‘Fue una molestia’: Muerte del papa Francisco es un alivio para la 4T, afirma Riva Palacio

Políticamente el deceso del sumo pontífice, dice el periodista, conviene el régimen, pues Francisco fue un duro crítico de las políticas populistas y su visión incomodó a AMLO
CDMX.- El deceso del papa Francisco representa, de acuerdo con Raymundo Riva Palacio, un alivio para el régimen de la llamada 4T, a cuyo gobierno incomodó con sus críticas y su visión liberal y progresista.
El periodista incluso afirma que el fallecimiento del sumo pontífice convino políticamente al régimen, pues la relación entre la Iglesia Católica y el gobierno que encabezó Andrés Manuel López Obrador estuvo marcada por los desencuentros.
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“Francisco, un jesuita con un interés personal en el tema de la inseguridad y la democracia, fue una molestia para el régimen, que se tradujo en tensiones permanentes con el Episcopado Mexicano”, recuerda el editorialista hoy en su columna “Estrictamente Personal”.
Francisco, quien ayer falleció a los 88 años, fue especialmente un crítico de los gobiernos populista que, a su juicio, promueve políticas clientelares y polarizantes.
El editorialista recuerda que el año pasado, el Papa “afirmó que ‘la democracia no goza de buena salud en el mundo actual’, y calificó como ‘la escoria de la ideología’ a las políticas populistas”, además, “descalificó las políticas sociales clientelares, enemigas de la democracia, que deshumanizaban y hacían inútil a la gente”.
Si bien Francisco no mencionó a México en muchas de sus declaraciones, para Riva Palacio esos mensajes apuntaban al proyecto político de la 4T, pues “sin hablar directamente de López Obrador, le había hecho un traje a la medida”.
AL PAPÁ LE PREOCUPABA MÉXICO
En México, la preocupación del santo Padre se centró en el retroceso democrático, pero también el tema de la seguridad.
“Francisco estuvo siempre muy pendiente del tema de la inseguridad y, de manera regular, iba una comisión de obispos a Roma para informarle el estado de cosas. Las noticias siempre eran malas”, expone Riva Palacio en su columna.
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Desde el principio, relata el periodista, la relación entre López Obrador y la Iglesia Católica fue tensa, pues el tabasqueño “mostró poco interés en tener buenas relaciones con la Iglesia Católica”.
Además, las críticas del Papa no pasaron desapercibidas por el régimen de AMLO, y aunque el entonces presidente evitó confrontarse con el Pontífice, sí lo hizo con el Episcopado Mexicano.
Previo a las elecciones y ante la sospecha de que López Obrador caminaba hacia la autocracia y que “sería igual con Sheinbaum”, las principales diócesis del país formaron un grupo de trabajo que enviaban “semanalmente un documento a los 92 mil sacerdotes en México con líneas generales para ser incluidas en sus homilías, como parte de una política marcada desde El Vaticano”.
Si bien no se trató de un llamado directo a votar en contra de Sheinbaum, sí de una advertencia sobre los riesgos que representaban ciertos modelos de gobierno; el llamado era a “concientizar a los católicos para que pensaran en otras opciones”, dice al respecto el periodista.
Sin embargo, Riva Palacio recuerda que la ruptura entre los jesuitas −compañía de la que formaba parte Francisco− y Obrador ocurrió en el 2022, tras el asesinato de dos sacerdotes en la Sierra Tarahumara a manos del crimen organizado. El Presidente reaccionó a las críticas por la inseguridad de su gobierno, acusando a algunos religiosos de haber guardado silencio ante la violencia en sexenios anteriores.
Uno de los episodios más tensos “fueron las críticas del régimen al papel de los jesuitas, que buscaban el esclarecimiento del crimen contra los normalistas de Ayotzinapa”.
El mandatario incluso acusó en el 2023 a “Mario Patrón, el respetado abogado y exdirector del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, de abogar por los 43 jóvenes al tiempo que defendía los derechos humanos de quienes los desaparecieron, lo que fue desmentido por los jesuitas”.
Y aunque Sheinbaum no se ha confrontado como presidenta con la Iglesia, para Riva Palacio la mandataria mantiene una relación distante con esta organización.
“Sheinbaum, de origen judío, no tiene esa predilección, ni interés real en una buena relación con El Vaticano, una religión que profesa el 77 por ciento de la población. No lo necesita. Para eso están los programas sociales, donde el materialismo inmediato opaca la fe”, expone.
Hoy el deceso del Papa da un descanso al régimen en México, pero también a otros gobiernos autócratas, pues aún falta saber si su sucesor continuará la línea crítica y progresista de Francisco o si será alguien más conservador.