Torreón: Francisco Javier Saldívar, hazañas y desventuras en 36 años como policía (video)
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TORREÓN, COAH.- Francisco Javier Saldívar Espino, policía de Proximidad Social en la Dirección de Seguridad Pública Municipal; luego de ser condecorado por sus 36 años de servicio ininterrumpido, relata sus experiencias en una de las etapas más violentas de la historia moderna de Torreón, generada por la disputa de grupos criminales entre 2007 y 2013.
Desde joven, dice, llegó a formar parte de la corporación, porque veía a los elementos uniformados y quería ser como ellos y eso fue lo que lo motivó a pedir informes para ingresar a la policía.
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Cuenta que de inmediato lo mandaron a cuidar un banco, sin ningún tipo de capacitación, ni cursar la academia, porque en ese tiempo no había.
Así se la pasó, vigilando bancos y comercios, hasta que cumplió un año en Servicios Especiales, cuando vivió un asalto ya como patrullero. Fue el atraco a una tienda de ropa llamada Casa Garza, en Revolución y Cepeda, con oficiales caídos, hecho que le produjo algo de temor, ya que era muy joven y sin experiencia.
Comenta que eso lo hizo exigir a sus superiores algo de capacitación, sesiones de tiro al blanco, manejo de esposas y del tolete, lo que usaba la policía en ese entonces.
Todos los policías así ingresaban a la corporación, los mandaban a trabajar con armas y radio, sin ningún adiestramiento, pero como pensaba en su seguridad, temía que lo mataran en algún asalto.
Saldívar Espino, el elemento condecorado, vivió también los años de la pasada década, donde casi a diario los policías eran atacados por grupos de la delincuencia organizada.
En 2007 y años siguientes relata que había pocos elementos para hacer frente a tanto hecho violento que un día se presentaba y otro también y se trabajaba con mucho miedo porque estaban amenazados.
MANDOS SUPERIORES COLUDIDOS CON EL CRIMEN ORGANIZADO
Dice que las amenazas que recibió fueron importantes para él, era entender que la situación estaba difícil para abandonar la policía.
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Lo que era evidente en esos años, era que el director y los mandos superiores ya estaban del lado del grupo criminal que dominaba en esta región, que eran Los Zetas, y ya no protegían a los elementos.
En 2009, cuando solicitó su baja de la corporación, los jefes de policía se lo impidieron, “no te vas a ir, si te vas, van a ir por ti”, le dijeron, por eso siguió en ese trabajo y no lo dejaron abandonar el cuerpo policiaco.
Los comandantes, jefes de sector, los que estaban al frente de la tropa, tenían comunicación con el crimen organizado en esta ciudad y eran los que daban las órdenes.
“Aquí tienes que cooperar con esa gente, no vas a hacer lo que tú quieras, de lo contrario te van a matar”, era lo que sus jefes le decían cuando quería abandonar el cargo.
Comenta que ahí fue cuando me entró más miedo.
Los elementos que no querían colaborar con el grupo criminal, amenazaban a los policías, les ponían las armas en la cabeza y les decían que tenían que trabajar para ellos, pero después se veía que la guerra que sostenían era entre ellos mismos y hacían a un lado a los policías.
COMANDANTES VENDIDOS
Saldívar Espino recuerda cuando su esposa lloraba por lo que estaba viviendo, veía que se preocupaba mucho y ya no comía, no dormía, llegaba con mucho miedo, era como una enfermedad de nervios, temiendo que lo mataran o asesinaran a su familia.
Por la información que daban los comandantes, los integrantes del crimen organizado sabían el domicilio de cada uno de los uniformados, los comandantes estaban vendidos.
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En una ocasión que faltó dos días al trabajo, un grupo armado se presentó en su casa y lo llevaron a la comandancia, pero antes recibió amenazas de muerte y golpes.
“Tú ya no eres policía, formas parte de un grupo delictivo, todos ustedes ya no son policías”, les dijeron a los que quedaban.
Esa situación vivió por más de tres años, fueron momentos muy difíciles, llegó el momento en que corrió a su esposa e hijos de la casa, porque no quería que fueran objeto de un atentado.
Recuerda que su esposa nunca se fue, aunque lloraba, no sabía qué hacer, porque el grupo criminal lo tenía ubicado.
Sin embargo, ya la guerra era entre ellos, había descuartizados, baleados, colgados en los puentes, incluso, disparaban a las casetas, lanzaban granadas, traían de cabeza a la policía, en combinación con los jefes de ese entonces.
En 2010 fue cuando unos 700 policías hicieron un paro de labores y fueron dados de baja.
En la entrevista que concedió para VANGUARDIA, luego de haber recibido su reconocimiento por su trayectoria y años de servicio, refiere que no ha podido superar lo que vivió en esa época, vio caer a varios de sus compañeros y también civiles destazados, era un caos total de inseguridad.