Toros, tradición de años que podría borrarse de un plumazo

Deportes
/ 23 septiembre 2015

Historiadores argumentan que las corridas de toros son una costumbre que ha sobrevivido a los años y por lo mismo buscan el recocimiento de la UNESCO.

México, D.F..- La reforma a la Ley para la Celebración de Espectáculos Públicos que PRI, PVEM, con apoyo del PRD, pretenden echar adelante para prohibir las corridas de toros en el Distrito Federal marcaría el punto final a una tradición que en México se asentó desde la época de la Conquista y que poco a poco se fue arraigando en la cultura.

La historia de este espectáculo, que ha evolucionado a lo largo de los siglos, se remonta a 1535, cuando se realiza la primera corrida de toros en México. En ese entonces "trajeron todo tipo de ganado vacuno, lanar, porcino; Juan Gutiérrez Altamirano, que era primo hermano de Hernán Cortés, trajo aparte de caballos una selección de toros bravos, una raza navarra, y las primeras corridas que se celebran son de 1535, con el virrey Antonio de Mendoza y el propio Hernán Cortés. Se corrían los toros a caballo, se alanceaban los toros", dice en entrevista el matador, ahora retirado, Manolo Arruza, que fue presidente de la Asociación de Matadores y Novilleros, e hijo de Carlos Arruza, quien también fuera matador.

"La primeras corridas se hicieron en lo que hoy es el zócalo capitalino. Se rodeaba de tablas y ahí se hacían las corridas; era un espectáculo de gran importancia. Es una tradición mexicana que después se extiende a provincia, al grado que ahora tenemos corridas de toros en Yucatán, Jalisco, Querétaro. Se extiende sobre todo a donde hay población española y se generan grandes ganaderías con toros bravos", comenta Andrés Medina Hernández, investigador del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM.

Medina Hernández asegura que esta tradición, que se enraizó a lo largo de la vida colonial, en México adquirió una forma muy creativa, sobre todo a principios del siglo XX, cuando los toreros mexicanos comienzan a introducir nuevas formas de hacer las corridas.

Pero lo más importante, señala el autor de "Las corridas de toros en los pueblos mayas orientales. Una aproximación etnográfica", es la interpretación que los pueblos indígenas hacen de esta gran tradición española.

"Algunos de los pueblos indígenas recuperan mucho de esta tradición. En Yucatán, por ejemplo, las corridas de toros están inspiradas en la tradición hispana pero reinterpretadas al estilo maya y se ha hecho de una forma tan clara que hoy en los pueblos mayas los toros forman parte de la cosmovisión maya. Así como ésta, hay muchas variantes de la tauromaquia muy ricas en México", comenta el entonógrafo, quien lamenta que la etnografía mexicana ha descuidado la investigación sobre las tradiciones de tauromaquia y de juegos a caballo que llegan con la invasión y colonización hispanas; relacionadas con la "cultura de conquista".

Para Medina Hernández, la prohibición de esta tradición que forma parte de una tradición cultural, debería hacerse una revisión más profunda. "En Cataluña se dio por un rechazo a la identidad española, pero en la experiencia mexicana creo que más bien es una moda, no veofundamentos fuertes para prohibirla. No va más allá de responder a grupos ecologistas que están en defensa de los animales. Creo que es un error prohibir esta tradición solamente por propaganda política", dice.

De acuerdo con el historiador José Francisco Coello Ugalde, la idea de prohibir la corrida de toros no es reciente, sino que data de siglos atrás. "Ya en el siglo XVI, Isabel la Católica cuestionaba la actividad taurina. Pero lo que está sucediendo hoy es parte de esta visión que tiene que ver con los nuevos criterios y las nuevas formas de pensar".

El historiador de la tauromaquia en México y que además forma parte de un comité técnico que prepara una iniciativa para declarar la tauromaquia como patrimonio inmaterial y cultural de la humanidad ante la Unesco, señala que se trata de una actividad que forma parte de una costumbre muy arraigada en México. "Parece que los grupos ecologistas y los que están en defensa de los animales han olvidado que los pueblos se forman a partir de una serie de hábitos, de una cultura de usos y costumbres. No es justo que de un día para otro pretenden borrar de un plumazo estas formas de ser y de pensar de los pueblos, que tienen esta tradición muy bien arraigada, que ha tomado siglos de formación, que ha evolucionado y han adquirido nuevas formas de expresión".

"Hay todo un aspecto con raíces muy profundas y tenemos que sentarnos a la mesa y debatir todos aquellos que están en contra y los que estamos a favor de preservar y mantener un espectáculo que todavía tiene un profundo arraigo en la cultura de ocho países (España, Francia, Portugal, México, Perú, Venezuela, Colombia y Ecuador)", comenta Coello Ugalde, quien asegura que la tauromaquia cumple con los cinco puntos que la Unesco requiere para que una actividad sea declarada patrimonio inmaterial y cultural de la humanidad.

Además, señala, estos grupos se han olvidado de que es una tradición que ha creado una infraestructura y un mercado del que depende un importante número de personas. "Nadie está pensando de que se atenta contra la especie del toro del lidia. El toro es un animal que está en su hábitat natural y está preparado para que en el curso de los tres años, cuando es novillo sea destinado a la plaza de toros", dice.

Al respecto, Manolo Arruza, comenta que "los ganaderos de las casi 300 ganaderías que hay en nuestro país están administradas por ganaderos que arriesgan su dinero, cuidan y protegen esta especie que de no existir la corrida de toros no invertirían todo lo que destinan para que esta especie siga existiendo".

"El toreo es cultural. En la historia ha ido evolucionando. El toro bravo es una especie única en su género y la única función que en lo inmediato tiene es morir peleando en una plaza de toros. Está totalmente comprobado que en los países donde no se efectúan corridas de toros, esta especie se extingue, ni siquiera se ve en un zoológico", agrega el torero retirado.

Pasión, arte y cultura

Manolo Arruza lamenta que se prive del derecho de una libertad que tienen los aficionados a los toros con esta propuesta de derogar la tauromaquia en la ciudad. "Los aficionados -recalca- no disfrutamos con ver matar a un animal, sino que comprendemos que ese animal está hecho para eso y que la fiesta brava es una pasión, un arte, que es cultural". Asegura que es una gran mentira decir que a los toros se les encierra 24 horas sin luz antes de salir al ruedo, o que previo a la corrida son golpeados o inducidos a diarreas. "Obviamente se están basando en una total y absoluta falsedad, estamos rodeados de gentes que son ignorantes", dice.

"El toreo es un arte que tiene un grado dramático definitivamente, pero también una gran pasión. Y existe también la discusión de si es o no un arte. Los que amamos la fiesta de los toros y los que ejercemos esta profesión estamos convencidos de que los toreros no lastimamos a un toro bravo por el placer de hacerlo. Lo hacemos porque estamos creando una obra de arte que, efectivamente, tiene una parte dramática que está entre la vida y la muerte.

"En México, me pregunto qué va a pasar con las familias que viven gracias a la industria taurina, si de por sí hay gran desempleo en el país van a crear más. ¡Ojo con lo que están haciendo! Hay una privación de libertad, se le quita al aficionado, el derecho a asistir a un espectáculo que le agrada y conoce. Si aquí se va a copiar esta fórmula, están privando de una libertad. No va de acuerdo con las decisiones de un aficionado al que le gusta la fiesta, que no disfrutamos de ver matar a un animal, sino que comprendemos que ese animal esté hecho para eso", dice el ex torero.

El punto final a casi 100 años de toreo en Cataluña

A partir del próximo 1 de enero, las corridas de toros, tradición con cientos de años en España, que mueve casi dos mil millones de dólares anuales y que da trabajo a más de 200 mil personas, dejarán de celebrarse en Cataluña gracias a una iniciativa popular.

Hace unos meses el Parlamento catalán protagonizó una jornada histórica al aprobar por apenas 13 votos una ley que prohíbe las corridas de toros en dicha comunidad autónoma. Y hace unos días, la Monumental, la única plaza que permanecía activa en la comunidad catalana, cerraba su puertas. Los toreros José Tomás, Serafín Marín y Juan Mora hacían sus últimos paseíllos en la mítica plaza entre gritos y aplausos de un emocionado público. Afuera, detractores de la fiesta y miembros de organizaciones de defensa de los animales aplaudían su victoria. Era el punto y final a casi 100 años de toreo en Cataluña.

El 11 de noviembre de 2008 comenzó todo. El Parlamento catalán aceptaba a trámite una Iniciativa Legislativa Popular para prohibir las corridas en Cataluña. Tenían 120 días para conseguir un mínimo de 50 mil firmas. El 5 de julio, la plataforma Prou! (basta, en catalán) presentaba en la cámara un total de 180 mil. El empresario de la Monumental estaba a punto de cerrarla a causa del ruinoso negocio de los toros en una ciudad en la que interesaban a muy pocos ciudadanos. Como lo demuestra el que pese a tener un aforo de 20 mil localidades, el número de abonados no superaba los 400 por temporada.  Días después, el torero José Tomás, que hizo del coso barcelonés su talismán, anunciaba su vuelta a los ruedos y elegía la Monumental para su reaparición.

Y en apenas una hora agotaba las entradas y conseguía que la reventa llegara a los casi 4 mil dólares. Un milagro para el empresario que decidió no cerrar.

Sin embargo, meses después, la libertad de voto que dieron los dos grandes partidos: el gobernante Partido Socialista de Cataluña y los nacionalistas de Convergencia I Unión provocó que la balanza se inclinara a favor de la prohibición. Ganó el "sí" por 68 votos a favor, 55 en contra y 9 abstenciones. Para los partidarios la tauromaquia es una disciplina artística y un producto cultural que no debe desaparecer. Para los detractores es un espectáculo violento y cruel que atenta contra los derechos de los animales, en el que se tortura y que no puede ser considerado ni una manifestación cultural, artística ni deportiva.

Cataluña se convertía así en la segunda comunidad autónoma sin la fiesta nacional, tras las Islas Canarias en 1991. Pero todo parece indicar que no será la última. Asturias, Navarra, Euskadi, Galicia y las Islas Baleares ya han anunciado que seguirán sus pasos. El Partido Popular, igual que ha hecho en Cataluña donde ha presentado un recurso de inconstitucionalidad que deberá responder el Tribunal Supremo, ya ha anunciado que si intentan prohibirlas, les llevarán a los tribunales.

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