El mundo cambia todo el tiempo. Arroja señales, semillas de las rutas que pueden convertirse en escenarios inmediatos, en la distancia media o a largo plazo. Desde sendas que se vislumbran familiares hasta brechas inciertas e improbables. ¿Qué nos dice hoy el presente para imaginar futuros alternativos?
- 02 agosto 2022
El mundo puede ser un lugar aterrador. Lo suficiente como para dejar de creer en caminos que lleven a futuros habitables. Lo suficiente como para hacer que la gente se refugie en nostalgias de tiempos pasados a los que no se puede volver. Lo suficiente como para pensar que cualquier posibilidad es distópica. Los datos soportan esta hipótesis.
La Comisión Nacional del Agua declaró emergencia por sequía severa, extrema o excepcional en cuencas para este año según la minuta del Diario Oficial de la Federación el 12 de julio de 2022. En abril de este año México ocupó el cuarto lugar de los países con mayor índice criminal en el mundo según el Global Initiative Against Transnational Organized Crime. Uno de cada cuatro mexicanos sufrió pobreza extrema en 2021 según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social. Los casos de niños y niñas que decidieron suicidarse en el país se quintuplicaron de 2010 a 2018 de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía. Coahuila ha estado seis años en el primer lugar de nacimientos de madres adolescentes, tres años en segundo lugar y uno en tercer lugar solo en la última década. El 95 por ciento de las denuncias por delitos sexuales en la entidad quedan impunes, según datos del Poder Judicial Estatal. Y ni siquiera son todos los problemas, ni todas las latitudes, ni están reflejadas todas las personas.
Así que sí. El mundo puede ser un lugar aterrador. Pero no necesita serlo. Eso puede cambiar. Necesita cambiar. Por supuesto que para ello debemos advertir las señales adecuadas, planificar más y mejor, diseñar rutas alternativas que combatan el inminente pesimismo.
Por eso hoy, atreverse a imaginar escenarios futuros más amables, menos crueles, que integren de manera armónica el factor humano y las nuevas tecnologías resulta imprescindible, rebelde y saludable.
El crítico cultural y futurólogo Ziauddin Sardar lo dice mejor en el prólogo del libro “The postnormal times reader”: En lo que parece un instante, ahora vivimos en una postverdad sociedad, cultura y mundo donde fabricaciones son más importantes que los hechos objetivos, racionales argumentos o pruebas sólidas (...) O hemos perdido o estamos perdiendo la fe y confianza en lo que hemos considerado hasta el momento ser normal, convencional u ortodoxo”.
Es aquí donde cabe hablar de la prospectiva. Un cúmulo de conocimientos, habilidades y herramientas que podrían dibujar un mapa diferente de la realidad con futuros indóciles, volátiles y moldeables.
Para eso haremos un recorrido por teoría, la ciencia ficción, apuntes de diseño especulativo y tres casos particulares donde se resuelven diversas problemáticas en el futuro.
Por cierto, esta para nada es una cátedra ni una postura objetiva, sino la mirada de un joven que encontró en el diseño de futuros una rareza descomunal, un cura a la resignación y la desesperanza y otro motivo seguir buscando caminos que nos lleven a una mejora común.
II LA CHISPA QUE TODO LO ENCIENDE
Miércoles 2 de marzo. 19:00 horas. Es la primera sesión de la quinta generación de la introducción al diseño de futuros de CENTRO, una institución de educación superior dedicada a la profesionalización de la creatividad.
Los mentores que coordinan el curso son Lourdes Serrano de la Paz (Lu) , maestra en liderazgo e innovación en sistemas complejos por la Copenhagen Business School, y Edgar Flores López, diseñador y escritor quien ganó el Hackaton Life at Home 2030 México de Space 10 (IKEA) además de escribir en https://edgardelasflores.medium.com
La reunión ocurre vía Zoom. Somos nueve participantes. Cada uno con perfil diferente: arquitectura, mercadotecnia, administración, ciencia, educación, periodismo.
Los mentores lanzan entonces la primera pregunta. La más obvia. ¿Qué es el futuro? La charla avanza. Algunas respuestas se atropellan con otras. Pero para no dejar las cosas al aire, vayamos a un ofrecimiento más riguroso.
El Diccionario Enciclopédico Mundial Sobre Prospectiva afirma que se trata de “eventos que todavía no han ocurrido y son desconocidos e incluso incognoscibles, en contraposición con el pasado que se ha producido y se cree que es cognoscible”.
Ahí está la primera lección. El futuro no se puede conocer. Lu y Edgar agregan que tampoco se puede predecir. Que esto no se trata de adivinación, ni de dar pronósticos azarosos ni de quedarse únicamente en el área especulativa. La prospección, explican, se alimenta de datos, señales, estadística.
El Diccionario añade una segunda arista importante: “se puede hablar de un futuro deseable (o normativo), un futuro esperado, o futuros probables o improbables”. Pero eso lo explicarán después cuando hablemos del cono de Joseph Voros.
Tercer punto relevante: “se expresa generalmente en plural para denotar que muchos futuros son posibles”.
Con esa frase, los nueve participantes acuñamos una máxima de la prospectiva. Siempre que pensemos en el futuro, hay que pensar en que hay más de uno, en que lo que concebimos siempre puede expandirse.
Lu dice sin rodeos que la prospectiva tiene está directamente ligada a la innovación y que a su vez esta tiene que ver con estar dispuestos y dispuestas a fallar.
“Las visiones del futuro tienen que incluir el factor humano”, añade.
Sabe y recalca que los primeros intentos, sea donde sea, en particular en las empresas, son complicados. “Porque la mayoría de las estructuras son rígidas y castigan los intentos”.
Inesperado, Edgar recurre a los griegos para tratar de explicarnos el futuro. Un oxímoron delicioso. Sus palabras encarnan el mito del dios Apolo (hijo de Zeus y Leto) y su sacerdotisa Casandra (hija de Hécuba y Priamo). Las versiones difieren entre sí el olímpico le pidió a ella un hijo, casarse o un encuentro carnal. Al acceder, ella obtendría el don de la profecía, la visión del futuro.
Como garantía, ella pide el dote por adelantado y al obtenerlo rechaza tajante la oferta de Apolo, ya que “ve a su lado un futuro terrible”.
El dios, colérico, no le puede quitar el regalo otorgado, pero sí el don del convencimiento. A partir de aquí, aunque la sacerdotisa ve lo que va pasar, nadie le cree.
“En esta metáfora nosotros como prospectivistas somos la sacerdotisa. A través de las metodologías podemos ver una pequeña fracción del futuro si analizamos las tendencias del pasado. Pero nadie nos va a creer”, detalla Flores López. El reto es convencer a través de datos y una gran narrativa. Hay que ser encantadores para convencer a otros de que el futuro que vemos se puede construir y compartir”.
Fred Polak, es uno de los estudiosos más importantes de prospectiva, dice que crear imágenes del futuro es una manera de enfrentar la incertidumbre, y que de nada sirve pensar, imaginar, o planear demasiado, si nada de eso se lleva a al acción.
Hasta ahora, sin embargo, no hemos resuelto dos de las preguntas centrales: ¿qué son los estudios de futuros y la prospectiva?
El sitio web Postfuturear, detalla que “los Estudios de Futuros es la disciplina que se encarga de estudiar la evolución y naturaleza de los cambios, transformaciones humanas (incluyendo tecnológicas pero no exclusivamente) con el ánimo de reflexionar con cierto rigor y soporte de datos sobre posibles distintos escenarios venideros”. La prospectiva, indica, es una subdisciplina que toma parte de varios pensamientos, ideologías y metodologías, como el diseño especulativo, para trabajar.
En el cuaderno de trabajo “Planeación prospectiva: hacia el mejor de los futuros posibles” elaborado por el Centro de Investigación de Economía Creativa de CENTRO, el doctor en ciencias Tomás Miklos comenta que referente para la toma de decisiones y para la gestión de estrategias óptimas, la elección de los caminos idóneos y las mejores estrategias, para alcanzar, conquistar y construir el mejor de los futuros posibles en el largo plazo
“La mentalidad prospectiva es la visión de largo plazo que nos ayuda a tomar mejores decisiones; es la visión del largo plazo, de la complejidad y del compromiso para hacer las cosas, lo cual es sumamente importante pues, como bien sabemos, para quien no sabe a dónde va cualquier camino es tan bueno o tan malo como cualquier otro”.
No obstante, aunque se advierta su importancia, los ejercicios prospectivos son escasos. Eso lo sabe bien Guillermina Baena, investigadora que forma parte de la World Futures Studies Federation (WFSF) y Teach the Future México desde 2018.
“A más de diez, veinte, treinta años, ya les empiezan a espantar; procesos integradores que inicien desde un diagnóstico de prioridades por atender, hasta una visión de escenarios y la selección de uno factible, así como su concreción a partir de una estrategia que plantee objetivos claves, líneas estratégicas, transformaciones en acciones concretas y, para finalizar, en la determinación de las acciones del aquí y el ahora”, revela.
Tal como se ve, aunque apasionantes, los estudios de futuros son complejos.
De hecho, un mapeo no resuelto de diseño especulativo realizado por Elliott P. Montgomery, un investigador de diseño, estratega y educador, pone en perspectiva donde se encuentran los estudios y diseño de futuros en relación con otros elementos.
III EL CONO DE VOROS Y LAS LEYES DE LOS FUTUROS DE JIM DATOR
En el año 2000, Joseph Voros, diseñó un esquema que permite entender esto de manera más específica en donde identifica cinco variables: 1) presente; 2) futuro probable; 3) futuro preferible; 4) futuro plausible; 5) futuro posible.
El libro “Speculative Everything” escrito por Anthony Dunne y Fiona Raby expone que “los futuros no son un destino o algo por lo que luchar, sino un medio para ayudar al pensamiento imaginativo, para especular”. Asimismo, desglosa el significado de las cinco variables del cono, entendiendo el presente como el punto de partida en el que estamos (no importa cuando se lea esto), así como los otros cuatro factores.
El primero de los conos, dicen Dunne y Raby, es el probable: “Describe lo que es probable que suceda a menos que haya una agitación extrema, como una crisis financiera, un desastre ecológico o una guerra. La mayoría de los métodos de diseño, procesos, herramientas, buenas prácticas reconocidas e incluso la educación en diseño están orientados hacia este espacio. La forma en que se evalúan los diseños también está estrechamente relacionada con una comprensión profunda de los futuros probables, aunque rara vez se expresa en esos términos”.
Se trata del periodo más cercano en una línea de tiempo en comparación con el presente. Por ende, las opciones son más limitadas.
La siguiente parte del cono se enfoca en los futuros plausibles: “Este es el espacio de la planificación y previsión de escenarios, el espacio de lo que podría suceder”. El libro explica que esta etapa no se trata de predicciones ni de predicciones, sino de explorar las alternativas económicas y políticas de la situación.
Se encuentra en un punto intermedio en la línea de tiempo con respecto del punto de partida. Su ubicación en el cono da lugar a que se presenten varios escenarios que, de alinearse los factores, pueden ocurrir.
Entre ambas partes se encuentran los futuros preferibles, mismo que “actualmente están determinados por el gobierno y la industria, y aunque jugamos un papel como consumidores y votantes, es limitado”. Añaden que está estrechamente relacionado a las voluntades de los grandes ecosistemas y actores.
Finalmente, dice Dunne y Raby, está el futuro posible: “La habilidad aquí es hacer vínculos entre el mundo actual y el sugerido (...). Es necesaria una serie creíble de eventos que llevaron a la nueva situación, aunque sea completamente ficticia. Esto permite a los espectadores relacionar el escenario con su propio mundo y utilizarlo como ayuda para la reflexión crítica”.
Se trata del punto más abierto y lejano del cono. Por eso admite la mayor cantidad de escenarios y al mismo tiempo el mayor grado de incertidumbre.
Otra forma de entender todo esto es con el esquema de los tres mañanas de los tiempos post normales, mismo que “utiliza un enfoque de múltiples capas para situar y analizar tendencias, problemas emergentes e imaginaciones del futuro, que incluyen pronósticos complejos y específicos del horizonte”.
En este modelo estructurado por Ziauddin Sardar y John A. Sweeney, se visualizan primero los presentes extendidos, después los futuros familiares y finalmente los futuros impensados.
De cualquier forma, insisten Edgar y Lu, todo esto se ciñe a las leyes de futuros estipuladas Jim Dator, uno de los prospectivistas más importantes en el mundo:
1.- El futuro no se puede predecir porque el futuro no existe.
2.- Cualquier idea útil sobre el futuro debería parecer ridícula.
3.- Damos forma a nuestras herramientas y, a partir de entonces, nuestras herramientas nos dan forma a nosotros.
Además de esas leyes, en 2022 Dator también trabajó en cuatro arquetipos o imágenes génericas del futuro, basados en cómo podrían darse y/o estudiarse los diferentes escenarios. Estos son continuidad, disciplina, transformación, y colapso.
El arquetipo de continuidad sigue el camino más parecido a nuestro presente. Toma como base la información y las tendencias más fuertes, las más visibles, y construye un mundo con consecuencias lineales y potenciadas. Generalmente se basa en problemas de índole económica.
En el de disciplina, se abordan situaciones donde el crecimiento se dio de forma insostenible al grado de contravenir el progreso, por lo que se trastoca la moral en turno. De ahí surge la necesidad de crear e imponer nuevas reglas que modifiquen la cultura y dinámica de la sociedad. Este arquetipo suele estar basado en problemas políticos.
En el caso de la transformación, aparecen factores que generan cambios radicales, profundos y rápidos que impulsan el crecimiento y desarrollo súbitos. El arquetipo se fundamenta en la tecnología y puede presentarse como absurdo, inverosímil y hasta ridículo.
La voz de Edgar Flores interrumpe la explicación para hacer un apunte que en apariencia puede parecer disparatado, pero que conforme el tiempo cobrará más sentido. ¿Qué tiene que ver la ciencia ficción en todo esto y cómo nos ayuda a pensar en los escenarios futuros?
Si te interesa este tema puedes consultar las siguientes lecturas dando click aquí
IV CIENCIA FICCIÓN: UNA MUSA INDISCIPLINADA
Decir que mi reencuentro con las lecturas de ciencia ficción fue accidental es equívoco. El domingo 6 de septiembre de 2020, el Seminario de Literatura Francisco José Amparán organizó un curso de tres horas al respecto con el médico y escritor Coatl Sándoval (del proyecto Ciencia Ficción Chida) llamado “Anatomía Alien”.
Desde entonces el contacto con autores y autoras del género, fue cada vez más frecuente, como si una cortina se hubiera levantado mostrando parte de sus secretos.
La pregunta de Edgar seguía retumbando: ¿qué tiene que ver la ciencia ficción con el diseño de futuros?
Escondido en mi biblioteca, Ray Bradbury, uno de los escritores del género con mayor prestigio, me daría algunas ideas en “AYERMAÑANA. Respuestas evidentes a futuros imposibles”.
El ensayo “Ciencia ficción: antes de cristo y después de 2001” que viene al cierre del libro hace un repaso histórico diciendo que si alguien hubiera querido leer relatos de este tipo antes de 1948 sería casi imposible. Las cosas comenzaron a cambiar a inicios de los 50’s con la aparición de autores como Robert Heinlein, Theodore Sturgeon, Cordwainer Smith, Van Vogt, así como las colecciones publicadas por Doubleday y Simon.
Los albores del diseño de futuros, si bien no coinciden en toda regla con aquellas fechas, se acercan y se entrelazan.
En una masterclass impartida para la Mr. Marcel School en septiembre de 2020, Lourdes Rodríguez, psicóloga especializada en investigación, análisis y conceptualización de tendencias para empresas líderes, menciona que fue durante la Guerra Fría cuando se dieron los primeros estudios de futuros y se aplicaron en estrategia militar.
Fue el estadounidense Herman Kahn quien desarrolló estrategias que se anticiparan a los escenarios del conflicto bélico con la Unión Soviética a través de diversas metodologías.
“Empezaba a imaginar que pasaría si Rusia tuviera un arma nuclear, qué pasaría si Rusia hace tal, que pasaría si... Cómo tendría que reaccionar Estados Unidos a diferentes escenarios”, dice Lourdes.
El peso de este personaje trascendió incluso a los medios masivos cuando Stanely Kubrik se basó en él para crear el personaje Dr. Strangelove en la película “Dr. Insólito o Cómo aprendí a no preocuparme y amar la bomba” de 1964.
La influencia de Kahn fue tal que los estudios de futuros se extendieron en diferentes ramas del gobierno y la industria privada.
Volviendo a Bradbury, más allá de la datación histórica, y en el mismo ensayo mencionado, el escritor da la siguiente definición:
“La ciencia ficción es, pues, la ficción de las revoluciones. Revoluciones en el tiempo, el espacio, la medicina, el viaje y el pensamiento. Es la ficción del moralista que nos da la mano y dice: ¡compórtate o aprieto el interruptor! Es la ficción del teoólogo-escritor que muestra al hombre la imagen espejo de Dios en él y le promete un cielo real y verdadero si se libera de sus atavismos de simio y se adentra en la nueva órbita del Génesis alrededor de la Luna y luego en el abismo oscuro. Por encima de todo, la ciencia ficción es la ficción de los hombres y las mujeres de sangre caliente, a veces elevados y a veces aplastados por sus máquinas”.
El documento suelta, además, un hallazgo preciso que puede servir como recordatorio permanente: todas las cosas que nos han ocurrido nunca iban a ocurrir.
La búsqueda de la relación entre la ciencia ficción y el diseño de futuros me llevó también al primer tomo de los cuentos completos de Philip K. Dick recopilados por Minotauro. En una carta fechada el 14 de mayo de 1981, el escritor dice que la ciencia ficción se basa en la premisa de un mundo ficticio que actúa como punto de partida.
“Una sociedad que no existe de hecho, pero que se basa en nuestra sociedad real; es decir, esta actúa como punto de partida. La sociedad deriva de la muestra en alguna forma, tal vez ortogonalmente, como sucede en los relatos o novelas de mundos alternativos. Es nuestro mundo desconfigurado por el esfuerzo mental del autor, nuestro mundo transformado en otro que no existe o que aún no existe. Este mundo debe diferenciarse del real al menos en un aspecto que debe ser suficiente para dar lugar a acontecimientos que no ocurren en nuestra sociedad o en cualquier sociedad del presente o pasado. Una idea coherente debe fluir en esta desconfiguración; quiero decir que la desconfiguración ha de ser conceptual, no trivial o extravagante...”.
La cultura popular tiene ejemplos notables que demuestran como la ciencia ficción dibuja esos horizontes posibles, esos futuros indóciles, esos caminos hacia los mañanas.
Black Mirror es probablemente una de las series más conocidas en donde se encarna dicha idea. Sus cinco temporadas muestran lo que podría salir mal partiendo de las nuevas tecnologías.
Con un tono más variado, Love, Death & Robots, de Netflix, narra breves historias animadas que explotan los elementos sociales, económicos e ideológicos de la sociedad. Ya sea con humor, terror y reflexión, incluso los argumentos más disparatados hacen que cada entrega se sienta como si, de algún modo, esas cosas pudieran ocurrir.
No estoy seguro si la pregunta de Edgar se puede responder de manera correcta. No sé si existe algo como el camino correcto. Pero la búsqueda me arroja este pensamiento: tanto la ciencia ficción, como los estudios de futuros son espejos que toman lo que somos ahora y nos entregan imágenes de lo que podría ocurrir. Aunque quizá mañana esté en desacuerdo con esa frase. No lo sé.
V MARCO GENÉRICO DEL PROCESO PROSPECTIVO
El curso desarrollado por CENTRO, además de los planteamientos teóricos, implica el uso de una metodología específica para el desarrollo de proyectos. El método compartido por Lu y Edgar fue el marco género del proceso prospectivo desarrollado por Joseph Voros.
Dicho planteamiento consta de cuatro ejes y se desglosa de la siguiente manera.
Primero están los inputs, en donde, con diferentes herramientas, se analiza el contexto pasado y presente sobre algún fenómeno, para determinar las cosas que están ocurriendo.
El segundo eje se denomina Foresight. Es el que más tiempo toma y también el más robusto. Consta de tres fases: análisis, interpretación y prospección.
En el análisis se recopila información y se recurre a fuentes que den un panorama amplio sobre el fenómeno estudiado. Se trata de deducir lo que parece estar pasando. En este momento nos encontramos todavía en el presente.
Al llegar a la interpretación es necesario preguntarse qué está pasando realmente. Estos hallazgos son fruto de la discusión, el cruce de datos y correlación con otros aspectos de la realidad. Se identifican y leen las señales, se mapean las tendencias, y se lanzan preguntas relevantes que nos revelen el por qué de las cosas.
De acuerdo con los datos obtenidos hasta ahora, hacia dónde apuntan las probables, plausibles y posibles de lo que se está analizando. ¿Qué pasará en torno al aspecto económico?, ¿cómo se relaciona con las creencias de las personas?, ¿cómo afectará en la manera en que las personas se relacionan unas con otras?, ¿cuál será su impacto ambiental? Todo lo anterior atendiendo a las dimensiones social, emocional, espiritual y científica.
El tercer momento es la prospección. A través de ejercicios especulativos se busca responder la pregunta qué podría pasar en el futuro. En este momento es necesario darle mayor tangibilidad a esas ideas de futuros y redactar escenarios. Cómo evolucionará el fenómeno estudiado en x cantidad de tiempo, cómo es el día a día, qué tipo de personas viven en ese supuesto, qué cosas han cambiado en comparación al presente, imagina a una persona en una situación cotidiana en ese futuro.
Después están los outputs, en donde el prospectivista se pregunta qué sería necesario hacer de cara ese futuro. Qué decisiones son necesarias tomar hoy para llegar hacia allá.
Una práctica interesante en este sentido es el prototipado de objetos futuros. Tomando como marco de realidad el escenario previamente planteado, se diseña una cosa que pueda existir en el futuro.
Finalmente, la etapa de estrategia evalúa en retrospectiva los ejes de cambio en todo el proceso, y plantea de manera concreta qué se hará y cómo se hará para hacer de ese futuro imaginario algo real.
Es gracias a esto que se le puede dar la vuelta la sensación desalentadora que se planteó al inicio de este artículo. Un mundo aterrador, donde las visiones colectivas del porvenir no solo se admiten si son distópicas o de lo contrario se no vislumbran, se puede redirigir hacia un futuro más esperanzador.
Todo lo descrito con anterioridad son apenas algunos andamios. Lu y Edgar comparten durante en cada sesión del curso introductorio más herramientas, técnicas, metodologías. Guían la discusión. Desvían la discusión. Hacen preguntas. Ponen ejemplos. Hacen chistes. Recurren a teóricos especializados. Sueltan inquietudes. Cuentan experiencias en los proyectos que han partido.
Son expertos en dudar que van compartiendo a la par un poco de incertidumbre por aquí, otro poco de curiosidad por acá. Ambos coinciden en que el diseño de futuros está profundamente ligado a la manera en que contamos las historias.
Aunque murió en 2018, el ensayista Hyden White, está de alguna manera de acuerdo con esa postura, al decir que “narrar” y “conocer” tiene ambos un origen remoto en la palabra del sánscrito, gna, conocimiento.
Lu y Edgar traen a colación al escritor mexicano Raúl Motta, quien en alguna ocasión mencionó el mismo dato y enseguida complementan:
“Se narra entonces, para arribar a lo que está oculto, para allanar las tierras de lo extraño, para revelar la esencia del ser, al nombrar aquello que no ha sido nombrado. Narrar no solo es una expresión de lo conocido, es una forma de indagar en lo que no se conoce. Nada más fructífero para el futuro que las narraciones de lo que aún no sucede. Muchos estudios hay sobre el impacto de la ciencia ficción en la ciencia aplicada, la tecnología y la innovación social. Para un diseñador de futuro, indagar en las narrativas es una herramienta poderosa”.
Durante su presentación de 2019 “Valientes nuevos mundos”, la futurista y líder en previsión estratégica Leah Zaidi dijo frente a la Design Futures Initiative que “las historias son poderosas” . Añadió que la ciencia ficción no es solo sobre tecnología, sino que sirve para prototipar sistemas del futuro.
Zaidi compartió el esquema que usa para construir mundos llamado “el modelo de los siete fundamentos”, el cual toma en cuenta áreas diferentes: social, político, artístico, económico, científico y tecnológico, filosófico y ambiental.
Cada uno de esos rubros debe someterse a pruebas de futuro como lo es preguntarse cómo serán dichas condiciones en c o 10 o 15 años, tomando como base el presente y estableciendo una ruta al mismo tiempo coherente y disruptiva.
Modelos para abordar las situaciones que vienen y cómo las enfrentamos abundan. Por eso es importante hacer un alto en este momento y volver a lo que ocurrió en el curso donde se diseñaron una triada de proyectos peculiares.
VI TRES VISTAZOS AL FUTURO
Con este contexto, bajo esa idea, los participantes del curso de diseño de futuros formamos equipos para estudiar tres fenómenos actuales: identidad de género, empresas socialmente responsables y ciudades.
Las ideas fueron expuestas el miércoles 27 de abril en una ceremonia virtual. En este evento estuvo presente la doctora Karla Paniagua, Directora de la Especialidad de Diseño del Mañana y editora de la revista Economía Creativa en CENTRO. Participaron además dos prospectivistas invitadas especiales para dar retroalimentación a los tres proyectos: Sue Andrade y Alethia Montero.
Ciudades del futuro y la Card House
Yolanda Fernández Martínez, doctora en arquitectura que vive en Mérida Yucatán, Rodrigo Pérez González, quien trabaja en la Agencia Aeroespacial Mexicana en la capital del país, y yo, un periodista y escritor que vive en un estado fronterizo, abordamos el reto de trabajar en los futuros de las ciudades.
La pregunta central: ¿cómo serán las ciudades mexicanas en el año 2042?
Durante seis semanas, seguimos la metodología citada: reunimos información, analizamos aspectos históricos, urbanos, utilitarios, económicos, antropológicos, tecnológicos y ambientales que se relacionan con las ciudades hoy en día y el rumbo que pueden tomar.
Desde movimientos migratorios, el auge de las criptomonedas, la automatización, los no lugares, tendencias de construcción, identidad de género, las cicatrices de la pandemia, hasta ciudades especulativas como vecindarios flotantes en el océano o lugares habitados únicamente por máquinas y robots.
El escenario propuesto es el siguiente: “En las ciudades mexicanas del futuro tenemos espacios urbanos con deficiencias ambientales, falta de movilidad y problemas de agua. La pandemia de 2020 es una cicatriz que no ha sanado e implica una renovación constante. Por eso buscamos nuevas formas de optimización de los espacios habitables, los cuales incorporaran tecnologías de última generación con técnicas ecofriendly para ser autosustentables”.
Detectamos señales que nos llevaron a considerar las viviendas verticales como la manera más adecuada para vivir.
Cada hogar debe ser ecosustentable según la ley.
Los roomies se convirtieron en el modelo de familia más común según el INEGI.
La realidad virtual con entornos digitales fue sustituida por la MetaVR, entornos geográficos que permiten la interacción sensorial de las personas.
Consideramos que en ese futuro hay personas no binaries, libres de prejuicios y en búsqueda de mejores condiciones para la convivencia y a la aceptación a la diversidad, en donde la protección al planeta y la supervivencia están por encima de todo.
Además conviven poco con otras personas en los espacios físicos, lo que ha provocado el aumento de los no lugares.
También realizan transacciones cryptochips hiperpersonalizados que llevan en el cuerpo que son también las nuevas cartillas de identidad digital.
Nuestra persona del México en 2042 es Soph, de espiritualidad y sexualidad fluida.
Vive con otres 5 persones en su compact & colaborative livingroom. Al morir quiere ser cremade para que sus cenizas se hagan semillas de las cuales crezca un árbol. Busca mejores condiciones para la convivencia y la aceptación a la diversidad. La pandemia de 2020 y las guerras de los años posteriores le hicieron sentir que perdió los mejores años de su vida encerrade. Se dedica a las bienes raíces virtuales.
El objeto que prototipado fue la CARD HOUSE. Una herramienta que te permite diseñar, modificar y construir tu casa en las ciudades del futuro. Se trata de un virtualizador de grafeno que contiene entornos virtuales metasensoriales en donde puedes personalizar tu hogar según tus necesidades y presupuesto.
Su funcionamiento se puede explicar en tres partes.
1.- Diseño. Las compañías de bienes raíces diseñan espacios personalizados o bien te modelos estándar de unidades habitacionales tomando en cuesta materiales para la construcción, presupuestos, colores, ubicación, metros cuadrados, número de habitaciones e impacto ecológico. Al estar hecho de grafeno es resistente, flexible y barato de producir.
2.- Visualización. Cuando les persones “rompen” la CARD HOUSE, tienen la posibilidad de ver un holograma a escala con tecnología de realidad metasensorial. Es decir, la persona puede tocar, oír, ver y hasta oler el entorno. Así, puede ajustar elementos a discreción para moldear la casa ideal, para le persone ideal y tener un presupuesto real.
3.- Construye. Una vez elegida la vivienda, una impresora 3D construirá la casa en una sola pieza. Pueden usarse materiales biodegradables o sintéticos. Cada vivienda tiene un periodo de 5, que es el tiempo promedio que las personas de entre 25 y 50 años se establecen en un lugar antes de mudarse de ciudad.
Además, la nanobiotecnología de la CARD HOUSE permite al comprador de un nuevo hogar plantar el virtualizador desechable, del cual crecerá el árbol con el que toda casa debe contar por disposición gubernamental.
La LNM y el futuro de las empresas socialmente responsables
Nadia Aurora Calderás Padilla, María Gabriela López Valdéz y Mayra Alejandra Mendoza Moreno estuvieron enfocadas en los futuros de empresas socialmente responsables. Fue así como desarrollaron LNM o LámparaNoMágica: la materialización emocional para una relación laboral responsable.
El panorama que advirtieron en 2042 fue un mundo donde la revolución del género y la salud mental tomaron notoriedad.
“La identificación social se da a través de las emociones donde, si bien el trabajo es un medio para vivir y se pone por delante a la persona gracias al trabajo de los colectivos hacia una reconfiguración de lo material, con una producción y consumo responsables; sin embargo, se sigue trabajando en nuevos marcos legislativos globales que puedan convivir con los locales y que, a su vez, permitan que las condiciones sean más equitativas”, exponen en el proyecto.
Añaden que en los próximos 20 años en el futuro, el ser humano ahora debe convivir de forma más consciente con sus emociones: además de las grandes diferencias que hay entre países y políticas, que se buscan conciliar, también debe convivir con tecnologías de IA, algoritmos y reestructuras sociales pensadas desde lo femenino, para desenvolverse en su día a día.
Para focalizar la situación, Nadia, Gaby y May, visualizaron a Feliciano, de 46 años, y Josefina, de 27.
Ambos tienen niveles altos de estrés, por lo que atraviesan la última fase de un proyecto que les dará los puntos necesarios para tomar un descanso de 3 meses pagados.
Ella, identifican, no ha tomado los días de descanso femenino a los que tiene derecho. Él tiene un espacio de tiempo adicional gracias a las nuevas reformas realizadas por la Organización Internacional de Inclusiones, al ser papá soltero.
“En este contexto, visibilizar las emociones ha sido el primer paso para reconocer a los trabajadores como individuos únicos, cuyas particularidades deben sumar a la cadena laboral para que sea complementaria.
¿Cuál es el objeto que las tres mujeres le robaron a este futuro? Ya se dijo arriba que se trata de la Lámpara Mágica (LNM), así que es aquí donde se va a explicar.
Entre las tres explican que se trata de un dispositivo de origen mexicano “que ayuda a los individuos a reconocer al otro a través de lo que siente, y así, estrechar relaciones”.
Lo que hace es traducir y visibilizar las emociones a través del color, y que trabaja de la mano de un wearable inteligente que la alimenta de información única y garantiza su correcto funcionamiento.
LUCHA LIBRE SORORA PARA EL FUTURO DEL GÉNERO
Para el tercero de los casos que se abordaron durante el curso, María Luz Gabriela Antón García, Ricardo Barrera Cano y Nicolás Rubio Carretero trabajaron sobre los futuros de la identidad de género, enfocado en los derechos humanos de las mujeres.
“Comenzamos con la metodología de estrategia prospectiva de Voros. Y vimos los primeros insights. Que a partir de un sistema patriarcal que ha generado indignación, violencia y desigualdad, el feminismo surge como respuesta y lo vemos desde la revolución francesa hasta llegar a más actual cómo es la participación de las mujeres en el deporte” expuso Mariluz.
A partir del análisis de señales y del auge que ha tenido la inclusión, vislumbraron la creación del Consejo Mundial de Lucha Libre Sorora.
Ricardo detalló que dentro de 20 años en el futuro, el panorama que el equipo diseñó, la humanidad enfrenta un panorama complicado en cuanto al cambio climático. La temperatura de la Tierra aumentó 2.7 grados por encima de la media. El 33 por ciento de las especies se extinguió y Elon Musk se postula para ser presidente de Marte.
Nico habló de las expectativas personales de los habitantes de ese futuro en donde casi el 30 por ciento de la población se identifica como no binaria. Todas las personas pueden ser acreedoras al Número de Identificación Kármico (NIK), que ni es obligatorio ni jurídicamente vinculante.
“Este sistema incluye indicadores relacionados al comportamiento de la persona hacia el resto de la humanidad y del planeta”, dijo. “Puede ser determinante para acceder a eventos deportivos: mientras más alto o más positivo tienes ese número más opciones tienes para entrar en este caso a la lucha libre”.
Para este caso el equipo dio con Brayan, ex luchador, activista, de género fluido, y fue quien diseñó la idea de la lucha libre sorora, que apuesta por la diversidad y la inclusión como pilares.
Mariluz explicó que el ingreso depende del Índice Kármico Mínimo, basado particularmente en la empatía. Además las evaluaciones de los y las nuevas deportistas dejan de enfocarse en la competitividad y más en la cooperación. Otra de las modificaciones en comparación con el método actual, es que el ring es circular y no cuadrados, para incentivar la participación abierta de todes.
El objeto que le robaron al futuro es la Máscara Kármica, hecha de yeso que se adhiere a la piel. Son personalizables y exhiben el puntaje kármico de cada deportista. Una de las innovaciones que incrementa la vinculación con la audiencia, es que se llevarán a cabo votaciones de rendimiento, y los deportistas sentirán en tiempo real la emoción de quienes ven la función.
¿QUÉ OTROS FUTUROS NOS ESTÁN ESPERANDO?
¿Qué hacer con el pesimismo y la aparente falta de una esperanza?
En el libro “Dream: Re-imaging Progressive Politics in an Age of Fantasy”, Stephen Duncombe dice que los sueños son poderosos porque pueden inspirarnos a imaginar que las cosas pueden radicalmente diferente a como son ahora y después creer que podemos avanzar hacia ese mundo imaginario.
Estoy de acuerdo con él.
El mundo está cambiando todo el tiempo. Arroja señales, semillas de los caminos que pueden abrirse. El mundo es volátil, incierto, complejo y ambiguo como lo concibe la teoría prospectivista. De ahí que las habilidad creativas, pensamiento innovador y la lectura e interpretación de señales se vuelvan cada vez más necesarias.
Lo que toca ahora es seguir con preguntas: ¿cómo serán los futuros de la migración? ¿Cómo serán los futuros del lenguaje? ¿Cómo serán los futuros del periodismo? ¿Cómo serán los futuros de la movilidad? ¿Cómo los de la salud mental? ¿Cómo los de la educación?
Las preguntas se detienen donde se detiene el interés humano. Así que la lista puede seguir y seguir y seguir. En ese sentido la prospectiva puede ayudarnos a tomar mejores decisiones en el presente para llegar con mayor dignidad al futuro.