, ya me visitan de vez en cuando”, contó.
Además mencionó que aunque los zapatos y los productos son cada vez de menor calidad y se rompen con mayor facilidad, los clientes prefieren comprar nuevos productos que repararlos.
“Los materiales de los que vienen fabricados ya no son los mismos. Ahora duran dos, tres o cuatro meses. Antes era para años. Un calzado la gente lo reparaba hasta cinco o seis veces. En aquellos años era prioridad reparar un calzado en vez de comprar. Ahora la gente prefiere comprar un par de zapatos que reparar”, explicó.
Al estar ubicado al oriente de la calle Acuña sobre Lerdo, señaló que el retiro de las rutas de transporte público de la calle Allende afectó a su clientela, pues asegura que al bajarse en Acuña caminan hacia el poniente, alejándose de su local.
“Cada vez están retirando más las bajadas de pasajeros, cada vez la retiran más de la zona centro. La gente, si son cinco cuadras, no camina. Si le dicen ‘el zapatero se fue allá’, dicen ‘no, mejor voy aquí a la vuelta’. Prefieren pagar un poquito más a caminar”, narró González.
SE MANTIENE REPARACIÓN DE LAVADORAS
Desde 2007, Javier Reyes Rodríguez inauguró un negocio de venta de refacciones para lavadoras y refrigeradores, últimos electrodomésticos que se siguen reparando en vez de comprar nuevos.
“Nosotros también tenemos alrededor de 300 técnicos que son nuestros clientes. Los electrodomésticos a los tres, cuatro, cuatro dos se presentan con alguna falla, entonces hay que ir haciendo las reparaciones para seguir manteniendo los equipos en buenas condiciones y por eso siguen buscando. Sí se tiene mucho movimiento por esa parte, realmente la demanda que se tiene de los otros productos es muy buena”, explicó Rosángela Campos, encargada del negocio sobre la calle Acuña.
Explicó que mantener las piezas, la rotación de los empleados, los clientes fieles y la calidad en el servicio de distintas sucursales ha sido un reto importante en el Centro Histórico.
También comentó que los negocios se han ayudado entre sí incluso de manera involuntaria, pues se ven beneficiados cuando los visitantes buscan adquirir productos o servicios de otro giro.
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LA FE SIGUE SIENDO NEGOCIO... CON OTRAS FIGURAS
Más de 40 centímetros miden las figuras de la Santa Muerte cuidando a un Jesús Malverde sentado en monedas de oro y con una bolsa de las mismas en la mano izquierda.
Negocio es negocio. Aunque a Gilberto González le llama profundamente la atención la fe que se ha depositado en estos personajes, reconoce, son los que más se venden entre los jóvenes y niños.
“Los jóvenes vienen a buscar puras muertes, es lo que más buscan. Me ha extrañado que hasta niños de siete u ocho años dicen ‘mira mami, mira la muerte, mira a la santísima’. Extraña que de tan chiquitos ya le vayan a la muerte, una cosa que están equivocados, creo yo”, apunta Gilberto.
Señala que tras jubilarse del Seguro Social buscó mantenerse activamente trabajando “para entretenerse”, y heredó una parte del negocio de su hija tras la poca afluencia que tuvo su negocio de venta de artículos deportivos en la calle Allende.
Señala que en los últimos años el comercio en el Centro está “muy tranquilo” para referirse a que han bajado las ventas respecto a años pasados. Aunque señaló que a él no le ha afectado directamente, dijo que es probable que el comercio de productos de origen chino sí afecte a otros comerciantes.
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