Tras las inundaciones, ¿dónde está Conagua? No hay quien actúe ante invasiones de cauces
Afectados por el paso de “Hanna” han buscado a directivos sin éxito. Alertaron hace 2 años de una barda construida sobre un arroyo
Con una sola oficina de representación en Saltillo –que envía los trámites a Monterrey–, y con el cierre de su sede central en la Ciudad de México por la pandemia de COVID-19, los usuarios de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) se sienten abandonados y en riesgo por la falta de actuación contra quienes invaden cauces de ríos y arroyos, que han provocado inundaciones graves este año.
En la capital de Coahuila, durante el paso del huracán “Hanna” resultaron afectadas el área del arroyo Cuatro Bajo, que se mantiene sin una solución desde hace varios años; el fraccionamiento El Campanario, casi en su totalidad; y en Arteaga la colonia Los Llanos, donde una familia, un restaurante y una asociación civil tuvieron daños.
En el Cuatro Bajo, las autoridades municipales han tratado de resolver el problema de anegaciones por este arroyo que tiene competencia federal a través de la Conagua; y en los otros dos casos hay evidencia, presentada por los afectados y publicada en varios medios, de que se invadieron cauces de arroyos.
Uno de los damnificados de Arteaga comprobó a VANGUARDIA que hace dos años denunció la construcción de una barda en el lecho del arroyo que colinda con su propiedad.
Este medio buscó entrevistas sobre el tema con directivos de Conagua en Saltillo, Monterrey y la Ciudad de México, sin éxito.
En la capital del país argumentaron que ningún funcionario está laborando debido a la epidemia; aquí no contestaron vía telefónica, ni tampoco en Nuevo León, donde se ubica el Organismo de Cuenca Río Bravo, del cual depende la oficina en Coahuila.
Marco Vinicio de la Cruz, afectado de Los Llanos, dijo que es imposible dialogar con funcionarios de Conagua en Coahuila, primero por su trato, y segundo porque no resuelven nada y todo lo tienen que turnar a Monterrey, donde les dan indicaciones.
Mientras tanto su familia, que sufre el desvío del agua de un arroyo, sigue en peligro porque la dependencia federal tardará un mes o más en resolver la queja de invasión del cauce con una barda por parte de un vecino, una situación que habían denunciado dos años antes.