Una banca con libros gratis en una plaza de Saltillo: el proyecto de lectura de una abuela y sus nietas
En una de las plazas de la colonia Doctores, en Saltillo, una simple banca se ha convertido en un rincón especial que invita a descubrir el placer de la lectura. Los transeúntes notaron algo diferente: una pila de libros acompañada de un letrero que decía “¿Te gusta leer? Toma un libro ¡Son gratis!”. Esta idea nació de Mirthala Sosa De la Fuente, una mujer apasionada por los libros, quien decidió compartir su amor por la lectura con el apoyo de sus nietas.
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‘UN LIBRO ES UNA EXPERIENCIA ÚNICA’
Mirthala forma parte de un grupo de lectura llamado “Los Colibríes”, donde, junto con otras mujeres y un caballero, han compartido historias y crecido juntos a través de los libros. “Yo sí me he superado mucho con ellas también, y me nació el gusto de la lectura”, explicó. “Todo tiene algo bueno y algo que dar; en un libro sacas una cosa y en otro libro sacas otra; es lo maravilloso, nada es repetitivo”. Esta pasión, dice, es lo que la ha motivado a crear una experiencia para los vecinos que quizás no pueden o no quieren invertir en libros, considerando que “la gente invierte en celulares para entretenerse, pero un libro es diferente; el hecho de que tú te sientes y toques esas hojas, que lo abraces, que huelas el papel... es una experiencia única”.
Sus nietas, a pesar de la atracción de los dispositivos electrónicos, también disfrutan de los libros y encuentran placer en hojear sus páginas y volver a leer sus historias. Inspirada por este vínculo, Mirthala decidió reunir algunos de sus libros ya leídos y colocarlos en la banca de la plaza. “Antes los llevábamos a las bibliotecas, pero ahora todo es digital. Así que pensamos en ponerlos aquí en la plaza para que la gente que viene a caminar, de todas las edades, pueda tomarlos. Hay lectura para todos, jóvenes y adultos, hasta de vampiros, porque es una historia al fin y al cabo”, comentó entre risas.
El impacto ha sido inmediato. Al principio, algunas personas solo se acercaban y miraban los libros con curiosidad, sin saber si podían llevárselos. Sin embargo, pronto comenzaron a desaparecer los primeros ejemplares, y algunos vecinos se animaron a donar sus propios libros para aumentar la colección. “Una vecina ya me ofreció donar algunos. Le dije que todo es bienvenido; yo me encargo de ponerlos aquí y, si veo que va a llover, los guardo en mi casa y luego los vuelvo a sacar”, contó.
Con el tiempo, Mirthala sueña con encontrar una solución para proteger los libros de las inclemencias del tiempo y crear un espacio aún más duradero para esta iniciativa. “Quiero hacer como un buzón o mueble donde queden resguardados y que la gente pueda venir, llevarse un libro y, si puede, dejar otro”, dijo. Por ahora, se conforma con mantener los letreros en la banca y con observar a las personas detenerse y elegir un libro. “Hay de todo tipo de personas, pero la mayoría han sido muy amables. Muchas gracias a todos; todos son bienvenidos”.
EL PROYECTO GENERA CONEXIONES
Este proyecto comunitario no solo fomenta el hábito de la lectura, sino que también genera nuevas conversaciones y conexiones entre los vecinos. Mirthala se emociona al ver a jóvenes interesados en los libros. “La tecnología es tremenda y muy entretenida, pero la lectura también lo es. Te hace trabajar el cerebro y guarda esa información. Incluso, si te juntas con alguien, puedes compartir sobre el libro que leíste, y eso también es un tema de plática bonito y diferente para los muchachos”, añadió con una sonrisa.
Con esta iniciativa, Mirthala y sus nietas no solo ofrecen libros, sino un pedacito de esperanza, demostrándonos que, en cada rincón de la ciudad, la generosidad y la pasión por la lectura siguen vigentes y pueden ser un lazo que une a generaciones y a vecinos en torno al placer de un buen libro.