8M: La diversidad de la lucha feminista, ¿por qué no todas marchan el Día Internacional de la Mujer?

COMPARTIR
El informe de Ola Violeta, ‘Las Mujeres Que No Marchan’, expone otras luchas relacionadas con la maternidad, la precariedad laboral, la discapacidad y la violencia
Este 8 de marzo, millones de mujeres alrededor del mundo saldrán a las calles en el marco del Día Internacional de la Mujer, exigiendo igualdad de derechos, la erradicación de la violencia de género, el reconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos, justicia social y recordando la lucha feminista a lo largo de la historia. Sin embargo, detrás de las multitudinarias movilizaciones, existe otra realidad: la de las mujeres que no pueden marchar.
La posibilidad de asistir a una marcha, aunque parezca un acto accesible para muchas, es en realidad un privilegio que no todas las mujeres pueden ejercer. La organización Ola Violeta, a través de su reporte titulado Las Mujeres Que No Marchan, pone en evidencia las diversas formas de violencia y opresión que limitan la participación de muchas en el activismo feminista.
TE PUEDE INTERESAR: ¿Es tu primera marcha del 8M? Recomendaciones para unirte a la movilización feminista
Según el informe, escrito por María Elena Esparza Guevara, fundadora de Ola Violeta A.C., “Sobre el 8M hay otra historia por contar. Al lado de mujeres que marchamos en el mundo, son y están también multitudes de mujeres que caminan en distintos sentidos porque, por las barreras enfrentadas, les resulta imposible ser parte de manifestaciones”.
“La cuestión para las mujeres no es sólo una decisión individual ni es un dilema filosófico, sino que se da en un contexto de circunstancias materiales condicionadas por el género. Hay distintos tipos de mujeres que no gozan del privilegio de participar en el activismo feminista, en buena medida por nuestra misma condición de ser mujeres”.
¿POR QUÉ HAY MUJERES QUE NO MARCHAN EL 8M? BARRERAS SISTEMÁTICAS Y CONTEXTUALES
El Banco Mundial reveló en 2024 que las mujeres solo ejercen el 64% de los derechos que los hombres tienen al 100%. No existe un país donde las mujeres gocen de los mismos derechos legales que los hombres, lo que refleja las limitaciones estructurales que siguen vigentes.
Algunas de las barreras más significativas que impiden a las mujeres participar activamente en el 8M son:
- Condiciones laborales precarias: Muchas mujeres trabajan jornadas dobles o triples, tanto en empleos formales como en tareas de cuidado no remuneradas, lo que les impide disponer del tiempo necesario para acudir a una manifestación.
- Maternidad y crianza: En México, el 28.7% de los hogares están encabezados por mujeres, quienes perciben un 24% menos de ingresos en comparación con los hombres. La maternidad no solo afecta la educación y las oportunidades laborales, sino también la posibilidad de participar en actividades políticas y de protesta.
“Cuidadoras, madres, amas de casa, sostenedoras y cabezas del hogar o tantas otras, como decíamos, es indispensable el esfuerzo de visibilizar nombrando a quienes no gozamos del privilegio de marchar el 8M”
- Brecha de género en comunidades indígenas: Las mujeres indígenas dedican hasta 26.3 horas semanales al trabajo doméstico no remunerado, en comparación con las 18.8 horas de las mujeres no indígenas, lo que limita su tiempo para involucrarse en el activismo.
- Discapacidad y violencia: En México, hay más de 3.2 millones de mujeres con discapacidad, de las cuales el 71% ha sufrido violencia de género. Además, el 80% de los refugios para víctimas de violencia no cuentan con accesibilidad física adecuada para estas mujeres.
TE PUEDE INTERESAR: Aborto seguro y sin estigma, este es uno de los mayores reclamos de las mexicanas este 8 de marzo
LA MARCHA COMO UN ESPACIO DE LUCHA PERO TAMBIÉN DE PRIVILEGIO
El derecho a la manifestación está condicionado por factores socioeconómicos, laborales y culturales. “El activismo es un privilegio ajeno para muchas”, destaca Esparza Guevara en su informe. Según datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH, 2022), el ingreso trimestral promedio de los hombres en México es de 29,285 pesos, mientras que el de las mujeres es de 19,081 pesos, lo que representa una brecha económica significativa.
Además, la pobreza de tiempo también se erige como una barrera. Este tipo de pobreza ocurre cuando el trabajo, remunerado o no, consume tanto tiempo que limita o anula otras actividades como el ocio, el autocuidado y la participación en movilizaciones.
LUCHAS PARALELAS Y CONVERGENTES: EL MOVIMIENTO ESTÁ EN TODOS LADOS
El informe de Ola Violeta no solo se centra en la imposibilidad de algunas mujeres para marchar, sino también en las diversas formas en que estas resisten desde sus propios espacios. En palabras de Esparza Guevara: “Aunque la tarea del activismo cotidiano en nuestros propios territorios de acción sea ardua y muchas veces invisibilizada, tenemos el activo crucial para ganar la lucha: nosotras mismas”.
Las mujeres de zonas periféricas, de comunidades rurales, las cuidadoras, las trabajadoras del hogar y muchas otras encuentran formas de resistir y exigir sus derechos sin necesidad de marchar el 8M. Desde la organización comunitaria hasta la denuncia en espacios locales, su lucha es igualmente válida y necesaria.
“Muchos grupos han escogido como su tierra lugares distantes de las ciudades en que se dan las grandes manifestaciones políticas, sea en la Sierra de Guerrero, el Desierto de Chihuahua, la Selva Lacandona o tantos otros de la geografía nacional.”
La conmemoración del 8M va más allá de la marcha. Es una fecha para reconocer las diversas realidades de las mujeres, tanto de quienes pueden tomar las calles como de aquellas que no tienen esa posibilidad. Como destaca el informe de Ola Violeta, la lucha feminista no solo ocurre en las manifestaciones, sino también en el día a día de millones de mujeres que resisten desde sus propios espacios.