Destaca Ceci Patricia Flores, líder de Madres Buscadoras de Sonora, entre las 100 mujeres más influyentes del mundo
La búsqueda por sus hijos ya atravesó las fronteras, y Ceci no planea rendirse hasta dar con el paradero.
La pérdida de un hijo es un dolor que no se compara. Miles de madres de familia en México viven con el miedo de perder a uno, sin embargo, para Ceci Patricia Flores la experiencia llegó tres veces.
“Antes de desaparecer mis hijos yo me dedicaba a ser feliz”, dice. “Pero hace siete años, me cayó la desgracia y toda mi vida cambió”.
Este año, se cumplen 10 años desde que la BBC celebra su lista de las 100 Mujeres, donde destacan el trabajo de cada una para que se conozca su empeño a nivel internacional.
Así, entre mujeres como Priyanka Chopra Jonas, Billie Eilish, Ursula von der Leyen, Rita Moreno y un homenaje a las mujeres que protestan en Irán cortándose el pelo, Ceci Flores destacó como una de las mujeres activistas en Latinoamérica.
“Flores dice que su activismo está impulsado por el miedo a morir sin saber qué pasó con sus hijos, víctimas de desapariciones forzadas en México”, señala la BBC.
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Mientras, reiteran que este año, el país alcanzó un “hito sombrío” con hasta 100 mil personas registradas como desaparecidas. La Organización de las Naciones Unidas (ONU, por sus siglas en inglés), llamó este hecho “una tragedia de enormes proporciones”.
“Bajo el liderazgo de Flores, el colectivo Madres Buscadoras de Sonora ha ayudado a localizar a más de mil personas desaparecidas en fosas clandestinas”, sentencian.
“UNA MADRE MUERTA EN VIDA”
Luego de mudarse de Sinaloa a Bahía de Kino, en Sonora, Ceci Patricia Flores se dedicó a cuidar, ella sola, de seis hijos. “Me regalaron un terreno y allí fui poco a poco comprando madera y láminas para construir una casita. Muchas me las regalaban los vecinos y gente del barrio, que les daba lástima que yo tuviera tantos niños y no tuviera casa”, confesó.
Luego de contraer matrimonio una vez más y seguir trabajando para el cuidado de sus hijos, Ceci por fin vivía la vida que siempre había querido. Sin embargo, la pena llegó cuando en 2015, su hijo Alejandro fue desaparecido en Los Mochis, Sinaloa.
“Iba rumbo al trabajo junto a su jefe cuando se los llevaron. Él no le debía nada al cártel, mi hijo no se drogaba... Tenía 21 años”.
Han pasado siete años y aun no hay paradero de Alejandro.
Además, mientras superaba esta desaparición, en 2019 volvió a suceder con dos de sus hijos: Marco Antonio de 32 años y Jesús Adrián de 15 años. Ceci Flores reitera que ambos fueron interceptados por “el cártel” y gente armada.
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“En ese momento, me quería volver loca de dolor y no concebía que tuviera que revivirlo todo. No podría describir lo terrible de esa experiencia. Yo le imploraba a Dios, pensaba que era una pesadilla de la que quería despertar”.
Con la experiencia de su primera pérdida, llegó al monte con pico y pala, una vez más, caminando entre la decenas de cuerpos que ahí se encuentran. “Dejó una madre muerta en vida”, lamentó.
El miedo forzó a Ceci a levantar una amenaza contra uno de los líderes de dicho cártel, a quien confesó: “Si tú no me entregas a mis hijos, detrás de mi viene un cartel muy fuerte igual o peor que el tuyo, que van a matar a tu hija y toda tu familia para que sufras el infierno que sufro yo”.
Por lástima o miedo, según ella, le llamaron al siguiente día con un “regalo del Día de las Madres”. La citaron en una locación donde encontró a Jesús Adrián, el más joven de sus hijos. “Ahí me devolvieron un poquito de mí, de mi vida, porque yo estaba muerta completamente y ya no sabía lo que hacía”.
El menor le comentó a su madre que su hermano “también volvería con vida, pero que lo habían lastimado muchísimo”. Han pasado casi cuatro años y Marco Antonio tampoco ha vuelto a casa, pero Ceci asegura que seguirá levantando la voz por él.
EL MONTE
Buscar sin cansancio es una ardua tarea y Ceci no se ha rendido. Su esposo, no obstante, perdió las esperanzas en la búsqueda, pidiéndole a su mujer que dejara de buscar, que “estaba loca”. Así, le dio dos opciones a Ceci, pero ella tenía clara su respuesta.
“Jamás lo elegiría por encima de mi hijo, que no podía pedir que dejara de buscar a una parte de mi vida. Así que se fue y yo me quedé sola con todo esto. Perdí a mis hijos, perdí mi matrimonio, perdí mi estabilidad, mi casa... todo se me fue a la basura con la desaparición de mis dos hijos porque no me importó nada más que andar en el monte buscándolos”.
En medio de la desesperación, nació la esperanza que ahora acoge a diversas mujeres en México. Cuando le entregaron a su hijo Jesús Adrián, Ceci Flores nombró al colectivo “Madres Buscadoras de Sonora”, movimiento sin fines de lucro que ahora responde a todo México.
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“Al comenzar, seríamos apenas unas cinco o seis personas. En este momento somos más de 2 mil mamás, aunque sé que conmigo están miles más a la espera de que pueda ayudar a sus hijos con nuestras búsquedas”.
“Creo que nuestro trabajo sí ha servido, aunque a mis hijos no los encontramos”, señaló. Para Ceci Flores es una verdadero castigo de Dios, sin embargo, la esperanza que ha cimbrado en otras familias la anima a seguir adelante con el colectivo.
“¿A dónde van a quedar esos miles de madres que confían plenamente en mi? Si voy a acabar dejando a miles de madres huérfanas y solas, pues mejor que no me entreguen a mis hijos para seguir ayudándolas”.
LAS AUTORIDADES
Como en muchísimos casos que abundan en México, la justicia es incierta y difícil de alcanzar. Tan sólo 7 de cada 100 casos de homicidio han sido esclarecidos entre 2016 y 2021, es decir, el delito de impunidad que se acumulo en ese tiempo fue de 92.8 por ciento.
“Estamos en un momento crítico donde deberíamos revisar que la estrategia, no solo de este sexenio, sino de toda una década, no ha funcionado”, dijo Juan Antonio Le Clercq, coordinador del Centro de Estudios sobre Impunidad y Justicia (CESIJ) de la Universidad de las Américas de Puebla.
Por otro lado, en cuatro años, México ya alcanzó la cifra de 37 mil desapariciones de personas, mientras que en los primeros cuatro años de Enrique Peña Nieto fueron 15 mil.
“Este sexenio ya rompió el récord de desaparecidos de gobiernos anteriores porque no se ha querido mirar el fondo del por qué suceden las desapariciones”, advirtió Michael Chamberlin, de la organización civil Instituto Mexicano de Derechos Humanos y Democracia.
Estos casos eran ajenos a Ceci Flores, quien asegura no haberles prestado atención a las madres rastreadoras de México, al menos no en el pasado. Sin embargo, la vida y la falta de atención del gobierno, cuando llegó la desaparición de sus hijos, la convirtió en una de tantas madres buscadoras.
“Nunca pensé todo lo que iba a pasar, lo hice sin saber todo lo que esto iba a afectar a mi vida. Pero sigo luchando, tengo que seguir buscándolos”.
Enseguida, sus hijos también siguieron sus pasos, convirtiéndose en activistas que luchan por las causas sociales, también con la fe de encontrar a sus hermanos. Pero esta es una lucha entre madres, padres, hermanos, familia y amigos, porque ellos han acudido a la organización de Ceci Flores, en lugar de correr hacia las autoridades de México.
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“El mayor obstáculo que enfrentamos en nuestra labor es la inactividad, la pasividad y la burocracia por parte de las autoridades en la búsqueda de desaparecidos. En este tiempo me he sentido sola por su falta de apoyo. Muchísima gente nos contacta cada día en busca de ayuda para localizar a sus desaparecidos. Incluso las autoridades, que deberían guiarnos a nosotros, nos han pedido información en algunas ocasiones”.
Ceci Flores asegura que, “si existiera de verdad la seguridad que va pregonando por ahí el gobierno, ¿tú crees que iba a haber tantos desaparecidos?”.
Y, aunque algunas de sus compañeras han sido víctimas de la delincuencia organizada, y la misma Ceci haya recibido amenazas constantes de muerte, su miedo más grande sigue siendo el mismo: no volver a ver a sus hijos.
“La verdad es que no entendemos el motivo de esas amenazas, por qué les incomodamos tanto si nosotras no hacemos nada. Ni buscamos culpables ni justicia, porque la justicia no existe. Lo que queremos es poder encontrar a nuestros hijos y que puedan descansar en un lugar digno”, concluye.
Con información de El Universal y BBC.
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